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domingo, 30 de noviembre de 2008

Avalancha en la nieve


La verdad que no era el partido contra la Reggina el que iba a dar o no la razón a Ranieri sobre sus declaraciones del Scudetto; si bien permite sacar algunas conclusiones bastante positivas y que tendrán que ser refrendadas en dos semanas contra el Milan. Por ejemplo, la Juve de 'fichajes desilusionantes' y plagada de lesionados está rebosante de salud, aunque los partidos se jueguen cada tres o cuatro días, la Juve siempre es la Juve. El 4-0 final, una repetición del resultado del año pasado, es el lógico resultado de los noventa minutos jugados por una Juve sabedora de su tremenda superioridad física, táctica y técnica sobre el rival. Fue una prueba de fuerza que resultó más fácil debido a la debilidad de la banda de Nevio Orlandi. Pero tampoco hay que minimizar la importancia de esta victoria, porque el poker de la Juve contra los calabreses es la octava victoria en diez partidos. La derrota contra el Inter no nos permitió convertir el camino que la Juve inició contra el Real Madrid en una marcha triunfal, pero poco le falta. Para muchos la Juve aún no estará en condiciones de luchar por el Scudetto, pero los números de este equipo, al que le falta gente como Poulsen, Trezeguet o Buffon, están ahí, y en los últimos partidos no hay equipo que los iguale.

Con el derechazo de Camoranesi a la red de Campagnolo, y estábamos en el 28', el partido ya estaba finiquitado. Se habían mostrado muy blanditos y demasiado repetitivos con sus pases en corto sobre un terreno primero resbaladizo y después pesado con la nevada; evidentemente, demasiado poco como para pensar en una hipotética remontada. Tuvo un esbozo de reacción la Reggina cuando cinco minutos después del gol de la Juve, Valdés estrellaba contra el palo un libre directo de Cozza, pero esa acción aislada no cambió para nada las connotaciones de un partido que la Juve controló absolutamente y que acabó con intentos de gol de todos los jugadores del equipo a excepción de Manninger. Empezó Camoranesi (que tuvo que ser sustituido en el descanso por problemas en la clavícula y no volverá hasta 2009), pero en el primer tiempo Nedved vio como Campagnolo le desviaba un disparo bien colocado; Del Piero también tuvo un par de buenas ocasiones con disparos potentes; hasta que al final, Amauri consiguió el 2-0 en el 44', aprovechándose de la ingenuidad de Valdez, que intentó controlar la pelota en su propia área. Una variedad de soluciones que da una muestra más del continuo crecimiento de este equipo y que, al fin y al cabo, fue determinante en las dimensiones del resultado, porque la supuesta igualdad en el centro del campo desaparecía cada vez que el balón se acercaba a las respectivas porterías. Orlandi apostó por el armamento ligero, con Cozza y Brienza en el césped y Corradi en el banquillo, no obstante sus dos goles que el pasado fin de semana le confirmaron como lo único a lo que puede recurrir este equipo en su lucha por la salvación. El resultado de dicha apuesta fue evidente, porque a parte de Valdez, que además es defensa, los atacantes de la Reggina no crearon ni el más mínimo peligro. Mientras que la Juve dio sensación de constante peligro cada vez que rondaba por las inmediaciones de Campagnolo.

En la reanudación llegó el tiempo de rectificar: Orlandi sacó a Corradi a los cuatro minutos y Ranieri hizo lo propio con Giovinco veinte minutos después, por Marchisio. Pero mientras, la Juve había doblado la ventaja con un buen gol de Chiellini, que se adelantó a toda la defensa para rematar una falta botada por Marchionni. Aunque también la Reggina vio como le anulaban un gol de manera inexplicable después de que Brienza sorprendiese con una falta sacada demasiado rápido a entender del colegiado. A los tres minutos de la salida de Giovinco, que ayer disfrutó de más minutos de los habituales, ya dio muestras de su clase e importancia al irse en velocidad de Cirillo y provocar el penalti. Chutado por Del Piero y 250º gol del capitán. A estas alturas y con la nieve como complice, el partido parecía haberse convertido en un feo anuncio navideño. Aunque la Juve esperará a que le den sus regalos a finales de primavera.

viernes, 28 de noviembre de 2008

Plan de rescate


La Juve perdió en San Siro ¿y? Como vimos en Rusia, la Juve no se rinde y ya tiene al Inter en el punto de mira. El empate contra el Zenit y el más que probable primer puesto (bastará un punto contra el BATE) de uno de los grupos más complicados de la Champions le ha dado a la Juve un empujón hacia el éxito, hacia la creencia en este equipo: ha redimensionado a la Juve a nivel continental (también mental), lejos de dañarle físicamente en esta carrera de fondo que son las competiciones ligueras.

La Juve, calendario en mano, puede hacer sus cábales pensando en el futuro más inmediato: en los dos próximos partidos, la Juve se tendrá que enfrentar con la Reggina en casa y el Lecce fuera; rivales que ocupan los últimos puestos de la clasificación y que no tendrían que suponer una gran preocupación. El objetivo, obviamente, es conseguir los seis puntos y esperar que los hombres de Mourinho se dejen alguno por el camino. El domingo por la noche se enfrentará en casa contra el Nápoles, que. no obstante su mal resultado en el último partido contra el Cagliari, le pondrá las cosas díficiles con total seguridad. Y seis días después, exactamente el seis de diciembre, los neroazzurri tendrán que girar visita a la Lazio en el Olimpico de Roma. En definitiva, dos partidos bastante complicados. Las esperanzas juventinas están en recuperar al menos dos puntos y de quedarse a 'sólo' cuatro de la cabeza.

Después de estos dos partidos, presuntamente fáciles, la Juve tendrá la posibilidad de saldar alguna cuenta pendiente (si es que queda alguna después de que la pasada campaña obtuviesemos cuatro puntos contra ellos) con el Milan. Será en casa, ante el público del Olimpico en una ocasión perfecta para adelantarles en la tabla y atacar de cerca, muy de cerca, a Mourinho. Son, estos tres, partidos en los que la Juve se juega gran parte de las posibilades de refuerzas las esperanzas del Scudetto. El equipo pasa por un buen momento y está cerca de recuperar grandes jugadores como Poulsen y Zanetti, además de Buffon y Trezeguet que llegarán con el año nuevo. Y eso no es moco de pavo.

En la última jornada de la primera vuelta, la Juve jugará en Bergamo contra la Atalanta, un partido difícil, ma non troppo. Todo dependerá del momento en el que lleguen ambos equipos a ese partido. Lo máximo aquí sería sacar cuatro victorias en estos partidos: Milan a parte (pero en Turín), los otros tres partidos parecen muy al alcance de Del Piero & Cía. Aunque también hay que tener claro que en la Serie A no hay partido fácil, pero estos, sinceramente, parecen más fáciles que el resto. Basta mirar la clasificación para darse cuenta uno.

Nuestros jugadores podrán salir al campo relativamente tranquilos porque, como hemos dicho antes, han obtenido la clasificación para los octavos de final por delante de Real Madrid y Zenit. Y todo con una aparente facilidad pasmosa que ha asombrado a toda Europa. Ahora, los grandes clubes de Europa temen a la Juventus. No la ven ya con simpatía, como el invitado de excepción, o el vecino pobre e indefenso; sino con respeto (y un poco de miedo). Aunque para hablar de todo esto tendremos mucho tiempo. Lo importante ahora es creer y la Juve cree.

miércoles, 26 de noviembre de 2008

Mucha Juve, cero gol


Una Juve fiel a su estilo. Ayer afrontó el partido como si se jugase todavía algo en la clasificación para la siguiente ronda, luchando en el campo ignorando el gélido clima del Petrovsky, cerrando los espacios al Zenit y finiquitando en la práctica la temporada como local de los rusos, ya fuera de esta Champions y de la siguiente (la Premier rusa acabó el pasado sábado con el Zenit en quinto lugar). Y llevándose de la antigua Leningrado un buen botín, un punto, que mantiene la invatibilidad del equipo dentro de este grupo y da un paso más en la confirmación de la primera plaza de la manera que más le gusta a Ranieri: concentración, atención, líneas juntas y pisando fuerte. El Inter ya forma parte de la historia y la Juve ayer nos dio buenos sintomas: esa derrota no afectó, como vimos ayer en un buen partido hasta que la Juve se rindió ante la evidencia de una noche fria y vacía y de un terreno de juego que hacía pesado y ralentizaba el partido.

