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domingo, 22 de marzo de 2009

'Juquinta'


En Italia le han llamado 'Juquinta'. Porque los dos goles decisivos en el partido fueron de Iaquinta y porque con la de ayer la Juve suma la quinta victoria consecutiva en esta segunda vuelta que se ha convertido en una continua caza y captura del Inter que ha despachado con algo de suerte al colista y al que después Ibra le ha complicado el futuro al dejar el suyo personal en el aire. Haciendo un análisis a toro pasado, podemos decir que el Roma-Juve se jugó en dos veces: la primera, con victoria romanista por 11-8, parteneciente a las lesiones; el segundo, ya de noventa minutos, de once contra once, aunque con mucha diferencia técnica entre ambos equipos, fue para la Juve por 1-4. Que es lo que cuenta. Cuatro goles que hacen sumar a la Juve ocho en los dos últimos partidos y 51 en el total de la temporada, formando el segundo mejor ataque de la Serie A (tres goles menos que el Inter), y con los 23 tantos en contra que señalan a la Juve también como la segunda mejor defensa. En definitiva, eso, que la Juve está segunda.

Y hablando de números, aunque el uso indiscriminado de la matemática y las estadísticas les haya restado cierto valor y han pasado de ser lo único cierto a ser algo más subjetivo, podemos decir que esta Juve tiene cuatro puntos más que en la misma jornada de la primera vuelta y que mientras que hace un año se encontraba perdida a trece puntos del Inter, ahora se encuentra con posibilidades reales de ganar el título de la Serie A a siete puntos del líder y con siete más que el año pasado en la primera de las diez jornadas de la recta final, donde se deciden los campeonatos. Y es aquí, donde las sensaciones, apolladas en el frio matemático, le dan a la Juve la esperanza necesaria para luchar y creer, sin fanfarronadas, sin decir una palabra más alta que otra, siguiendo de incógnito y metiendo miedo poco a poco, como entra un resfriado, sin darse uno cuenta.

La Juventus que ayer arrasó en Roma tras vivir una semana llena de polémicas quer pervierten el equipo cuando se mete en otros 'partidos' debe seguir por el camino que ayer marcó para poder llegar lejos. Evitando meterse en búsquedas de culpabilidad que no llevan a ninguna parte, en polémicas por el calendario, en el juego de la prensa, en renovaciones de contratos o en paces reales y/o forzadas posteriores a conflictos reales y/o forzados. La Juventus, paradojicamente, para ser un equipo grande y ganador, debe sentirse menos "strepitosa" de lo que ha autoproclamado. Porque como nos ha enseñado la historia, la fuerza de este equipo no está en la exposición del talento en las vitrinas como hacen otros, sino en la predisposición del grupo al noble sacrificio.

La Juventus que (después) se paseó sobre los restos de la Roma, parecía sufrir primero el supuesto complejo mal dado de superioridad, concediendo espacios y campo al rival. El gol de Iaquinta, empatado después mediante Loria, marcó el camino a seguir y por él, el equipo fue creciendo, sabedor de una fortaleza intrínseca, más allá de los once jugadores que estuviesen en el campo. Después llegaron el segundo de Iaquinta y los otros dos de Mellberg y Nedved para dar a la Juve la victoria definitiva. Como dijo aquel, se hace camino al andar, y ayer la Juve lo hizo con una mentalidad renovada, ajena al exterior y corrigiendo errores. Así consiguió la cuadratura del círculo. Con Iaquinta de protagonista, cuando ya hablábamos de él como un ex jugador de la Juve hace un mes, y haciendo olvidar posibles polémicas de Amauri y Trezeguet. Con Del Piero con el mono de trabajo, centrado en una tarea que no es la suya y fallando en su pincelada final. Dando ejemplo aún cuando no es necesario. Porque el partido de ayer, donde la Juve dio la definición de equipo en el sentido más amplio, dejó varias conclusiones personales que tendrán que ser analizadas de aquí a final de temporada, que muy positivas. Siguiendo el camino marcado ayer, analizando uno por uno los pequeños detalles, la Juve podrá saber donde podrá llegar al final.

