jueves, 20 de marzo de 2008

Serie A, 29ª J. Empoli 0-0 Juventus

Más que una final, fue un entrenamiento


La Juve hizo un muy mal partido y desperdició una oportunidad para acercarse al segundo puesto y asegurar del todo la Champions. En un partido en que Ranieri hizo varios cambios, dejando fuera a Sissoko, Nedved y Trezeguet, el Empoli encerró a una Juve lenta e imprecisa a la que le negaron un penalti claro en la segunda parte. Lo único bueno, perdieron los rivales.
Para encontrar la parte positiva de este empate a nada que la Juventus ha sacado con lo mínimo en Empoli nos tenemos que ir a otros estadios. Al San Paolo de Nápoles o al Meazza de Milan, por ejemplo, de donde llegaron las noticias de las derrotas de Fiorentina y Milan, los rivales de la Juventus en la lucha por la Champions. Ahora la escuadra de Ranieri tiene 5 puntos de ventaja sobre la Fiore y 9 sobre el Milan: un buen margen con el que tendríamos que asegurarnos la Champions. Al menos en los números, porque en el juego, el partido de ayer no será recordado (para nada bueno) en esta temporada de la Juventus. La Juve no fue tal en el Castellani. No, no pasamos por alto que Ranieri reservase ayer algunos jugadores en previsión del partido del sábado en Milan contra el Inter, pero ayer fue un problema de sistema, de estructura. El sábado harán falta muchas más cosas para evitar que la Juve nos dé la Pascua, futbolísticamente hablando.
Podríamos pasarnos horas buscando razones para explicar un partido tan pobre de la Juventus. Podríamos decir que ha sido por culpa de una preparación del partido errónea, que la Juve empezó con un ritmo muy bajo ante los fogonazos del Empoli, que el rival no estaba correctamente estudiado, que hay un bajón de forma física, que en partidos como el de ayer falta motivación... Ó también podemos discutir las decisiones de Ranieri, que optó por hacer rotaciones, dejando fuera del equipo a Nedved y, sobretodo, a Sissoko, negando la evidencia de que esta no es la gran Juve infinitamente superior de Capello. Podremos decir todo esto y mucho más, pero si las causas son múltiples, el efecto fue instantáneo: una Juventus deshilachada e inconclusa, incapaz de dar un mínino de fluidez a su juego. Y con algún elemento (Molinaro), que intentó hacer la guerra por su cuenta y responder a la provocación inicial del rival, obligando a Ranieri a hacer un cambio antes de la media hora de juego para evitar quedarse con 10.
El planteamiento táctico del Empoli contribuyó al aumento de la vergüenza bianconera. Malesani sacó un esquema con un sólo punta (Volpato, cedido por la Juve) y un centro del campo muy fuerte, con el jovencísimo Musacci delante de la defensa como libero. La Juventus quedó embotellada en esa telaraña, que de cuando en cuando se desprendía de alguno de sus componentes en busca de alguna contra infructuosa (sólo Abete creó algún problema en el minuto 43).
El caso es que esta Juve no tiene a nadie que sepa llevar el timón del equipo ni manejar los tiempos del partido. No, Tiago no está preparado para eso. Ayer abandonó el campo entre pitos, y es que en ningún momento supo coger la manija del juego de la Juventus: En gran parte culpa suya, pero también de los compañeros, que no le ayudaron. Está bajo de moral, y afronta cada partido con la presión de quien se juega el puesto de trabajo a cada minuto (que es así) hasta perder la concentración y fallar hasta en los fundamentos básicos. Un problema demasiado grande, y es que parece que Tiago no cree en estar jugando en la Juventus y tiene un respeto extremo (quizá miedo) a la hora de relacionarse con jugadores como Del Piero, que ayer tuvo que hacer de él en más de una ocasión. Lo que comportó dos consecuencias negativas: la desligitimación de un compañero y la perdida de una referencia ofensiva. Pero en descarga de Tiago, hay que decir que cuando él tenía la pelota (pocas veces) los compañeros asistían inmóviles, como examinando su rendimiento a todo lo que hacía: una ausencia de movimientos sin balón que se ha convertido en uno de los mayores handicaps de la Juventus, acostumbrada a resolver en acciones individuales más que en acciones colectivas.
Pero en medio de esta desidia (en el primer tiempo no se regristró ninguna ocasión de gol digna de ser llamada como tal), la Juve aumentó una marcha en la reanudación. Gracias a ese aunmento de velocidad en el juego, la Juventus se instaló por un cuarto de hora en las inmediaciones del área local, logrando el primer disparo a puerta del partido a los 7 minutos con un libre directo de Del Piero y reclamando un penati bastante claro de Piccolo a Iaquinta dos minutos después. Pero no mejoró mucho (ni siquiera alcanzaría el calificativo de suficiente), y ni mucho menos suficiente para romper el entramado táctico del Empoli. Además, Malesani dio una lección de inteligencia (y valentía) metiendo en el campo a dos atacantes como Giovinco y Vannucchi: no tanto para buscar la victoria, sino para mantener a la Juventus a raya poniedo un peligro cerca de su área y evitar así los ataques alegres de la Juventus.
Pero Ranieri no consiguió motivar a su equipo, ni siquiera con la entrada de Nedved y Trezeguet, con los que la Juve pasó a un 4-3-3, que no creó más que algún susto en el área de Bassi. Es más, fue Abete el que estuvo más cerca de marcar para el Empoli. Al final empate sin goles, un justo premio para un Empoli que supo parar a una muy mala Juventus. Hará falta mucho más el sábado. El año que viene, no quiero ni pensarlo...

1 comentarios:

Este partido no lo vi pero por cosas como estas estamos aun lejos de aquella Juventus de años anteriores q estos partidos se ganaban por 2-0 o asi y la media hora q faltaba a congelar el partido sin q pasara nada

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