Pero pocas veces veremos un 0-0 más convincente que este, porque en el fondo hubiese bastado una vuelta de tuerca más o una menos al partido en el primer tiempo y el partido habría virado hacia un rumbo mucho más favorable para la Juve, sólida en la defensa e inteligente aprovechando las bandas gracias al buen trabajo de Grygera y Molinaro; bien plantada en el centro y con un cierto cariz creativo por las buenas intenciones que mostraron Camoranesi y, sobre todo, Nedved; y constantemente amenazante arriba por el efecto que provocaron las geniales combinaciones de Del Piero con los desmarques de Iaquinta. Precisamente él tuvo la primera ocasión del equipo, muy clara y muy temprana, pero falló (y se desesperó) al rematar un centro de Molinaro y estrellarlo en el palo. Y mientras Vincenzo aún no daba crédito al error y se lamentabla, lo intentaba Camoranesi, pero disparó alto. La actuación de la Juve fue convincente desde el primer minuto. El equipo ocupó todas las parcelas del campo con mucho cuidado y dedicación, neutralizando cualquier intento de ataque del Zenit (pocos al principio y siempre débiles), como ya hizo en el primer partido en Turín. Ayer fue incluso mejor: la salida de la Juve fue más fluida, con un juego capitalizado por Nedved y Camoranesi, con bonitas combinaciones y jugadas de fuera hacia dentro que desquiciaron al sistema defensivo del Zenit. Y también a balón parado, porque en el primer tiempo, Mellberg estrelló otro balón contra el palo.

Muestras, todas estas, de la superioridad de la Juve en el primer tiempo, aunque los rusos marcaron un gol en fuera de juego, anulada a Krizanak y probaron a Manninger con un buen disparo de Ziryanov. Pero nunca dejaron la sensación real de peligro, aumentaron su posesión y el volumen de juego, pero no supieron incidir en el partido. Mientras, la Juve intentaba sorprender con alguna llamarada realmente peligrosa, que no es poco teniendo en cuenta los problemas de este equipo. Del Piero también tuvo sus cosas que decir en el partido de ayer: primero en un disparo de Nedved que él tocó y obligó a Malafeev a dar el máximo y después, en la reanudación con un genial centro rasito de Iaquinta para el 10, que no pudo conectar bien, seguramente por la presencia de Lombaerts, y salió a muy pocos centímetros del arco local. Gran ocasión desperdiciada y la prueba de que la presunta falta de motivación o el intento de perjudicar al Real Madrid no tienen nada que ver cuando juega la Juventus.

Camoranesi no era titular desde hacía dos meses y ayer ya nos mostró lo mejor de su amplio repertorio, aunque también lo peor, con sus extrañas variaciones temperamentales, transformadas ayer, como casi siempre, en faltas incomprensibles y que de alguna manera alguien tendrá que frenar. Le dio a la Juve un salto de calidad, combinando mucho con todo el equipo y mostrando una muy buena acutación en la parcela central, donde se movió mucho y donde no defraudaron, como de costumbre, Sissoko y, sobre todo, Marchisio. Así llegó una múltiple ocasión para la Juve, que probó en una misma acción a marcar con Del Piero, Nedved, Sissoko y Marchisio, pero sin suerte. Al final, el frio y la congelación del césped retrasaron un poco la posición y las ganas del equipo, que quería volver rápido a la, si comparamos, cálida Turín. Danny tuvo dos ocasiones clamorosas para marcar, pero primero su indecisión hizo que Marchisio llegase desde atrás para salvar al equipo y después un desvio milimétrico en el cañón de su escopeta impidieron el gol que les hubiese mantenido con vida en la Champions. Del Piero quiso ofrecer un souvenir inolvidable al público ruso, pero las dos ocasiones que dispuso para marcar de falta ante el silencio generalizado de todo el estadio, aunque encontraron la porteria, no lo hicieron por el camino mágico. Ayer, Alex fue el mejor espoleo de Iaquinta, el complemento ideal y de calidad para Nedved y al final dejó su sitio a Giovinco. Camoranesi hizo lo propio con Marchionni y después Amauri le dio unos minutos de descanso a Iaquinta. El Zenit lo intentó hasta el último minuto, ayudado por una afición muy caldeada para combatir el frio polar. Pero la Juve, fiel a su estilo, aguantó hasta el final. Chiellini insuperable; Manninger nervioso, algo precipitado, pero eficaz al fin y al cabo. Empate justo.

domingo, 23 de noviembre de 2008

Felicidades al Inter


Dicen que, salvo jolgorio o sonrojo, las victorias o las derrotas en los grandes partidos no son las más adecuadas para sacar conclusiones. Por lo que la jornada de hoy no es la idónea para hablar de futuro. De que ayer no vimos la mejor Juve nadie duda. De que el Inter fue superior y mereció ganar, muchos. No así (qué pena) lo piensa Ranieri: el técnico romano dijo que la Juve "no ha sido la Juventus". Cierto, ma non troppo. Seguramente ayer la Juve saltó a San Siro sin la compenetración y concentración necesarias para afrontar con garantías un partido del máximo nivel. El equipo estuvo algo arritmico y parecía haber ganado en seguridad, aunque quizá demasiado, hasta perder la capacidad de sufrir, la que ha sido durante mucho tiempo la mejor virtud de la Juve.

Eso, el posible exceso de seguridad, se convirtió en un arma de doble filo peligrosa: por una parte le consintió al equipo el carácter necesario para ir siempre adelante, para luchar por el partido y para, más que un cara a cara, intentar bajar al Inter de la nube en la que vive desde hace tres años y demostrarle quien es el verdadero campeón de Italia. Por la otra, se dejó llevar por los (quizá excesivos) elogios y perdió el norte. No fue esa orquesta perfectamente armonizada y lo pagó caro ante el Inter del verso suelto: la racha de victorias se ha terminado. Y ha sido así porque la Juve no estuvo perfecta como últimamente en sus dos líneas claves: la defensa y la delantera. Legrottaglie no fue ese jugador sumergido en los lances del partido y se vio intimidado por la presencia (inesperada) de Adriano y superado por la calidad infinita de Ibrahimovic; el mismo discurso sirve para los laterales, que sólo estuvieron bien, demasiado pendientes de los movimientos del rival. Y arriba... arriba Mourinho descodificó las claves de la Juve y desactivó la conexión Del Piero - Amauri con una doble protección, que siempre tuvo a Del Piero cubierto por dos defensores y al brasileño con otra doble pareja.

Si dice Mourinho que el fútbol italiano "no es atractivo" y "no vende", quizá debería buscar las causas del problema y no simplificarlo en un diagnóstico vacío. Su equipo, que desgraciadamente coincide con que es el líder, juega feo y además lo hace mal. El entrenador portugués se ha desdicho completamente y en Italia ha renunciado a toda su teoría futbolistica quién sabe por qué. Que el jugador que pudieron fichar gracias al Calciopoli y que no hubiese sido posible contratar de ninguna otra manera es su mejor arma lo dejó muy claro cuando renunció a cualquier tipo de juego de equipo y se limitó a despejar los ataques (tampoco insistentes) de la Juventus. Mourinho se lo dejó todo a Ibrahimovic y el sueco demostró que es más determinante que Del Piero, sí, pero también a la hora de fallar. La defensa adelantada de la Juve, algo inamovible en la Biblia futbolística de Ranieri fue un regalo (o una excusa) para Mourinho, que encontró en la mejor arma de la Juve, la que nos dio las victorias contra el Real Madrid, el punto más débil del equipo con lanzamientos largos a la espalda. Quizá demasiado riesgo el que corrió Ranieri tratándose del Inter el rival y de San Siro el campo. Porque la actuación del árbitro, aún no siendo decisiva, no podemos decir que fuese la correcta: amonestó a Amauri en una falta de Samuel, permitió un control con el brazo de Cambiasso en su área (que sólo vieron los realizadores de Sky), demasiadas faltas y su asistente no aplicó con la claridad que debiese la norma de que, en caso de duda, no hay fuera de juego. Algo que él sí utilizó a la hora de no señalar como penalti un toque de Muntari dentro del área a Marchionni, ayer muy superado por la dimensión del partido.

