Error fatal
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La Juve se complica la vida en uno de los peores partidos de los últimos años. La Fiorentina marcó a los pocos minutos. Sissoko y Camoranesi ilusionaron a los aficionados con la remontada. Entonces llegaron los errores en línea. Ranieri sacó a Camoranesi y Del Piero y un gol de Osvaldo decidió en el descuento. Los de Prandelli ganaron en Turín 20 años después y se ponen a un punto de la Juve, que sólo aventaja en cuatro al Milan. La Juventus está en crisis. Lo está oficialmente desde ayer a las 17:00 horas, cuando se certificó la derrota ante la Fiorentina, aunque en realidad, los primeros sintomas eran perceptibles desde hacía algun tiempo, con la primera parte insoportable de Reggio Calabria o el derby insulso contra el Torino. En una semana negra, el equipo de Ranieri se ha hundido y sin la posibilidad de echarle la culpa a los árbitros. No, porque con la Fiore, que ahora se ha quedado a sólo un punto, y que amenaza el tercer puesto de la Juve ante el sonrojo de la afición, se cometieron muchísimos errores imputables 'sólo' al entrenador y a los jugadores. A pesar de estar en posible fuera de juego Osvaldo en el tercer gol, la Fiorentina no ha robado nada, sólo ha aprovechado los errores de un equipo que no se reconoce con esa camiseta. Ayer todo funcionó mal: defensa insegura, centro del campo previsible y ataque inoperante.
El equipo que Cesare Prandelli planteó con astucia y modeló con habilidad adaptándolo a las necesidades del partido, tuvo el carácter para adelantarse en el marcador y, después de verse superado y remontado, renacer y matar a la Juventus en el tercer minuto de los cuatro que añadió el señor Farina. El ridículo de la Juventus lo mateliarizaron Papa Waigo, que entró por Santana en el 21' de la reanudación, y Osvaldo, que sustituyó a Ujfalusi cuatro minutos antes. El senegalés marcó el empate a 2 y dio una asistencia de lujo para que el italo-argentino marcase el 2-3, un gol importantísimo. Tan importante que, fruto de la excitación no se dio cuenta de que tenía una amarilla y se quitó la camiseta, lo que provocó su expulsión. Quien tenga buena memoria y el año pasado pudiese seguir a la Juventus en Serie B, recordará que la temporada anterior, cuando Papa Waigo militaba en el Cesena ya dejó en ridículo a todo el equipo de Deschamps yéndose de todos y terminar marcando un gol que le 'birló' dos puntos a la Juve. Se ha repetido en el Olimpico. Papa Waigo evidenció las limitaciones técnicas de Molinaro (sobre su consciencia pesarán injustamente los dos goles). Pero Molinaro fue la punta del iceberg (juega todos los minutos de todos los partidos y se merecería un descanso), porque a su lado estaban igual de mal Grygera y Legrottaglie, uno que no se ha adaptado a la Serie A y otro que sufre mucho cuando no está al lado de Chiellini.
El primer gol de la Fiore, tras una combinación entre Jorgensen y Gobbi que transformó el lateral italiano, rompió la inercia del partido. Mostró en 20 minutos todos los males de la Juventus y nos hizo dar las gracias por el hecho de que Mutu se perdiese este partido. Porque aún así, con Pazzini a medio gas y un intermitente Santana, la actuación de la Juve fue vergonzosa. Sólo Sissoko, que con una chilena casi imposible (tras un error en la salida de Frey) marcaba su primer gol en Italia y Camoranesi, que también marcó aprovechando un centro pasado de Molinaro, sacaron la cara por la Juventus en el momento más difícil. Lo único salvable de un equipo con jugadores que 'traicionaron' la camiseta, con un irreconocible Zanetti o un insulso Palladino, cuya renovación de contrato, lejos de expolearle, parece haberle relajado. Un buen disparo al final del partido no es suficiente para alguien al que se le supone una gran calidad. El trio del centrocampo rival Donadel-Kuzmanovic-Montolivo seguramente no se esperaba un partido tan tranquilo, sin apenas sobresaltos para su equipo. Ni siquiera en el segundo tiempo, cuando la Juventus se soltó la melena y se puso por delante en el marcador, pasaron dificultades. Porque ayer había una evidente diferencia técnica entre ambos conjuntos, y ahi salía ganando la Fiorentina. El hecho de que Trezeguet y Del Piero no rascasen bola da que pensar. Para qué tenemos los mejores delanteros del mundo si nadie más está con ellos. No siempre un pelotazo de la defensa va a atravesar el centro del campo rival y lo van a bajar ellos. Ranieri sustituyó a Del Piero por Iaquinta. El capitán no aguantaba más. Venía de jugar los 90 minutos en los últimos tres partidos. Justo después la Juve tuvo una falta de esas que están provocadas para que marque Del Piero, y Ranieri entonces pensó que igual debería haber cambiado a Trezeguet, que llevaba dos semanas sin jugar. Después llegó el recital de la Fiorentina, que nos dejó dos cosas claras: que la Juventus ha iniciado una curva claramente descendente y preocupante desde hace un par de meses y que Buffon no se ha recuperado de sus problemas de espalda por arte de magia. El portero sigue lesionado. Y los tesoros hay que cuidarlo y mimarlos. Un Buffon lesionado sólo sirve para adornar la foto.



1 comentarios:
Ya avise que mas que mirar al Milan habia que mirar a la Fiore, a sufrir toca.
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