45 minutos tardó la Juve en quitarse de encima los fantasmas de la eliminación europea, la frustración por la continuación de las lesiones (ayer eran doce y hay que sumarle la de Chiellini) y el nerviosismo más o menos latente que el enfrentamiento entre Ranieri y Trezeguet ha podido diseminar en el ambiente. 45 minutos en los que el Bologna aprovechó el desconcierto, la falta de ritmo, la tristeza de la Juventus. Hasta que Giovinco decidió que esa debía ser su noche, se echó el equipo a las espaldas y rompió todos los esquemas tácticos. Gracias a él y al orgullo poco glamuroso de gente como Salihamidzic, la Juve pudo remontar el partido y, sobre todo, ver el partido de esta noche entre Inter y Fiorentina, con esperanza y con la ilusión de quien en un momento complicado no ha renunciado a la remontada. No obstante la repetición continuada de varios problemas (especialmente físicos). Porque por momentos parecía que la pesadilla no iba a terminar, como si los fantasmas no dejasen de perseguir a una Juventus diezmada por las lesiones y (por si no fuese suficiente) luchas internas. Así, si hace apenas cinco días era Drogba el encargado de destruir el sueño europeo, ayer era Mutarelli el que intentaba destruir las esperanzas de la remontada liguera. Mutarelli, que si este año había aparecido en los medios era por la lucha que mantenía para poder desvincularse de la Lazio que por sus méritos deportivos. El problema era que para agredir a esta Juve bastaba con él: un modesto centrocampista defensivo de un Bologna bien organizado en la primera parte.
Porque el gol que les dio la ventaja no fue en una jugada aislada con alguna invención individual, sino que fue fruto de una estrategia escrupulosamente trabajada por Mihajlovic. El técnico del Bologna salio Di Vaio aparentemente aislado arriba, pero con la misión de moverse constantemente para abrir espacios en la defensa que permitiesen la incursión en el área de sus volantes. Unos volantes que tenían la misión clara de chutar y marcar por lo 'inusual' de su colocación: Valiani, diestro, colocado en la izquierda, Bombardini, zurdo puro, en la derecha. Una señal de que los centros no importaban tanto como los disparos que estos pudiesen hacer cuando el balón les cayese a su pierna buena. Además, un centro del campo super poblado dejó siempre en inferioridad numérica a la Juve, que con Tiago dando su cara 'b' en esa imprevisibilidad constante en que nos hace vivir, no pudo frenar los ataques del Bologna en ninguna de las dos líneas de contención, dejando entrever que, como finalmente pasó, los espacios abiertos iban a acabar con el gol visitante, como pasó con el de Mutarelli.
Hacía falta algo, o alguien, que sacase a la Juve de las tinieblas de la derrota, además del valle de juego ocasionado por un centro del campo demasiado lento y previsible. Y ahí apareció Giovinco para revolucionar a una Juve que se encomendaba al orgullo, esteril, de Del Piero. En los minutos finales de la primera mitad se quitó todas las vergüenzas para completar su redención en esta Juve y dar un mensaje claro: la diferencias en el fútbol se marcan con la calidad, y cuando la hay, el físico puede pasar a un segundo plano y se puede jugar sin tanto sufrimiento y lamentos. Como decíamos, antes del descanso, nos ofreció el prólogo de lo que iba a ser la segunda parte con un disparo que se estrelló en el larguero, otro cuyo rechace no pudo aprovechar Tiago y después un centro magnífico que no remató correctamente Del Piero. Pero todo cambió con el descanso, con el exámen de conciencia en el vestuario. Ranieri avisó a Tiago ante su posible acomodamiento en una decisión (la de meter a Poulsen) que sirvió principalmente para dar más libertad a Giovinco, que se despegó de la banda izquierda. Y justamente él influyó de manera directa en los dos primeros goles que confirmaban la remontada: primero con un corner que remató a la perfección Salihamidzic (minuto 48) y después con un remate en semifallo a un centro de Iaquinta que se convirtió en un golazo por lo que significaba en el partido y lo que puede ser para la historia. Después lo intentó Di Vaio con un remate de cabeza, pero Buffon, con una intervención de las de mejor portero del mundo, y Del Piero, que marcó dos goles después (espectacular el primero de ellos: control, finta, dribling y tiro), para recalcar la calidad necesaria y reconfirmarse en su posición después de las críticas recibidas, le dieron el justo castigo a Mihajlovic, que cambió y desconcertó a su equipo en el descanso. El grito de Del Piero en el primer gol era de liberación, la suya personal y la de la Juventus en general. Era el símbolo de que unidos es como se gana. Y ayer la Juve lo demostró: calidad y unidad son las claves. Así es como se gana. Lo demás, las peleas, y los insultos y descalificaciones de otros, no nos interesan. Ahora hay que ver cómo responde el Inter a su enésima eliminación en los octavos de la Champions. La Juve ya lo hizo. Y como un equipo campeón.