Con una Juve fatigada, con Del Piero cortocircuitado y un Amauri perdido del que la única noticia que teníamos eran sus botas rosas, llegaron los errores y la caída de la autoestima hasta encajar el gol de la derrota: primero un fallo imperdonable de Legrottaglie al escapársele un pase corto de Marchisio, después un remate de Cambiasso cuyo rechace no pudo rematar Ibrahimovic, hasta llegar al gol ("estupido", definido por Blanc). Un despeje defectuoso de Legrottaglie le quedó a Ibrahimovic, tiro defectuoso, Muntari pasaba por ahí y gol ante Manninger, que no daba crédito. Después lo intentó la Juve y a punto estuvo de conseguirlo con un cabezazo de Del Piero que paró bien Julio César. Poco o nada tuvo que ver la lesión de Tiago en el resultado final. El portugués salió a continuación de pitar Rizzoli el inicio del encuentro, pero una de las buenas noticias fue la presencia de Marchisio en el equipo. Como ya lo hizo en Florencia, Nápoles o contra el Real Madrid, volvió a demostrar su sobrada preparación.

Con el triple pitido del árbitro llegó el delirio del Inter con su afición: habían ganado la batalla contra la Juve, un partido importantísimo, de los que se recordarán. Algo que también nos puede ayudar a calibrar que la Juve ha vuelto a ser la Juve y no aquel equipo recién devuelto a la Serie A y que debe todavía integrarse entre los grandes. A pesar de la derrota, la Juve ha recuperado gran parte del crédito perdido. Ver al interismo celebrar así tres puntos es también una buena noticia para la Juve. Porque seis puntos no es una diferencia tan grande. Sólo hay que saber gestionarla. Así que felicidades al Inter. Por nada.

sábado, 22 de noviembre de 2008

Motivos para ganar


La verdad que ganar en San Siro no es nada fácil. Para lograrlo, la Juve tendrá que jugar un partido similar al del Bernabéu. Pero el Inter, hoy por hoy, es un rival mejor preparado que el Madrid actual, por lo que, si es posible, la Juve tiene que intentar jugar aún mejor. A primera vista parece una empresa casi imposible, pero ni mucho menos lo es. Primero porque la Juve pasa por su mejor momento (en todos los aspectos) desde la vuelta a la Serie A; segundo, porque el Inter (aunque los resultados indican lo contrario), no pasa, ni de lejos, por su mejor momento. El mejor ejemplo lo encontramos en el más reciente: el pasado sábado en Palermo, el Inter sufrió muchísimo hasta conseguir marcar el primer gol. Tanto que se anotó Ibrahimovic a los 20 segundos de la reanudación con una acción espectacular. Ibrahimovic, el principal activo de Mourinho, pero también su límite: el Inter nunca había sido un equipo tan dependiente de un futbolista. Diran que la Juve sin Del Piero también sería mucho menos competitiva: es verdad, pero sólo en parte. Porque la Juventus ganó bien, con mucha autoridad al Genoa, cuando Del Piero tuvo un partido 'normal'. En definitiva, podemos decir que Del Piero es un gran recurso para la Juve; Ibrahimovic es el único recurso del Inter. Además, la Juve tiene, por lo menos, otro jugador determinante (Amauri), el Inter no.

Nosotros notaremos la ausencia de Buffon, pero el Inter en defensa seguramente sufra más: sin Chivu y Córdoba, Mourinho tendrá que inventarse por enésima vez la pareja de centrales. Al lado de un recuperado Samuel, estarán Materazzi o Burdisso, dos jugadores que cuentan por suspenso cada partido que juegan. Sea la pareja que sea, la fiabilidad será deficiente y será inédita desde que el portugués es el preparador del Inter.

Sin embargo, lo que más ha llamado la atención de la Juve ha sido su dureza, su unión, su fortaleza. Siete victorias consecutivas no llegan por casualidad. Al grupo de jugadores que lo ha conseguido, Ranieri podría sumar esta noche a Camoranesi, finalmente recuperado de su lesión. El Inter, por su parte, tiene un sólo punto menos que el año pasado a estas alturas, pero aún no ha jugado un partido convincente como pudo hacerlo con Mancini (que tuvo un nivel más que aceptable salvo los últimos meses de la temporada pasada). Y probablemente sea porque Mourinho no ha conseguido darle al Inter una identidad bien definida. Después de declarar (y confirmar en el Chelsea) que su juego se basa en los extremos (y por eso fichó a Mancini y Quaresma, ninguno de los dos cojos), el sábado pasado en Palermo renunció a los dos y pasó a jugar con el clásico 4-3-1-2 que utilizó Mancini. Tras esta revolución táctica ¿cómo jugará hoy el Inter? Todo indica que Mourinho saldrá con el equipo que le ganó al Palermo, pero no se descartan sorpresas, viendo que desde que el portugués está en el Inter, ha planteado 17 equipos distintos en los 17 partidos oficiales que ha jugado.

Paradojicamente, esta noche veremos un equipo (el Inter) que ha ganado los tres últimos Scudetti, pero que no tiene una identidad bien definida. Enfrente habrá otro equipo (la Juve), que viene de una temporada de Serie B y otra 'de transición' en A y que ya hoy se siente capaz para ganar a quien sea donde sea. Además, esta Juve tiene las ideas muy claras, muy definidas, un equipo estable y parece tener más 'hambre' que el rival de hoy. Aunque el partido de hoy nos lleva a otra consideración: ganar hoy al Inter y frenar su marcha significaría una gran ayuda para el Milan si gana al Torino, que en primavera, si tener que jugar los partidos más complicados de la Champions, podría convertirse en el candidato más serio al título final.

Pero eso es otra historia. Hoy jugamos contra el Inter y nosotros nunca tiramos un campeonato en la última jornada.

martes, 18 de noviembre de 2008

Facci sognare ancora


Todos tenemos todavía grabado en nuestras mentes aquel libre directo. Era el 12 de febrero de 2006, era el aaminuto 85 y era el 'gol-Scudetto', porque con esa falta lanzada con rabia por Alessandro Del Piero se acabaron las ambiciones del Inter, que había llegado a ese derbi con la esperanza de poder ganarlo y darle la vuelta al destino de la temporada 05/06 y, sin embargo, se encontró con la 'linguaccia' de Alex, que canceló todas sus ilusiones. El hecho de que después el destino de esa liga fuese cambiado a su antojo por la (in)justicia italiana cinco meses después poco ó nada tiene que ver y forma parte de otra historia. Aunque quizá no; porque gracias (ó por culpa de) la mal llamada justicia deportiva ese partido de San Siro fue el último durante un corto (pero largo) periodo de tiempo y aquel 1-2 se convirtió en el último certificado de la superioridad manifiesta de aquella Juventus infranquable de Cannavaro, Emerson, Thuram, Zambrotta, Vieira, Ibrahimovic y Buffon, Chiellini, Camoranesi, Nedved, Trezeguet y Del Piero, los únicos que podrán volver a jugarla del mismo bando.

