Hicieron falta doce penaltis para saber quien entre Juventus y Nápoles pasaba a las semifinales de la Coppa, porque noventa minutos reglamentarios y otros treinta suplementarios no fueron suficientes. Falló para el equipo partenopeo Gargano, uno de los mejores de la noche, tirando su penalti a las nubes de Turín cuando su equipo lo tenía todo de cara después de que la Juve fallase dos lanzamientos con Nedved primero y Sissoko después. Hubiese sido fatal para la Juve verse fuera de la competición después de las dos derrotas consecutivas en la Serie A. Así, con la victoria, le da un empujón a la crisis y aleja los fantasmas de un segundo polémico ridículo en esta temporada. El equipo de Ranieri sigue vive en las tres competiciones, aunque el partido de ayer no sirve para quitarse el mal sabor de boca que nos dejaron los dos anteriores contra Udinese y Cagliari. Por otra parte, parece que se ha invertido la tendencia y que ha vuelto a salir a la cancha el carácter del grupo, de los jóvenes y de los veteranos, gracias, seguro al buen trabajo de Ranieri. Una garantía para la Juventus, que siempre sabe qué hacer en el momento adecuado, así como Reja sabe seguro qué le ha faltado a su equipo para llevarse una victoria que estaba más a mano que nunca.
En un primer tiempo igual a nada, dos cosas nos hicieron salir un poco del sopor en que ambos equipos nos habían metido: la lesión de De Ceglie a los 20 minutos después de chocar con Gargano y el cambio táctico sobre la marcha de Ranieri, que, para paliar la inferioridad numérica en el centro del campo con el Nápoles, que jugó con su habitual 3-5-2 (aunque más defensivo que nunca), le dio un aire distinto al equipo al pasar a una defensa de tres cuando el equipo atacaba (Grygera, Mellberg y Legrottaglie), adelantando la posición de Molinaro al centro, exigiendo más trabajo a Marchionni y con Giovinco por detrás de los delanteros (aunque las exigencias del rival le hicieron intervenir principalmente por la banda). Nada más destacable. Absolutamente nada en un partido nefasto en su primera mitad por parte de ambos equipos. Ni siquiera apareció la calidad de los genios, de los más esperados, como si se hubiesen contagiado del mal momento que atraviesan sus respectivos equipos. No tuvimos espectáculo, ni goles, ni ocasiones, no vimos a los porteros. No tuvimos nada más que el tedio que acompañaba a cada uno que estuviese viendo el partido.
En el fando pasó lo que podíamos esperar, que este partido no nos dejase nada para el recuerdo. Para buscarle un mínimo sentido a lo que no lo tiene, para intentar despertar los estímulos, tanto Ranieri como Reja hicieron una mínima rotación, pero sin revoluciones. Suponemos, intentando sacar algo más de quien juega menos. Poulsen, Giovinco y Iaquinta fueron las apuestas novedosas de Ranieri, pero, sin embargo, sólo Sebas cumplió con el mínimo aceptable. Pagó el gran físico de los rivales (el Nápoles prácticamente jugaba con cinco defensas), pero también el desconcierto táctico: ayer empezó de Nedved y terminó en la posición en la que, parece, Ranieri no quiere a Diego. El Nápoles, por su parte, salió a reparar daños desde el principio con defensas en la posición de carrilero (Montervino, que hizo un penalti clamoroso que no pitó el árbitro, y Aronica) y buscando siempre la pelota peinada de Zalayeta a Lavezzi, en eterno fuera de juego. Las pérdidas de tiempo desde el primer minuto evidenciaron su plan: esperar hasta el final. Aunque una incursión del Pocho a los dos de la reanudación que paró Legrottaglie, reactivó el partido.
Al cuarto de hora del segundo tiempo, Trezeguet sutituyó a Iaquinta en un intento casi desesperado de Ranieri de crear algo vagamente peligroso cerca del marco de Navarro, espectador de lujo de lo que pasaba delante de él, aunque siempre a una debida distancia. El delantero francés, que debe ser el mejor fichaje de invierno de la Juventus, puso todo de su parte para integrarse rápidamente en sistema de juego y estuvo a punto de marcar en el 32', pero finalmente Contini despejó el balón a centímetros de la portería. También salió Nedved sustituyendo a Giovinco, en una llamada desesperada a la vieja guardia para resolver el partido. Sin embargo, como está siendo habitual últimamente, a la Juve se le acabaron las energías a un cuarto de hora del final y el Nápoles puso y dispuso para ganar el partido con tres oportunidades consecutivas: disparo de Gargano abortado por Mellberg, disparo de Zalayeta que se pegó en el lateral de la red y el centro raso de Hamsik que ni Bogliacino ni Zalayeta acertaron a rematar. La Juve no tuvo ninguna capacidad de respuesta, aunque, podemos decir que por casualidad, Trezeguet resucitó a la Juventus más Juventus que nunca al marcar un gol en el último minuto del añadido (94') que anuló el árbitro injustamente y que le hubiese dado a la Juve el pase sin la necesidad de alargar más las cosas.
Así llegamos a la prórroga, un suplicio y un sufrimiento continuo (aunque esta vez por los fallos arriba). Trezeguet tuvo otro gol, pero los reflejos del portero Navarro lo desbarataron. No los tuvo, sin embargo, el árbitro Ayroldi al anular la enésima obra de arte para rescatar al equipo de Del Piero, por un rebote del balón en el codo del capitán cuando este estaba de espaldas. EStaba escrito: este partido se tenía que alargar al máximo. Así fue también en los penaltis. No bastó la habitual tanda de diez lanzamientos. Tiraron muy mal y fallaron Nedved (increiblemente), Sissoko (más normal), Lavezzi y Contini. En la muerte subita marcó Legrottaglie y Gargano la mandó a las nubes.