Porque el gol que les dio la ventaja no fue en una jugada aislada con alguna invención individual, sino que fue fruto de una estrategia escrupulosamente trabajada por Mihajlovic. El técnico del Bologna salio Di Vaio aparentemente aislado arriba, pero con la misión de moverse constantemente para abrir espacios en la defensa que permitiesen la incursión en el área de sus volantes. Unos volantes que tenían la misión clara de chutar y marcar por lo 'inusual' de su colocación: Valiani, diestro, colocado en la izquierda, Bombardini, zurdo puro, en la derecha. Una señal de que los centros no importaban tanto como los disparos que estos pudiesen hacer cuando el balón les cayese a su pierna buena. Además, un centro del campo super poblado dejó siempre en inferioridad numérica a la Juve, que con Tiago dando su cara 'b' en esa imprevisibilidad constante en que nos hace vivir, no pudo frenar los ataques del Bologna en ninguna de las dos líneas de contención, dejando entrever que, como finalmente pasó, los espacios abiertos iban a acabar con el gol visitante, como pasó con el de Mutarelli.
Hacía falta algo, o alguien, que sacase a la Juve de las tinieblas de la derrota, además del valle de juego ocasionado por un centro del campo demasiado lento y previsible. Y ahí apareció Giovinco para revolucionar a una Juve que se encomendaba al orgullo, esteril, de Del Piero. En los minutos finales de la primera mitad se quitó todas las vergüenzas para completar su redención en esta Juve y dar un mensaje claro: la diferencias en el fútbol se marcan con la calidad, y cuando la hay, el físico puede pasar a un segundo plano y se puede jugar sin tanto sufrimiento y lamentos. Como decíamos, antes del descanso, nos ofreció el prólogo de lo que iba a ser la segunda parte con un disparo que se estrelló en el larguero, otro cuyo rechace no pudo aprovechar Tiago y después un centro magnífico que no remató correctamente Del Piero. Pero todo cambió con el descanso, con el exámen de conciencia en el vestuario. Ranieri avisó a Tiago ante su posible acomodamiento en una decisión (la de meter a Poulsen) que sirvió principalmente para dar más libertad a Giovinco, que se despegó de la banda izquierda. Y justamente él influyó de manera directa en los dos primeros goles que confirmaban la remontada: primero con un corner que remató a la perfección Salihamidzic (minuto 48) y después con un remate en semifallo a un centro de Iaquinta que se convirtió en un golazo por lo que significaba en el partido y lo que puede ser para la historia. Después lo intentó Di Vaio con un remate de cabeza, pero Buffon, con una intervención de las de mejor portero del mundo, y Del Piero, que marcó dos goles después (espectacular el primero de ellos: control, finta, dribling y tiro), para recalcar la calidad necesaria y reconfirmarse en su posición después de las críticas recibidas, le dieron el justo castigo a Mihajlovic, que cambió y desconcertó a su equipo en el descanso. El grito de Del Piero en el primer gol era de liberación, la suya personal y la de la Juventus en general. Era el símbolo de que unidos es como se gana. Y ayer la Juve lo demostró: calidad y unidad son las claves. Así es como se gana. Lo demás, las peleas, y los insultos y descalificaciones de otros, no nos interesan. Ahora hay que ver cómo responde el Inter a su enésima eliminación en los octavos de la Champions. La Juve ya lo hizo. Y como un equipo campeón.




2 comentarios:
Esta victoria le vendra muy bine al equipo para cojer fuerzas para acabar el campeonato.
Giovinco parece que con minutos se destapa,de aqui a final de temporada tiene que ser resolutivo.
un saludo
Y el merdInter tambien ganó; y eso duele, aunque esta Juve se ubica en puesto Champions( y uno más que la campaña pasada) pero hasta este momento el unico logro 'logicamente posible' es la Coppa Italia (y hay que sacarse a la Lazio de encima) e doppo lo Schudetto, ma, il calcio non parla di logica, parla di magia, parla dei gol, parla di speranza.
Forza Juve, Noi crediamo ancora!!
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