Ellos (en compañía de otros) ya comprobaron la temporada en San Siro, con otro 1-2 a qué sabe una gustosissima vendetta deportiva sobre el Inter para la Juventus y para toda su afición. Pero esta vez es distinto. Porque si el año pasado estaba en juego aumentar nuestro orgullo, hacer ver al máximo rival que este equipo, aunque algo más pobre, no ha olvidado cómo se gana en casa del enemigo; este año hay algo más en juego. Como en los viejos tiempos, los puntos del Inter - Juve son de Scudetto y ese partido vale un trozo de lo que uno de los dos (si es que lo ganan) se cosería en el pecho. No un gran pedazo, porque estamos en noviembre, pero tampoco algo imperceptible, porque si la Juve consiguiese la octava victoria consecutiva en San Siro, la situación actual de la Serie A podría dar un vuelco inesperado y quién sabe hacía donde giraría el status quo del Inter.

Este es un Inter - Juve como los de toda la vida. Juve e Inter defenderán las posiciones que les permiten optar al Scudetto y ahí quieren seguir. Pero si para un jugador este partido es especial, es para Alessandro Del Piero (15 temporadas como juventino). Él, artífice de la remontada del equipo, siente más que nunca que en esta temporada la Juventus puede recuperar todo aquello que le fue usurpado en el pasado. Algo posible gracias al carácter, la garra, la determinación, la tensión, la rabia que están caracterizando el actual espléndido momento del equipo, que busca retomar la gloria que siempre tuvo. Del Piero tiene desde hace tiempo la cabeza puesta en un partido que le motiva especialmente y al que se refirió incluso en los tiempos de la ya felizmente olvidada crisis. Él, tan profesional y meticuloso con su preparación personal, está trabajando desde hace tiempo para llegar al 100% físicamente a este choque, y al ver en el calendario que el partido de San Siro se acerca, habrá esbozado una leve sonrisa irónica en su cara. Su partido, su estadio.

San Siro, un segundo hogar para Del Piero, que, entre los cuatro muros del Meazza ha conseguido marcar siete goles (solo más en el Olimpico de Roma, ocho, y en los dos estadios turineses, obviamente) y donde ha estado en su salsa. Un estadio con un ambiente mágico que se transforma más aún en las grandes noches. Esas que le gustan al señor que en los últimos meses ha disfrutado de la sensación que producen dos goles en el Bernabéu, además de una serie de goles mágicos (contra el Artmedia, contra el Zenit, contra el Madrid, contra la Roma, contra el Chievo...) Goles que tantas veces nos han devuelto a la mente aquella imagen de Balzaretti persiguiendo a Del Piero con la lengua fuera en San Siro el 12 de febrero de 2006, en el minuto 85', y medio Scudetto en el bolsillo; pero ninguna (seguramente) ha podido crear el mismo vuelco al corazón entre la afición bianconera. Siempre prevalece ese libre directo en nuestra memoria. Y va siendo hora de renovar.


(Fragmento de Amore Bianconero, Alessandro Del Piero. Editado por Tuttosport y Corriere dello Sport)

domingo, 16 de noviembre de 2008

Los mejores días de nuestras vidas


Los 25 días perfectos de la Juve (el próximo domingo en San Siro sabremos si se convierten en un mes) empezaron el miércoles 21 de octubre: esa noche, al Olimpico de Turín llegaba el Real Madrid y todos recordamos cómo acabó. Por si a alguien le ha fallado la memoria: 2-1, mágico gol de Del Piero, otro de Amauri y el tanto de la honra para van Nistelrooy. Fue ese el punto de inflexión que sirvió para darle la vuelta a la situación negativa que arrastraba el equipo desde hacía varias jornadas. Desde ese momento nadie más ha podido frenar a la Juventus: a esa victoria le han seguido otros seis triunfos de manera consecutiva. La clasificación improvisadamente se ha transformado en espléndida y el pase a los octavos de la Champions League se confirmó en el Bernabéu en una noche para enmarcar.

Del Piero rompió el guión de Schuster, iluminó la noche de Madrid y se ganó la ovación de todo el Santiago Bernabéu. Los demás han tomado ejemplo de Alex y la Juventus ha vuelto a ser la Juventus de verdad, la que tiene millones de aficionados en Italia y en el mundo, la que siempre sale a ganar, la que no da un metro por perdido, la que impone su juego ó, al menos, la que al final de los noventa minutos se va a la ducha con una sonrisa en la cara.

Aunque ayer el Inter nos quitase el liderato y hoy no haya pasado el Milan, la noche (como metafóricamente se ha calificado al periodo oscuro que vivió la Juve hace más de un mes), en todo caso, ya ha pasado y, tras el alba que ha confesado ver Ranieri, podría brillar un sol esplendoroso. Porque siete victorias consecutivas son una tarjeta de presentación que asustaría a cualquiera. Entre otras cosas, esta es la mejor racha de la Juve desde que Ranieri se sienta en el banquillo: el año pasado la Juve consiguió ganar cuatro partidos consecutivos en un mes de abril inolvidable, ganando a Atalanta, Parma, Milan y Lazio. Obviando la racha de ocho victorias que consiguió el equipo con Deschamps en Serie B, sólo Lippi y Capello han conseguido una racha similar en lo que llevamos de siglo. El actual seleccionador azzurro (que hoy ha vuelto a dejar fuera de la nazionale a Del Piero), lo consiguió en la gran 02/03; Capello lo consiguió en la 04/05, alargando a ocho los triunfos consecutivos y un año después sumando nueve victorias consecutivas, que formaron parte del mejor inicio de temporada de la historia de la Juve. Honestamente, poco importa que a esa Juventus le quitase después los dos Scudetti que ganó en el campo por el Calciopoli. Lo que hizo ese equipo, que literalmente arrasó a Italia, quedará para siempre (por mucho que otros se empeñen en intentar borrarlo) y a los jugadores que nos dieron esos resultados no podemos hacer otra cosa que aplaudirles.

Los que están hoy tienen la posibilidad de seguir estirando la racha de victorias: la serie está abierta y mantenerla así dentro de una semana significaría haberle ganado al Inter en San Siro y la confirmación de un equipo capaz de luchar por los títulos más importantes. Y todo esto sin olvidar que a la Juventus, capaz de haber devuelto el equilibrio a una temporada que se tambaleaba, le faltan jugadores como Buffon, Poulsen ó Trezeguet. Futbolistas que podrían ser ese 'algo más' necesario para transformar los sueños en realidad.

viernes, 14 de noviembre de 2008

La Juve reescribe la historia


"Siamo tornati" cantaba la afición de la Juve en el Bernabéu la semana pasada. Alex Del Piero acababa de cometer el crimen perfecto con una doppietta que pasará para siempre a la historia de la Juventus. No todas las victorias son iguales, asaltar el estadio más prestigioso del mundo tiene un valor especial que nos obliga a prescindir de casi cualquier otra valoración. Esa noche, la del cinco de noviembre de 2008, fue la de la vuelta de la Juve a su escenario natural. Una vuelta difícil, complicada, que nos dejó un camino por los momentos más complicados de nuestras vidas, que nos hizo visitar campos de fútbol semi-profesionales, a jugar fuera del imperio del fútbol. Contra el Madrid, la Juve cerró un ciclo, abierto el 16 de mayo de 2006 en Bari y seguramente el peor de su historia, y ayer, contra el Genoa abrió oficialmente el nuevo, mucho más agradable.