domingo, 15 de marzo de 2009

Respuesta de campeones


45 minutos tardó la Juve en quitarse de encima los fantasmas de la eliminación europea, la frustración por la continuación de las lesiones (ayer eran doce y hay que sumarle la de Chiellini) y el nerviosismo más o menos latente que el enfrentamiento entre Ranieri y Trezeguet ha podido diseminar en el ambiente. 45 minutos en los que el Bologna aprovechó el desconcierto, la falta de ritmo, la tristeza de la Juventus. Hasta que Giovinco decidió que esa debía ser su noche, se echó el equipo a las espaldas y rompió todos los esquemas tácticos. Gracias a él y al orgullo poco glamuroso de gente como Salihamidzic, la Juve pudo remontar el partido y, sobre todo, ver el partido de esta noche entre Inter y Fiorentina, con esperanza y con la ilusión de quien en un momento complicado no ha renunciado a la remontada. No obstante la repetición continuada de varios problemas (especialmente físicos). Porque por momentos parecía que la pesadilla no iba a terminar, como si los fantasmas no dejasen de perseguir a una Juventus diezmada por las lesiones y (por si no fuese suficiente) luchas internas. Así, si hace apenas cinco días era Drogba el encargado de destruir el sueño europeo, ayer era Mutarelli el que intentaba destruir las esperanzas de la remontada liguera. Mutarelli, que si este año había aparecido en los medios era por la lucha que mantenía para poder desvincularse de la Lazio que por sus méritos deportivos. El problema era que para agredir a esta Juve bastaba con él: un modesto centrocampista defensivo de un Bologna bien organizado en la primera parte.

Porque el gol que les dio la ventaja no fue en una jugada aislada con alguna invención individual, sino que fue fruto de una estrategia escrupulosamente trabajada por Mihajlovic. El técnico del Bologna salio Di Vaio aparentemente aislado arriba, pero con la misión de moverse constantemente para abrir espacios en la defensa que permitiesen la incursión en el área de sus volantes. Unos volantes que tenían la misión clara de chutar y marcar por lo 'inusual' de su colocación: Valiani, diestro, colocado en la izquierda, Bombardini, zurdo puro, en la derecha. Una señal de que los centros no importaban tanto como los disparos que estos pudiesen hacer cuando el balón les cayese a su pierna buena. Además, un centro del campo super poblado dejó siempre en inferioridad numérica a la Juve, que con Tiago dando su cara 'b' en esa imprevisibilidad constante en que nos hace vivir, no pudo frenar los ataques del Bologna en ninguna de las dos líneas de contención, dejando entrever que, como finalmente pasó, los espacios abiertos iban a acabar con el gol visitante, como pasó con el de Mutarelli.

Hacía falta algo, o alguien, que sacase a la Juve de las tinieblas de la derrota, además del valle de juego ocasionado por un centro del campo demasiado lento y previsible. Y ahí apareció Giovinco para revolucionar a una Juve que se encomendaba al orgullo, esteril, de Del Piero. En los minutos finales de la primera mitad se quitó todas las vergüenzas para completar su redención en esta Juve y dar un mensaje claro: la diferencias en el fútbol se marcan con la calidad, y cuando la hay, el físico puede pasar a un segundo plano y se puede jugar sin tanto sufrimiento y lamentos. Como decíamos, antes del descanso, nos ofreció el prólogo de lo que iba a ser la segunda parte con un disparo que se estrelló en el larguero, otro cuyo rechace no pudo aprovechar Tiago y después un centro magnífico que no remató correctamente Del Piero. Pero todo cambió con el descanso, con el exámen de conciencia en el vestuario. Ranieri avisó a Tiago ante su posible acomodamiento en una decisión (la de meter a Poulsen) que sirvió principalmente para dar más libertad a Giovinco, que se despegó de la banda izquierda. Y justamente él influyó de manera directa en los dos primeros goles que confirmaban la remontada: primero con un corner que remató a la perfección Salihamidzic (minuto 48) y después con un remate en semifallo a un centro de Iaquinta que se convirtió en un golazo por lo que significaba en el partido y lo que puede ser para la historia. Después lo intentó Di Vaio con un remate de cabeza, pero Buffon, con una intervención de las de mejor portero del mundo, y Del Piero, que marcó dos goles después (espectacular el primero de ellos: control, finta, dribling y tiro), para recalcar la calidad necesaria y reconfirmarse en su posición después de las críticas recibidas, le dieron el justo castigo a Mihajlovic, que cambió y desconcertó a su equipo en el descanso. El grito de Del Piero en el primer gol era de liberación, la suya personal y la de la Juventus en general. Era el símbolo de que unidos es como se gana. Y ayer la Juve lo demostró: calidad y unidad son las claves. Así es como se gana. Lo demás, las peleas, y los insultos y descalificaciones de otros, no nos interesan. Ahora hay que ver cómo responde el Inter a su enésima eliminación en los octavos de la Champions. La Juve ya lo hizo. Y como un equipo campeón.

sábado, 14 de marzo de 2009

Segundos y segundos


Se puede ser segundo y ser segundo. Hay formas y formas. Porque si el Scudetto, en el que la Juve, entendida como equipo, puede creer ahora un poco más, sería un verdadero éxito, el puesto de honor podría ser algo satisfactorio según la manera en que se logre. La directiva ha confirmado su confianza en el entrenador, algo lógico y normal a estas alturas de la temporada, pero todos (los propios directivos incluidos) tenemos las ideas muy claras sobre cómo tiene que acabar la temporada la Juventus.

