Se puede ser segundo y ser segundo. Hay formas y formas. Porque si el Scudetto, en el que la Juve, entendida como equipo, puede creer ahora un poco más, sería un verdadero éxito, el puesto de honor podría ser algo satisfactorio según la manera en que se logre. La directiva ha confirmado su confianza en el entrenador, algo lógico y normal a estas alturas de la temporada, pero todos (los propios directivos incluidos) tenemos las ideas muy claras sobre cómo tiene que acabar la temporada la Juventus.
Terminar segundos podría no ser suficiente, porque si la diferencia con el Inter no disminuyese o, peor aún, aumentase, daría lugar a una situación de impotencia con respecto al Inter (muy abordable, por otra parte) y el resumen final de la temporada no podría ser sino negativo. Sería una mancha en la confianza que el club y la afición ha depositado en Claudio Ranieri. Sin embargo, terminar segundos tras haber peleado con el Inter de tú a tú, habersele acercado, haberle puesto nervioso, sería un resultado satisfactorio para todo aquel aficionado realista. Si después se ganase, en una pelea cuerpo a cuerpo (para la que también se necesita suerte), sería magnífico, pero lo importante es que la Juve muestre la garra histórica y que vimos contra el Chelsea: la Juve debe poner todas sus fuerzas en este sprint final para no ser el espectador de lujo de la fuga solitaria del Inter.
Y para conseguirlo es fundamental reconstruir el equipo en un tiempo record tras la eliminación con el Chelsea, que ha dejado dos heridas bastante profundas. La primera tiene dos trayectorias, es la doble lesión de Amauri y Manninger y que vuelve a aumentar a once el número de lesionados (para hacer un equipo de absolutas garantías: Manninger; Andrade, Knzevic, Legrottaglie, De Ceglie; Camoranesi o Marchionni, Sissoko, Zanetti, Nedved; Amauri, Trezeguet). La situación ya no es preocupante ni alarmante. No existe un calificativo. Sólo puede solucionarse. Llevamos cinco meses hablando del por qué de tantas lesiones y nadie ha encontrado la explicación. Pero alguien tiene que buscarla (y encontrarla). Porque seguro que la hay.
La segunda de las heridas, puede que incluso más profunda, el enfrentamiento mediático entre Trezeguet y Ranieri: escalofriante, impensable, insoportable, condenable y difícilmente perdonable. Mal Trezeguet por desfogarse en la prensa tras un mal partido. Peor Ranieri por llamarle "niño malcriado" y decir que "estábamos jugando nueve contra once, sólo tocó seis balones en el segundo tiempo". Y es peor Ranieri porque dentro del mutuo acto de irresponsabilidad, la suya es mucho más grave, puesto que es el guía del grupo, el ejemplificador. Pero entre todas las frases de una rueda de prensa que nunca tuvo que producirse y que a la larga va a pasar factura (esperemos que no al equipo como tal) fue cuando el mister dijo: "Tengo que saber quien está conmigo y quien no". Hace meses, tras la derrota en el San Paolo, hubo ya reuniones para aclarar la situación entre el técnico y los jugadores. Ahora vuelven a ser obligadas. Porque la temporada aún no ha terminado: quedan el Scudetto y la Coppa. Porque los que podemos sentirnos traicinados y a los que se nos ha faltado al respeto podemos ser nosotros. Hay formas y formas.
Terminar segundos podría no ser suficiente, porque si la diferencia con el Inter no disminuyese o, peor aún, aumentase, daría lugar a una situación de impotencia con respecto al Inter (muy abordable, por otra parte) y el resumen final de la temporada no podría ser sino negativo. Sería una mancha en la confianza que el club y la afición ha depositado en Claudio Ranieri. Sin embargo, terminar segundos tras haber peleado con el Inter de tú a tú, habersele acercado, haberle puesto nervioso, sería un resultado satisfactorio para todo aquel aficionado realista. Si después se ganase, en una pelea cuerpo a cuerpo (para la que también se necesita suerte), sería magnífico, pero lo importante es que la Juve muestre la garra histórica y que vimos contra el Chelsea: la Juve debe poner todas sus fuerzas en este sprint final para no ser el espectador de lujo de la fuga solitaria del Inter.
Y para conseguirlo es fundamental reconstruir el equipo en un tiempo record tras la eliminación con el Chelsea, que ha dejado dos heridas bastante profundas. La primera tiene dos trayectorias, es la doble lesión de Amauri y Manninger y que vuelve a aumentar a once el número de lesionados (para hacer un equipo de absolutas garantías: Manninger; Andrade, Knzevic, Legrottaglie, De Ceglie; Camoranesi o Marchionni, Sissoko, Zanetti, Nedved; Amauri, Trezeguet). La situación ya no es preocupante ni alarmante. No existe un calificativo. Sólo puede solucionarse. Llevamos cinco meses hablando del por qué de tantas lesiones y nadie ha encontrado la explicación. Pero alguien tiene que buscarla (y encontrarla). Porque seguro que la hay.
La segunda de las heridas, puede que incluso más profunda, el enfrentamiento mediático entre Trezeguet y Ranieri: escalofriante, impensable, insoportable, condenable y difícilmente perdonable. Mal Trezeguet por desfogarse en la prensa tras un mal partido. Peor Ranieri por llamarle "niño malcriado" y decir que "estábamos jugando nueve contra once, sólo tocó seis balones en el segundo tiempo". Y es peor Ranieri porque dentro del mutuo acto de irresponsabilidad, la suya es mucho más grave, puesto que es el guía del grupo, el ejemplificador. Pero entre todas las frases de una rueda de prensa que nunca tuvo que producirse y que a la larga va a pasar factura (esperemos que no al equipo como tal) fue cuando el mister dijo: "Tengo que saber quien está conmigo y quien no". Hace meses, tras la derrota en el San Paolo, hubo ya reuniones para aclarar la situación entre el técnico y los jugadores. Ahora vuelven a ser obligadas. Porque la temporada aún no ha terminado: quedan el Scudetto y la Coppa. Porque los que podemos sentirnos traicinados y a los que se nos ha faltado al respeto podemos ser nosotros. Hay formas y formas.




2 comentarios:
Y esta Juve en el primer tiempo contro il Bologna sufrio y sufrio, en el segundo tiempo lucho y gano, y termino cantando y goleando. Sin duda el espiritu que mostro el equipo (fuera de nuestra enfermería de infornunios) fue una fuerza necesaria para arruinarle la hora al Inter; aun tenemos dos chances: la liga ó la coppa.
Forza Juve!
La verdad es que se puede aun luchar por el Scudetto y sino como minimo lucharlo asta el ultimo partido.
Lo de Ranieri y Trezeget...imperdonalbe por parte de los dos.
Esto prejudica a la Juve a corto largo plazo.
un saludo
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