Antes de hacer cualquier valoración, la Juventus tendrá que darle las gracias a la selección nacional de rugby, que juega el próximo sábado en el Olimpico ante Argentina y que fue la causante del adelantamiento del partido. Un adelantamiento que fue casi lo único (además de la victoria, obviamente) que le ha permitido a la Juve liderar la Serie A otra vez. Un liderato más simbólico que real, porque todo hace indicar que acabará el domingo, pero de gran importancia porque cancela los pensamientos de quienes, después del Calciopoli, pensaban que nada volvería a ser como antes. Hace un mes, el Inter se encontraba a siete puntos de la Juve y que hoy esten igualados es, en parte, gracias a Grygera, que además del gran centro que permitió el segundo gol de Amauri, fue el encargado de abrir el marcador con una acción personal extraordinaria. El checo es el alumno aventajado de la clase de los que se están reivindicando esta temporada, junto a la confirmación definitiva de Legrottaglie al máximo nivel, el despertar de Marchionni (ayer excelente en el trabajo defensivo y en la presión) y de la explosión de Tiago, otra vez bien, aunque, sin presión, su esfuerzo tuvo que ser mínimo para encajar en los parámetros de lo aceptable. El gol de Grygera es un ejemplo más de que la crisis se ha superado tajantemente y que el equipo está en un momento mágico: si no marca uno, lo hace otro. Ayer no lo hizo Del Piero, lo que es noticia, si bien el capitán hizo un gran partido y le regaló el 3-0 a Iaquinta. A los 26 minutos el partido ya estaba visto para sentencia gracias a dos goles que aplacaron los ánimos e impidieron cualquier muestra de orgullo del Genoa, mucho menos equipo de lo que se previa. Aunque hay que destacar algunas decisiones de la terna arbitral que tuvieron su peso en el partido (especialmente un fuera de juego inexistente pitado a Milito y que terminó con el balón en las redes de Manninger) y una incursión por banda de Gasbarroni, que golpeó al palo, aunque los tres puntos nunca corrieron un peligro real. Además, la Juve podría haber marcado el 3-0 a la media hora de no ser por la inocencia de Molinaro y la intervención de Criscito sobre la línea de gol.

En la reanudación llegaron otros dos goles: el de Iaquinta, con reivindicación inevitablemente adjunta y el involuntario en propia puerta de Papastathopoulos. En medio llegó el gol de Milito, tras la señalización de una mano en el área. El premio justo para el desgaste de il principe. No para el equipo, que aireó todas sus debilidades defensivas y demostró que, si quiere ganar, sólo le sirve atacar. Para Manninger, una pena. Aunque también un lujo, pues fue su única intervención en todo el partido. Un motivo de orgullo para todo el equipo si pensamos en cómo estaba hace un mes. Una victoria para ilusionarse más todavía para aquellos que el 16 de mayo de 2006 estaban en el San Nicola de Bari y levantaron nuestro 29º Scudetto (después revocado junto al 28º y regalado al Inter por obra y gracia de la Lega), estuvieron en Rimini en el peor partido de sus vidas y después en el Bernabéu. En ese tiempo, oyeron a Moggi decir que le habían destrozado el alma en el propio San Nicola; le arrebataron las suyas, sus ilusiones, pero no su fe. Vieron como muchos de sus compañeros se fueron y como pasaban muchas cosas (demasiadas). Los que se quedaron, ahora, en lo más alto de la clasificación, tienen derecho de mirar atrás y recuperar los momentos de una tarde inolvidable, de una fiesta que les coronó como los mejores, de una superioridad neta sobre el resto de equipos. Pueden hacerlo sin que sea un ejercicio de divismo. Para seguir donde ahora están, para habituarse y para devolver las cosas a su sitio. Sí, la historia y la jerarquía.

miércoles, 12 de noviembre de 2008

Un giro de 180º


Al menos en lo que respecta al mercado de enero, la carta de Tiago parece no estar ya sobre la mesa. En cierta manera porque la interminable lesión de Cristiano Zanetti y los problemas que se complican de Christian Poulsen han dejado al centro del campo, una línea bastante nutrida en condiciones normales, muy pobre de efectivos; pero también, evidentemente, con cuatro partidos seguidos de buen nivel está provocando la dispersión de su ejercito de detractores. Este verano le vimos fuera del equipo; él dejó su casa en Turín y se fue a un hotel, un indicativo de su falta de apego por el club. Pero se convirtió en alguien imposible de vender, rechazó todas las ofertas que llegaron por él y la Juve estaba dispuesta a cederlo al primer equipo que mostrase un mínimo interés por el portugués. Ahora es el hombre que ha recompactado la Juventus, le ha devuelto el equilibrio táctico y elevado la calidad general del grupo. Y no podemos calificar la situación de metamorfosis como muchos han dicho, es un giro de 180º, porque la calidad de Tiago no es nueva, su muestra sí.

Entonces ¿qué ha pasado? La calidad que la Juve buscaba en Xabi Alonso la tenía delante de sus narices, aunque hay que reconocer que no era nada fácil verla. Tácticamente, en torno a Tiago se ha creado una Juventus nueva, algo muy distinto de lo que se había pensado en el verano (un equipo con dos martillos en el centro y dos hombres en las bandas que fuesen los encargados de crear el juego). Un camino, este, que presentaba evidentes dificultades a priori y que se mostró algo erróneo. El juego de la Juve nunca terminó de ser bueno, en parte, por la falta de un centrocampista con capacidades balompédicas, que no fuese un simple stopper, alguien en condiciones de dictar el tempo del juego, de alargar el equipo o juntarlo según sea necesario. Aunque, por otra parte, debemos de tener en consideración que las condiciones ambientales en las que tuvo que jugar Poulsen fueron muy diferentes a las que está disfrutando Tiago. Pero el portugués es, hasta cierto punto, la demostración de que un equipo que aspira a ganar la Serie A y la Champions no puede encomendarse sólo al músculo y al físico de sus jugadores, sino que tiene que encontrar la comunión exacta entre quien tiene la maza y quien sabe plantar flores. Es también una prueba más de la inteligencia de Claudio Ranieri, que ha debido renunciar a algunos de sus planteamientos y dar marcha atrás, hasta el año pasado, cuando tenía en la cabeza una Juve comandada por el portugués. No es tarde para el acierto, pero, aunque la Juve se ha especializado en el rescate de jugadores (como Legrottaglie), no es conveniente sobrevalorar la recuperación de Tiago.

lunes, 10 de noviembre de 2008

34 años, 250 goles, 1 solo capitán


Malafeev, Doni, Casillas, Sorrentino: las víctimas de Alex Del Piero, asesino en serie de porteros de libre directo, se multiplican. Como los puntos de todo el equipo, doce en los últimos cuatro partidos, dieciocho si contamos los dos contra el Real Madrid. A medida del pasar del tiempo, parece que il capitano le ha cogido más gusto a marcar goles espectaculares de falta, hasta llegar a convertirle en una referencia del libre directo. Algo de lo que él nunca ha presumido, porque lo que él busca es que nadie le critique por la edad, que le reconozcan sus méritos y ayudar a agrandar la leyenda de la Juventus. El primer objetivo nunca podrá conseguirlo con unanimidad, el segundo está colmado desde hace tiempo y para cumplir el tercero va por el buen camino, que se presenta largo y lleno de obstáculos (de mayor dificultad de los que propuso el Chievo).

