sábado, 17 de abril de 2010

Sin nada que hacer


La Juventus cumplió ayer los pronósticos que daban como extra-favorito al Inter en el clásico de Italia que enfrentaba, por razones de ‘Calciopoli’ (I y II), no se sabe cuántos scudetti sobre el césped de San Siro. La verdad es que éste era el mejor momento para que la Juve sacase el orgullo (si es que le queda algo) e intentase ganar a un Inter que en los últimos meses ha conseguido tantas victorias (quince puntos en los últimos once partidos) que la Roma ha conseguido superarle. Pero no es menos cierto que esta es la peor, la más pobre y la menos peligrosa Juventus de la historia y que así es muy difícil intentar ganar a un equipo, que si bien no juega un fútbol de otro mundo, sigue vivo en las tres competiciones gracias a su potencia, competitividad y pegada. La mejor opción para la Juve era el efecto Barcelona en el Inter, que los jugadores (al igual que el público, que no llenó ni medio estadio) estuviesen pensando más en la Champions que en la liga. Pero no fue así y sin demasiado esfuerzo el Inter consiguió la victoria que le devuelve a los más alto de la clasificación a expensas de lo que pase mañana en el derbi capitalino. La Juve, por su parte, cuenta los días que quedan para que finalice esta pesadilla. Rezar por las victorias de Bari, Milan y Cagliari, aparte de pedir mucho, seguramente tampoco sería suficiente para que esta Juventus jugase la próxima Champions League.

Ayer, el árbitro Damato ofreció un nivel personal tan bajo como el partido que se estaba jugando. Antes de expulsar a Sissoko señaló un penalti-corner en el área del Inter. Cierto que lo de ayer no parecía fútbol, pero mucho menos hockey: habrá que revisar el reglamento, pero hasta ahora, todo lo que pasa después de que el árbitro haga sonar su silbato y se ponga el balón en movimiento debe juzgarse como una acción en juego y si en ella hay una falta, señalizarla como tal y no castigar un comportamiento indecoroso de uno de los jugadores. En el minuto 15, después de sacar de esquina la Juventus, Samuel cometió penalti sobre Chiellini; Damato mandó repetir el corner. Per la carità di Dio… Luego, aunque ya con más razón, expulsó a Sissoko. Seguro que sabía el malí que el más mínimo error podría decidir un partido como el de ayer y por eso no cometió ninguno pequeño: se entretuvo con el balón en los pies, lo perdió varias veces, intentó recuperarlo siempre cometiendo faltas y se metió en una pelea inútil con Thiago Motta que le costó la primera tarjeta amarilla y que se duplicó en el 37’ por una entrada tan sucia como innecesaria sobre Javier Zanetti. Quizá tenga razón Zaccheroni y la primera tarjeta fuese injusta, pero la expulsión se la buscó él solo ¿Cómo se pueden hacer esas entradas estando ya amonestado? La Juve, hoy, no puede buscar las causas de la derrota en las decisiones del árbitro, sino en la falta de lucidez de Sissoko.

Porque con once jugadores, la Juve estuvo a un nivel igual o superior al Inter, aunque siempre dentro del bajo perfil del choque; con diez sólo pudo luchar y dar la cara. Zaccheroni metió a Poulsen por Del Piero para paliar la baja de Sissoko y retrasar todo lo posible el gol del Inter, dejando en el campo a un Diego inservible por detrás de Iaquinta, que si apenas pudo tocar el balón en igualdad numérica, ni en sueños lo hizo cuando tuvo que enfrentarse él solo a Samuel y Lucio. A la Juve le quedaba la pelota parada para intentar marcar gol y ahí se hizo alto Cannavaro, el mejor de la defensa ayer: en ataque remató las dos ocasiones más claras desde que la Juve estaba con diez (antes remataron Iaquinta y Del Piero en los dos primeros minutos) y en defensa no se arrodilló ante el príncipe Milito, que ayer terminó sin marcar después de conseguir la mitad de los goles que ha marcado su equipo desde que entramos en marzo.

Y la imprecisión, forzada o no, de los delanteros del Inter, la contrarrestó Maicon: en el 54’, Eto’o se iba de Cannavaro, que no estuvo acertado en la entrada, pero su disparo, sólo ante Buffon, lo mandaba alto. Dos más tarde era Milito el que aprovechaba una siesta de Grosso para robarle la cartera, el balón y chutar un disparo desviado. En el 75’, sin embargo, un corner rechazado que no entrañaba excesivo peligro a priori, se convirtió en obra de arte en los pies de Maicon, que reclamaba el momento de épica y de gloria que tiene todas las temporadas en el Inter: con toda la Juventus defendiendo en el área, se fue de Amauri en la frontal con tres controles con el muslo, como si en su exhibición quisiese retratar al nuevo italiano, y lanzó el cañonazo justo a donde no podía llegar Buffon. Era el final del partido, aunque después marcaría Eto’o aprovechando el rechace del disparo al palo de Balotelli. También el objetivo de este proyecto, que se ha hecho tan famoso por su ausencia en la práctica. No es ninguna novedad y las derrotas ahora, desgraciadamente, apenas duelen después de trece en la Serie A. En el Inter disfrutan. Bien, que lo hagan mientras sigan pudiendo. Y por cierto, ahora la acusación no consigue probar que los árbitros inculpados en el ‘Calciopoli I’ tenían los teléfonos móviles con las SIM suizas de Moggi. ¡Oh! Novedad...

Ficha del partido ▼

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