En un primer tiempo igual a nada, dos cosas nos hicieron salir un poco del sopor en que ambos equipos nos habían metido: la lesión de De Ceglie a los 20 minutos después de chocar con Gargano y el cambio táctico sobre la marcha de Ranieri, que, para paliar la inferioridad numérica en el centro del campo con el Nápoles, que jugó con su habitual 3-5-2 (aunque más defensivo que nunca), le dio un aire distinto al equipo al pasar a una defensa de tres cuando el equipo atacaba (Grygera, Mellberg y Legrottaglie), adelantando la posición de Molinaro al centro, exigiendo más trabajo a Marchionni y con Giovinco por detrás de los delanteros (aunque las exigencias del rival le hicieron intervenir principalmente por la banda). Nada más destacable. Absolutamente nada en un partido nefasto en su primera mitad por parte de ambos equipos. Ni siquiera apareció la calidad de los genios, de los más esperados, como si se hubiesen contagiado del mal momento que atraviesan sus respectivos equipos. No tuvimos espectáculo, ni goles, ni ocasiones, no vimos a los porteros. No tuvimos nada más que el tedio que acompañaba a cada uno que estuviese viendo el partido.
En el fando pasó lo que podíamos esperar, que este partido no nos dejase nada para el recuerdo. Para buscarle un mínimo sentido a lo que no lo tiene, para intentar despertar los estímulos, tanto Ranieri como Reja hicieron una mínima rotación, pero sin revoluciones. Suponemos, intentando sacar algo más de quien juega menos. Poulsen, Giovinco y Iaquinta fueron las apuestas novedosas de Ranieri, pero, sin embargo, sólo Sebas cumplió con el mínimo aceptable. Pagó el gran físico de los rivales (el Nápoles prácticamente jugaba con cinco defensas), pero también el desconcierto táctico: ayer empezó de Nedved y terminó en la posición en la que, parece, Ranieri no quiere a Diego. El Nápoles, por su parte, salió a reparar daños desde el principio con defensas en la posición de carrilero (Montervino, que hizo un penalti clamoroso que no pitó el árbitro, y Aronica) y buscando siempre la pelota peinada de Zalayeta a Lavezzi, en eterno fuera de juego. Las pérdidas de tiempo desde el primer minuto evidenciaron su plan: esperar hasta el final. Aunque una incursión del Pocho a los dos de la reanudación que paró Legrottaglie, reactivó el partido.
Al cuarto de hora del segundo tiempo, Trezeguet sutituyó a Iaquinta en un intento casi desesperado de Ranieri de crear algo vagamente peligroso cerca del marco de Navarro, espectador de lujo de lo que pasaba delante de él, aunque siempre a una debida distancia. El delantero francés, que debe ser el mejor fichaje de invierno de la Juventus, puso todo de su parte para integrarse rápidamente en sistema de juego y estuvo a punto de marcar en el 32', pero finalmente Contini despejó el balón a centímetros de la portería. También salió Nedved sustituyendo a Giovinco, en una llamada desesperada a la vieja guardia para resolver el partido. Sin embargo, como está siendo habitual últimamente, a la Juve se le acabaron las energías a un cuarto de hora del final y el Nápoles puso y dispuso para ganar el partido con tres oportunidades consecutivas: disparo de Gargano abortado por Mellberg, disparo de Zalayeta que se pegó en el lateral de la red y el centro raso de Hamsik que ni Bogliacino ni Zalayeta acertaron a rematar. La Juve no tuvo ninguna capacidad de respuesta, aunque, podemos decir que por casualidad, Trezeguet resucitó a la Juventus más Juventus que nunca al marcar un gol en el último minuto del añadido (94') que anuló el árbitro injustamente y que le hubiese dado a la Juve el pase sin la necesidad de alargar más las cosas.
Así llegamos a la prórroga, un suplicio y un sufrimiento continuo (aunque esta vez por los fallos arriba). Trezeguet tuvo otro gol, pero los reflejos del portero Navarro lo desbarataron. No los tuvo, sin embargo, el árbitro Ayroldi al anular la enésima obra de arte para rescatar al equipo de Del Piero, por un rebote del balón en el codo del capitán cuando este estaba de espaldas. EStaba escrito: este partido se tenía que alargar al máximo. Así fue también en los penaltis. No bastó la habitual tanda de diez lanzamientos. Tiraron muy mal y fallaron Nedved (increiblemente), Sissoko (más normal), Lavezzi y Contini. En la muerte subita marcó Legrottaglie y Gargano la mandó a las nubes.




2 comentarios:
Un pasito más hacia la conquista de un título que, aunque venido a menos como nuestra Copa, no deja de ser un título. Y, como tú dices, seguís vivos en todas las competiciones. Ahora llega lo bueno y se verá a la verdadera Juve.
Un abrazo, crack.
P.D. He publicado la charla que mantuvimos sobre la Real Sociedad.
Bueno, esta edición es un tanto diferente porque, para empezar, la gran mayoría la ha encarado con sus titulares...
Saludos, Dante dmateojfc@yahoo.com
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