Ahora, más o menos podemos saber donde quería ir a parar Claudio Ranieri cuando dijo que 'su' Juve iba a ser "camaleónica y sólida". Nos basamos en los hechos de las últimas tres semanas: la Juve ha vuelto a ser efectiva, contundente y segura. Entre otras cosas, gracias a la vuelta de Legrottaglie que, qué casualidad, ha coincidido con que podamos ver otra vez la mejor versión de Chiellini. Ayer Manninger fue un mero espectador y lleva tres partidos sin encajar ningún gol, y sólo dos desde la derrota de Nápoles, la última del equipo. Ayer, la defensa en su conjunto funcionó bien, jugando, como siempre, muy arriba y teniendo al rival lejos de la meta. La única excepción la encontramos en el minuto 12, cuando Esposito pudo irse de Molinaro, pero su centro no fue correctamente rematado por Pellissier. En cuanto a lo camaleónico, seguramente se refería a un equipo que, ya sea en el bien o en el mal, se adecua al rival, cualquiera que sea. El concepto cobra más sentido cuando se juega contra el Real Madrid, más que contra el Chievo. Lo que nos lleva directamente al partido de ayer, calificable como bueno por el rotundo 0-2 y la consiguiente escalada en la clasificación (que podría haber sido más importante si Cruz no le hubiese sacado las castañas del fuego a Mourinho en el descuento). Pero, hechas las premisas fundamentales, lo más conveniento es analizar lo ocurrido ayer en el Marco Antonio Bentegodi. Poco. Suficiente para la exigencia requerida, pero poco. La Juve consiguió los tres puntos a balón parado: primero con la ya habitual falta transformada por Del Piero y después con un penalti (algo generoso) que pitó Banti y que a su vez, Del Piero le regaló a Iaquinta, que anotó tras el rechace de Sorentino. Bastó con eso para resolver el partido, sin sufrimientos, pero también sin ningún adorno. Jugando cada tres días, es de ley tomarse un respiro, más cuando el gol está, más o menos, garantizado; pero el riesgo es real y está ahí. Aún es pronto para emitir un juicio definitivo sobre la Juve, aunque las seis victorias consecutivas son más que un signo de respeto, por lo que de ayer podría ser calificado como el camaleón que copia lo que tiene delante. En el caso de ayer, que se contagia. Tendremos que esperar un par de partidos para saber el nivel real de esta Juventus y poder soñar (o no): el brillante Genoa de Gasperini y el incombustible Inter nos permitirán hacernos una idea más precisa del equipo.

repetitivo y cansino al que la La diferencia en la epidemia de pasividad que fue el partido de ayer, como decíamos, y como en Madrid, la marcó Del Piero. Espectacular en su papel de conductor del equipo y casi irritante por su manifiesta superioridad (incluso con sus compañeros) con el adversario en un partido malo hasta aburrir. Tanto fue así que cuando los defensas del Chievo le derribaron cerca del área a los cuarenta minutos, las cámaras se dirigeron a Di Carlo, que con un gesto de disconformidad, parecía conocer el final de la historia, como muchos otros en las gradas o en sus casas. Y no falló el nuevo entrenador del Chievo, porque esta temporada Del Piero no perdona nunca. Para compensar su superioridad, ayer estuvieron Marchionni y De Ceglie, totalmente improductivos desde la banda, sin llegar ni una vez hasta la línea de fondo. Sin Camoranesi (algo más habitual) y sin Nedved, si no juega Giovinco, la Juve lo nota. Para mal. Porque en el centro Tiago no hizo nada para seguir cosechando elogios y desmarcarse de la pasividad de Sissoko (que mereció ser expulsado en el 45' por una patada sin balón ni sentido a Yepes) y después del joven Ekdal. Aunque es cierto que no le ayudó mucho la continua búsqueda del Chievo de balones largos, dejando de lado su centro del campo. buscando siempre a Esposito y Langella. Un clichéJuve opuso la única resistencia (más que suficiente) de la defensa adelantada. Todo esto creó un nudo en el centro del campo, muy concentrado en pocos metros y absolutamente improductivo por ambas partes. No era partido para estilistas (a excepción hecha de Del Piero) y de hecho así lo confirmaron las presencias de Giovinco y Camoranesi en el banquillo los noventa minutos. Terminar el partido con Legrottaglie y Ekdal en el centro del campo también será algo camaleónico. Pero el resultado, y Del Piero, nos impiden discutir sobre eso. Por ahora.

domingo, 9 de noviembre de 2008

Yes, we can

El reto ya está lanzado. El duelo a tres está servido. Y el que se pare (aunque sea sólo para sacar la cabeza y tomar una bocanada de aire) está perdido. Porque el fútbol actual, reo de los derechos televisivos, impone jugar cada tres días, sin descanso, sin respiro. El que gana, sólo cumple, el que pierde, pierde mucho. La Juve, revitalizada, en los últimos cinco partidos entre Serie A y Champions, ha hecho pleno y ha devuelto el orgullo. El equipo de Claudio Ranieri ya apunta a la cabeza de la clasificación, donde manda el Milan con 22 puntos, seguido del Inter con 21 (18 tiene la Juve). Aunque separándoles están Udinese, Lazio y Nápoles, en la mente de todos está el duelo a tres entre los más grandes. Los tres que realmente se reparten las glorias en Italia: la Juve, el Milan de Ancelotti y el Inter de Mourinho. Este ritmo frenético, en los cinco últimos partidos, lo han mantenido dos: la Juve y el Milan (con quince puntos de quince), el Inter, aunque sea sólo en este tramo (significativo por los esfuerzos requeridos) se queda atrás con 'sólo' nueve puntos. En cierta manera, podríamos decir que esta es la radiografía de los verdaderos pretendientes del Scudetto: todos golpeados por la desgracia de las lesiones, todos con una plantilla más que amplia y de garantías, aunque los últimos, el Inter, ahora sólo cuenta con la única (que no es poca) de Ibrahimovic.

Lo que sí es una obviedad es que en este tramo de temporada, los estados de ánimos son muy diferentes. Milan y Juve han salido de sus crisis y se encuentran ahora con la moral por las nubes, unos tras haberse hecho con el liderato de la Serie A y los otros tras ganar al Madrid por partida doble; mientras que el Inter está generando incertidumbre en los últimos tiempos. Con esta disparidad, estamos a la espera de los partidos que les enfrenten a unos con otros. Esa será la vara para medir el verdadero nivel de los tres equipos, porque es en esos partidos, en los cara a cara, en que calidad, tensión y ambición chocan y van de la mano.

Con el derbi milanés (decidido con un cabezazo de Ronaldinho) ya engrosando las estadísticas de ambos conjuntos, la cuenta atrás ha comenzado: Inter - Juventus, 22 de noviembre en San Siro. Imposible perderse un espectáculo que se preve muy intenso, como una final, una vendetta más para ambos. Pero antes de eso, la Juve tendrá que jugar mañana mismo contra el Chievo, barado en los bajos fondos de la clasificación y con un nuevo entrenador. Después, el jueves 13, el super anticipo de la jornada contra el Genoa en Turín. Un partido raro porque el Genoa (entrenador incluido) cuenta con hasta seis ex juventinos en su plantilla. Y ya el ajuste de cuentas, quizá definitivo, con el equipo de Moratti. Un Inter que tendrá como aperitivo a la madre de todos los partidos dos choques nada fáciles: en casa contra el Udinese y en Palermo. El Inter, a priori, corre más riesgos de cara al derbi que la Juve, pero tiene equipo más que de sobra para salir airoso de la mini-recta final pre-Juventus. Por eso, como decíamos, los chicos de Ranieri tienen que intentar alargar la racha de la 'resurrección'. Más ganas, mejor eres: esa simple ecuación debería bastar para mantener a la Juve en todo lo alto de la concentración y la entrega. Encima, el entrenador no puede hacer rotaciones por la plaga de lesiones. Pero hay quien le ha visto el lado positivo, pues dicen que así crece la entrega de todos los disponibles y, como ejemplo, está Tiago, que hasta hace diez días estaba apartado del proyecto y ahora parece la solución a los males del equipo.

El partido contra el Milan, por su parte, está previsto para el 14 de diciembre, en pleno clima navideño. Y con el peligro de que estén pensando en los regalos de Nochebuena: el Milan estará con el debut de Beckham en mente y la Juve, quizá, con algún refuerzo que le dé la calidad que le pueda faltar a este equipo regenerado. Que después asistamos a una gran orgía futbolística, con las sorpresas de Lazio, Udinese y Nápoles sería algo que podría entrar en la lógico y que siempre iría en favor de un campeonato que ha dado el nivel del mejor de Europa: están todos los grandes, con sus invitados de lujo, no hay nadie penalizado y la Juve ya no es un recién ascendido.

