domingo, 8 de febrero de 2009

"Fútbol es fútbol"; Juve es Juve


Victorias como la de ayer en Catania, en inferioridad numérica más de ochenta minutos, con un gol al final del descuento, con los pulmones vacios por la fatiga del partido y la acumulada de la prórroga del miércoles, pero con el corazón enchido de orgullo, valen mucho más de tres puntos. Valen (casi) una temporada, ya que las opciones de la Juve podrían haber terminado inexorablemente en Catania, en medio de la ventisca y con negro nubarrones en el horizonte, y, sin embargo ahora están más reforzadas si cabe. Inicialmente porque vuelve a la segunda plaza de la Serie A, adelanta nuevamente al Milan y después, porque ha mostrado su gran fuerza psicológica con dos victorias muy sufridas que opacan las derrotas consecutivas contra Udinese y Cagliari. Fue la representación real de las palabras que dijo Blanc entresemana: "en la Juventus se puede tambalear, pero no se rendirse". Nunca. El que forma parte de la Juve tiene un ADN distinto con respecto al resto de comunes mortales: cuando le dan por muerto, revive sorprendentemente para matar al rival. En realidad no es más que una exageración, el ADN es normal, pero lo que es cierto, seguro, palpable y demostrable es que la Juve tiene algo distinto.

Aunque dicho esto, ayer no vimos un fútbol agradable, nada espectacular, también porque en inferioridad numérica es casi imposible hacerlo, pero sí la resistencia, la capacidad de sufrir que siempre muestra la Juve, además de la inspiración para marcar al final. Si Iaquinta no se hubiese autoexpulsado con una estupidez colosal instantes después de lograr el 0-1, el partido hubiese sido completamente distinto, un descenso de montaña. Nada más lejos de la realidad, se transformó en un puerto de primera categoría. La estupidez de Vincenzo consistió en dos amarillas consecutivas, una por exceso de furia y torpeza en la celebración del gol (se quitó sin querer la camiseta anterior que le hubiese evitado ver la primera amarilla) y la segunda por una durísima entrada sobre Potenza instantes después: así Morganti aplicó con rigor el reglamento y le mostró dos amarillas en 12 minutos. Legales, sí, pero igualmente polémicas. Por otra parte, Iaquinta pasará por caja esta semana para pagar su error. Económicamente la directiva no perdonará. Deportivamente, será difícil que Ranieri lo haga, vista la competencia y la poca serenidad que ha mostrado Vincenzo, incapaz de sobrellevar la presión que implica estar en la Juve. Y para cerrar con los temas arbitrales (ojalá que definitivamente), hay que decir que Morganti ignoró un penalti perfectamente señalable a favor del Catania por mano de Marchionni (la pelota le llegó a él involuntariamente, pero después hizo el gesto con el brazo). Nada especialmente grave, pero lo suficiente para alimentar los comentarios de otros entrenadores que ya sí ven los partidos de la Juve.

Paradojicamente, las mejores armas de la Juve se vieron tras la expulsión de Iaquinta, porque todos tuvieron clara la misión: cerrar espacios y alejar el balón todo lo posible del área de Buffon. Todos lucharon por el mismo objetivo, todos se sacrificaron por igual, y si no que se lo pregunten a Amauri. Aunque, sobre todos los demás, hay que destacar a Sissoko, que estuvo literalmente bestial, haciendo las funciones de Del Piero, siempre dentro de sus características, subiendo con el balón y bajando a recuperarlos. También estuvo bien Tiago, aunque su labor de controlar el tiempo se hubiese visto mejor con once jugadores y con algún tiempo que controlar; y, cómo no, otra vez Amauri, genial sacándose él solo las castañas del fuego, luchando y ganando cada balón que le llegaba por muy en malas condiciones que fuese y ayudante de Poulsen en el gol del final. Como contrapunto está Ranieri. El resultado es casi anecdótico. Él no consideró la diferencia que existía entre tres puntos y uno y sí vio un gran escalón entre ganar uno o ninguno. Matemáticamente equivocado y también tácticamente. Ganar era obligado y conseguirlo ayer fue una pura casualidad. Con la entrada de Del Piero en el campo, la Juve no sólo hubiese tenido más oportunidades reales de crear peligro, sino que se lo hubiese ahorrado ante el temor que presumiblemente exhibiría el Catania. Sin embargo, Ranieri se decidió por Poulsen, por ceder más balón y conceder más oportunidades, aunque le salió el genio de la lámpara y le regaló el partido con gol del danés.

No es el momento de las críticas, menos cuando el trabajo que el técnico romano ha desempeñado durante la temporada ha sido más que bueno. Pero ojo, no es la primera vez que Ranieri no sabe o bien llevar la presión, o bien salir al atajo de un problema concreto. Debe saber donde está y que cada decisión que tome es la más importante de su vida. Por otra parte, hay que felicitarle, ya que los dos goles de la Juve llegaron a balón parado: la falta botada de Camoranesi que remata Iaquinta ayudándose en Stovini y el corner de Nedved que toca en Amauri y después de un error garrafal de Terlizzi remata Poulsen. Por su parte, El Catania dispuso de muchas ocasiones, pero no pudo materializarlas. El gol del empate de Morimoto, ayudado por el mal despeje de Grygera con Mascara y la mala colocación de Buffon, fue, de entre todas las ocasiones, la más absurda. Después Buffon salvó otros cuatro goles (impresionante paradón a un disparo de Martínez) que desesperaron al Catania. Aún no es el Buffon de siempre, se le ven algunos errores en el juego, pero poco a poco va cogiendo confianza con los palos de la portería, la hierba del campo y sus compañeros de la defensa. Un poco de paciencia se le puede conceder. Porque aún no estándo al 100%, nos permitió ganar. Y estar a siete puntos del Inter es mejor que estar a nueve o a diez, Ranieri.

2 comentarios:

hola,
gran resumen del partido.
Iaquinta la lió, un jugador no puede comenter este tipo de errores habiendo tantas cosas en juego. Dejar el equipo 80 minutos con 10 es pena capital.
Pero la Juve es como la selección italiana como peor juega y peor lo esta pasando, no sabes como pero llegan y te la meten. Saben sufrir y cuesta mucho hacerles arrodillar cuando está heridos.
Tiago no pudo destacar debido a que no es lo mismo jugar con 10 que con 11.
Amauri luchó sólo y creo la jugada del corner en la que marcó Poulsen.
El danés que ha estado tan cuestionado ha dado 3 puntos muy importantes.
Ranieri parece que se estanque y no sepa leer los partidos complicados.
saludos des de Fútbol Mundial

Me dio mucho gusto, risa, y tristeza ganar de esta forma, en ultimatum, por un jugador suplente, por un error. Pero así es el futbol y lo que más se necesita ahora son triunfos (y rituales vuduu en contra de Interistas y Milanistas)

Forza Juve!! (e Poulsen!)

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