Ahora no queda otra que volver a empezar, otra vez, más o menos emparejada, la Serie A. Los grandes están en sus puestos listos para el asalto a la recta que puede ser decisiva (no definitiva). Todos han mostrado sus credenciales y sus armas. Sólo nos falta la resolución del caso. ¿Quién es mejor, Ronaldinho ó Del Piero? ¿Ibrahimovic ó Amauri? ¿Balotelli, Pato ó Giovinco? ¿Maicon ó Chiellini? ¿Seedorf o Nedved? Algunas preguntas se responden solas, otras están a la espera de confirmación sobre el campo. Lo que es seguro es que la vieja guardia juventina no ve llegar la hora de volver a verse las caras con los que ahora ocupan un puesto que era suyo. Porque aunque el mundo haya cambiado, desde hace ciento once años, el equipo a rayas blancas y negras siempre ha estado ahí, luchando, ganando, perdiendo y volviendo a ganar.

jueves, 6 de noviembre de 2008

(Pon aquí el título que más te guste)


Cómo cambia la vida. Hemos olvidado qué pasaba hace dos semanas. Gracias a un hombre nacido para reescribir nuestra historia, porque en el Bernabéu, la Juve no ganaba desde 1962, cuando aún no habíamos llegado a la luna y ni en sueños podíamos pensar en un negro viviendo en la Casa Blanca. El "hombre", Alessandro Del Piero, que cumplirá 34 años en tres días, coniguió los dos goles de la Juventus para derrotar al Real Madrid y asegurarnos el pase a los octavos de final con dos partidos de antelación. El hombre, el Diez, que en la casa del Siete, salió ovacionado, aplaudido por el público rival. Paradójicamente, el aplauso de uno de los estadios más emblemáticos del planeta fue la bienvenida de Alex al elenco de las estrellas de un país que siempre ha despreciado todo lo italiano por el simple hecho de serlo. El 'viejo', para muchos el símbolo del final de un equipo, para otros, para nosotros, un 'ragazzo' interminable, incalificable, símbolo de victoria, de nuestro orgullo. Cada cual que lo vea como quiera: ese 'viejo' ha sido capaz de fulminar a los ex galácticos del Real Madrid. Lo hizo ayer con un partido mejor aún que el de la primera vuelta en Turín, que volvió a darle sentido a una temporada que parecía negra. Todo empezó allí, en Turín, hace dos semanas. Con Del Piero, gracias a Del Piero. Gracias a Del Piero las victorias consecutivas son cinco y mirar atrás para recordar las derrotas de Nápoles o el empate en Minsk es un ejercicio casi imposible. Y es algo, esos malos partidos, de los que no tenemos que avergonzarnos, sólo podemos lamentarnos, pero nunca renegar de un equipo que ha demostrado ser capaz de lo más grande.

Para no encasillar su fama de estrella mundial sólo en los tiros de falta, Del Piero decidió ayer abrir el marcador con un disparo con la zurda, su pierna menos buena, a los 17 minutos de partido, cuando el mismo sólo tenía una dirección y apuntaba a Manninger. Así, con un disparo raso, potente y colocado, imposible para Casillas, el capitán sacó al partido del atontamiento inicial y lo puso de cara, tenida cuenta que el Madrid tuvo que adelantarse, concediendo (quizá demasiados) espacios. Así, era de suponer que las faltas, y su consecuente castigo, iban a llegar. Algo que pasó en el minuto 22 de la reanudación: falta, barrera extraña, Chiellini que se aparta y parábola magnífica de Del Piero bajo la atenta mirada de Maradona, que se veía reflejado en el símbolo del equipo que él siempre odió. No sabemos que habría pasado de no ser por la magia de Del Piero. Pero es algo que no importa, por está y ayer respondió. Pero también tenemos que reconocer que la Juve tuvo suerte al conocer la lesión de Robben y ser sustituido por Drenthe, lo que otorgó más tranquilidad a nuestra defensa. Además de perder a Pepe, con la consecuente entrada de Marcelo y la aparición de un gran punto débil en la defensa madridista.

El efecto Del Piero en realidad fue mucho más de lo que a simple vista podría parecer. Más allá de alterar y decidir el partido con su prodigiosa actuación, transmitió al equipo serenidad y calma a los que debutaban en el Bernabéu. Pero el miedo escénico que puede causar ese estadio provocó el efecto contrario; y los jugadores de la Juve estuvieron fascinados y aumentados por el escenario, por muy jóvenes, inexpertos o por muy fuera del primer nivel mundial que estuviesen. Por ejemplo, Tiago volvió a superar las expectativas, dando equilibrio al centro del campo y manteniendo las distancias juntas entra las líneas del equipo, robándole al Madrid treinta metros de Santiago Bernabéu. El secreto del triunfo de ayer no está, ni más ni menos que en la genialidad táctica de un equipo que le ha bastado un aviso (aunque muy serio) para sobreponerse y dar el máximo, reencontrándose con su competitividad más absoluta. Y ojo a Tiago, que está dando un nivel que no podíamos imaginar. Hay quien no se lo cree, hay quien dice que tendría que ser vendido al mejor postor y hay quien, sin embargo, empieza a pensar que su asentamiento en el 'once' titular podría reparar muchos de los problemas de este equipo.

Ayer, ni siquiera cuando el Madrid intentó arrinconar a la Juve, el equipo flojeó, excelentemente mantenido en el medio por el sorprendente Tiago y el incansable Sissoko, que no será un lumbreras del juego, pero que en el medio aporta más que ningún otro. En realidad, exceptuando un disparo de Ramos a puerta vacía, un remate de van Nistelrooy, una llegada de Drenthe a pase de Guti y un cabezazo defectuoso de Diarra, el Madrid no jugó. Después el Madrid reclamó algunos penaltis, primero por una mano de Tiago en el área que el árbitro juzgó con el parámetro de la involuntariedad, después con una carga de Chiellini sobre van Nistelrooy y finalmente otro por un contacto de Legrottaglie y Raúl: una señal de debilidad de quien quiere conquistar Europa y sin embargo no saben si superarán la fase de grupos. Algo que nosotros, aunque a muchos le duela, ya tenemos. Porque hemos ganado dos veces al Madrid de la manera que al Madrid menos le gusta. A la manera de la Juve. Y gracias a Del Piero. El partido de ayer es absolutamente incalificable. Describir las sensaciones es imposible. Poder levantarte en el Bernabéu y llorar mientras aplaudes a uno de los mejores futbolistas de todos los tiempoes sin que nadie te mire (porque todos te imitan) no tiene precio. Es una sensación indescriptible. Gracias a Del Piero. Gracias, Del Piero.

martes, 4 de noviembre de 2008

Ciao, crisis


Lo podemos decir con rotundidad: independientemente del resultado de mañana en el Bernabéu, la Juve ha vuelto. Cuatro victorias consecutivas (tres en Serie A y otra en Champions) han alejado definitivamente la tormenta. Ahora, incluso la grave lesión de Knezevic (que fue operado el domingo y estará unos dos meses de baja) ha sido bien asimilado por un grupo que de lesiones, por desgracia, sabe bastante esta temporada. Directiva, entrenador y jugadores: en el resurgir de la Juve han sido claves los tres estamentos que vertebran el club. Un trabajo que se ha hecho con todos mirando hacia el mismo objetivo, con profesionalidad, humildad y decisión. Tocar fondo en Nápoles fue la clave para darse cuenta de la gravedad de la situación. La directiva respondió con serenidad, calma y ofreciendo las soluciones a su alcance; los jugadores redimensionaron su compromiso hacia el club más grande de Italia, dándose cuenta de que romper con las raíces significa derribar el árbol; y Ranieri se tranquilizó, aclaró sus ideas y ya opta por las decisiones más inteligentes y adecuadas.

La directiva ha tenido el mérito de no dejarse llevar por el pánico y la pasión y la humildad de reconocer en público haber cometido errores en la gestión del equipo y en los fichajes. Su respuesta no ha tenido vacilaciones: en el caso que fuese necesario, el club tiene la necesidad para invertir dinero y adelantar a enero algunos fichajes que podrían estar previstos para el verano. Los nombres que se barajan ahora mismo y que ocupan la mayor parte de las agendas de los técnicos son Diego, del Werder Bremen y Fucile, el polivalente lateral uruguayo del Porto que podría llegar cedido. El otro efecto positivo que ha llegado desde la directiva ha sido la revalorización de las estrellas del equipo, dándoles un papel mucho más importante y adecuado a su historial en el equipo: Del Piero ha respondido con goles determinantes y Nedved ha aumentado una barbaridad su rendimiento, en una mejora clara de su personalidad y, por qué no decirlo, de su implicación en el equipo. Los jugadores que acompañaron a la Juventus en el infierno, la devolvieron a la Serie A y después a Europa se saben importantes y se sienten mejores.

Y todos estos estados de ánimo han sido claves. También para Ranieri, que se ha visto mucho más rodeado de apoyos, respetado e incluso querido. A estas alturas todos sabemos que optó mal en la planificación de los fichajes y que ha incidido en algunos partidos de manera equivocada (sobre todo en Nápoles), pero él ha tenido la humildad y la profesionalidad para desdecirse y corregir sus propios hechos. El entrenador ha admitido sus errores frente a la directiva, que siempre le ha protegido, y las relaciones con los jugadores son mucho más fluidas. El pasado sábado, contra la Roma, muchos pensamos en la sustitución de Del Piero, un jugador de 33 años, con el 2-0 en el marcador. Ranieri no, su confianza en él ha aumentado: sabía que Alex quería seguir, pero también que podía hacerlo. Esa ha sido una de las claves, el saber interpretar mejor las pulsaciones de los jugadores. Y ha sido aquí donde Ranieri ha demostrado estar capacitado para llevar a un equipo de la grandeza de la Juventus. Sí, Ranieri ha sido clave en el resurgir de la Juve.

domingo, 2 de noviembre de 2008

La mejor Juve


La Juventus ha conseguido desafiar una de las leyes más potentes de la física: todo lo que sube, baja. La acepción para la Juventus es al contrario: si baja, sube. La Juventus ha vuelto a lo más alto, aunque aún le faltan muchísimos jugadores, gracias a la unidad y el orgullo del grupo, capaz de ganar cuatro partidos de manera consecutiva. La última, ayer contra la desdibujada Roma de Spalletti, cerró, casi con total seguridad, el capítulo de la crisis y abrió una nueva era, con la esperanza de que la enfermería vaya vaciándose definitivamente ('sólo' se espera la tardanza de Knezevic, operado ayer, y Trezeguet) y que la historia cumpla su curso habitual. La victoria de ayer pudo ser mucho más abultada y el 2-0 no representa el desnivel que realmente hubo en el campo. Una vez más, el camino a la salida de la crisis llo encontró la 'vieja guardia', que alguno quiso dar por muerta y que finalmente ha tenido que rendirse a la evidencia. La victoria contra el Bologna corrió a cargo de Nedved, ayer le tocó a Alex Del Piero. Los líderes de un grupo consistente y de un gran equipo que han permitido rescatar para al causa a Tiago. Con dos óptimas prestaciones consecutivas, el portugués se convierte ahora en la cara y la cruz. Por una parte, Tiago podría ser la solución de muchos de los problemas del centro del campo. Por la otra, con un centrocampista más en la cuenta, junto a Sissoko, Poulsen, Marchisio y Zanetti, sean demasiados. La directiva y el cuerpo técnico tendrán que decidir cual es la mejor manera de recapitalizar los trece millones que se invirtieron en él: venderlo o arriesgarse a seguir contando con él y tener un centro insuperable.

La serenidad, producto de los resultados, está ayudando a Claudio Ranieri, que por un tiempo pareció tener algún desequilibrio mental. Para él también tienen que ir las más sinceras felicitaciones (y quizá disculpas) de la afición. Ayer muchos nos extrañamos con la tardanza de algunos cambios, pero podemos entender que es algo fruto de la confianza. Si Del Piero jugó todo el partido, es porque el miércoles podrá volver a jugar y Ranieri confía en que lo hará bien, como lo hizo ayer. La confianza de la directiva en el entrenador y de sí mismo, ha producido varios efectos positivos a todas luces, como el rescato de grandes jugadores como Tiago, Marchionni; autor del segundo gol con gran maestría, y Molinaro. Ahora, a expensas del resultado entre Milan y Nápoles, la clasificación es mucho más confortante y las perspectivas del partido de Madrid no son angustiosas. El objetivo de la Juventus en el Bernabéu es un lujo: asegurar el liderato del grupo en casa del rey de Europa. Si los grandes jugadores están a su nivel, el presente y el futuro del club está fuera de cualquier duda.

Ayer, la Roma sólo creó algo de peligro con el empuje de con el que salió al césped y antes de que, en torno a la media hora, la La crisis de la Roma, al contrario, parece sin fin y sin fondo por motivos que no se pueden explicar. Siete puntos en diez jornadas son una miseria y un motivo de preocupación extrema para Spalletti y su directiva, que empieza a perder la confianza ciega que había en él. Cualquiera sabe ya que esta Roma no tiene nada que ver con la del año pasado y saltan a la vista las dificultades que tiene el equipo para mover el balón. De Rossi, a trompicones, cumple con su papel, pero Pizarro tiene que suplir las carencias de la defensa, retrasándose demasiado y llegando tarde después a la jugada. La mediapunta, formada ayer por Vucinic, Perrotta y Taddei, fue totalmente improductiva. Sólo Baptista y algunos fallos (puntuales) conjuntos de la línea defensiva juventina crearon algún peligro. La Roma se vio superada en todo momento y dio la sensación de estar siempre perdida. Sus únicas 'oportunidades' se circunscribieron al periodo central de la primera parte, en el tramo en que la Juve dejó el sprint y antes de que volviese a adueñarse del partido y fuese con decisión en búsqueda de la portería de Doni, el mejor de la Roma. El brasileño respondió muy bien y salvó a su equipo de varios goles cantados: primero un cabezazo de Chiellini y después el disparo de Marchionni tras una combinación con Molinaro y Amauri. Pero frente al gran disparo de falta de Del Piero, realmente soberbio (minuto 38), nada pudo hacer sino rendirse y aplaudir la trayectoria perfecta de Alex Del Piero. Este año ya vimos una de sus obras maestras en el debut en Champions frente al Zenit, pero la ejecución de ayer fue mucho más violenta, más bella.

Las percusiones de Molinaro por la izquierda y el empuje de Grygera por la derecha dieron la impresión de desestabilizar por completo a la Roma. Uno tenía que vérselas con Taddei (de lo peorcito de su equipo) mientras que el otro pudo olvidarse totalmente de Vucinic, ya que sus espaldas estaba cubiertas por Legrottaglie, mejor y más atento que Chiellini en el día de ayer. En la que podíamos calificar como la noche de los milagros en Turín, la resurrección de Tiago pareció confirmarse para sorpresa de todos. El portugués apático, débil y dañino de la pasada temporada, que nos dejó perplejos la pasada temporada, es un nuevo jugador. El nuevo Tiago jugó su primer gran partido de titular al lado de Sissoko y consiguió que no echásemos de menos a otros centrocampistas que siempre habían dejado mejores sensaciones que él (Zanetti, Marchisio ó Poulsen). También Marchionni parece haberse recuperado y haber abandonado su periodo de lesiones y de 'ser o no ser'. Ayer estuvo deslumbrante en algunos tramos del partido y consiguió marcar un muy buen gol en un choque tan importante: era el 2-0, el minuto tres de la reanudación, y transformó el partido, que pasó de ser una dura pelea a un duro entrenamiento pensando en el Real Madrid. Después lo intentó Amauri por todos los modos posibles, rozando el tercer gol en más de una ocasión. No logró marcar. El partido acabó 2-0. La Juve vuelve a ser la Juve. Y ya no hay dudas: nosotros también podemos.

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