Terminar segundos podría no ser suficiente, porque si la diferencia con el Inter no disminuyese o, peor aún, aumentase, daría lugar a una situación de impotencia con respecto al Inter (muy abordable, por otra parte) y el resumen final de la temporada no podría ser sino negativo. Sería una mancha en la confianza que el club y la afición ha depositado en Claudio Ranieri. Sin embargo, terminar segundos tras haber peleado con el Inter de tú a tú, habersele acercado, haberle puesto nervioso, sería un resultado satisfactorio para todo aquel aficionado realista. Si después se ganase, en una pelea cuerpo a cuerpo (para la que también se necesita suerte), sería magnífico, pero lo importante es que la Juve muestre la garra histórica y que vimos contra el Chelsea: la Juve debe poner todas sus fuerzas en este sprint final para no ser el espectador de lujo de la fuga solitaria del Inter.

Y para conseguirlo es fundamental reconstruir el equipo en un tiempo record tras la eliminación con el Chelsea, que ha dejado dos heridas bastante profundas. La primera tiene dos trayectorias, es la doble lesión de Amauri y Manninger y que vuelve a aumentar a once el número de lesionados (para hacer un equipo de absolutas garantías: Manninger; Andrade, Knzevic, Legrottaglie, De Ceglie; Camoranesi o Marchionni, Sissoko, Zanetti, Nedved; Amauri, Trezeguet). La situación ya no es preocupante ni alarmante. No existe un calificativo. Sólo puede solucionarse. Llevamos cinco meses hablando del por qué de tantas lesiones y nadie ha encontrado la explicación. Pero alguien tiene que buscarla (y encontrarla). Porque seguro que la hay.

La segunda de las heridas, puede que incluso más profunda, el enfrentamiento mediático entre Trezeguet y Ranieri: escalofriante, impensable, insoportable, condenable y difícilmente perdonable. Mal Trezeguet por desfogarse en la prensa tras un mal partido. Peor Ranieri por llamarle "niño malcriado" y decir que "estábamos jugando nueve contra once, sólo tocó seis balones en el segundo tiempo". Y es peor Ranieri porque dentro del mutuo acto de irresponsabilidad, la suya es mucho más grave, puesto que es el guía del grupo, el ejemplificador. Pero entre todas las frases de una rueda de prensa que nunca tuvo que producirse y que a la larga va a pasar factura (esperemos que no al equipo como tal) fue cuando el mister dijo: "Tengo que saber quien está conmigo y quien no". Hace meses, tras la derrota en el San Paolo, hubo ya reuniones para aclarar la situación entre el técnico y los jugadores. Ahora vuelven a ser obligadas. Porque la temporada aún no ha terminado: quedan el Scudetto y la Coppa. Porque los que podemos sentirnos traicinados y a los que se nos ha faltado al respeto podemos ser nosotros. Hay formas y formas.

miércoles, 11 de marzo de 2009

Grazie, ragazzi


Se acabó. El telón de la Champions League bajó ayer para los turineses. La Juve se queda fuera en los octavos de final tras haber dado todo para seguir avanzando. Ahora, tras la eliminación, llega el momento de hacer balanca, de analizar la situación, de saber qué ha pasado y cómo remediarlo el año próximo. La Juventus cayó ayer con un empate que nos deja orgullo y amargura a partes iguales. Porque la Juve pudo y mereció pasar, pudo y mereció ganar al Chelsea y dio todo para hacerlo. ¿Por qué no lo consiguió? Pues lo sabremos con el paso del tiempo, pero quizá a la mala fortuna, y a la mala salida en el partido de ida, hay que unirle el nivel, aún inferior con respecto a otros, puramente futbolístico de este equipo, que lo intentó con garra, coraje y corazón, pero que cayó en parte víctima de sus limitaciones. Al final, nada que recriminar al equipo: en una situación adversa, plagado de lesiones (otra vez, y esto sí que conviene estudiarlo ya) dio el máximo y demostró que el carácter es importante, pero que en el fútbol, al final, hay cosas que cuentan más. Y en esta situación, no queda otra que aplaudir a los jugadores, apoyarles, animarles y agradecerles el esfuerzo y el orgullo que nos han vuelto a hacer sentir paseando el poderío juventino por Europa un año más. Al final, sigue vivo el Chelsea, un equipo muy parecido a la Juventus, con un carácter muy fuerte, muy seguro, muy sólido y con una calidad, que en el intercambio de golpes, ha marcado la diferencia e inclinado la balanza a su favor.

En una noche en la que el espectáculo se preveía tan grande como la desilusión final, Ranieri decidió que había que salir a por todas, sin atajos. Sacó el mejor equipo posible, teniendo en cuenta las lesiones, el estado de forma actual de cada jugador y la necesidad de remontar el 1-0 de la ida. Por si fuese poco, a los diez minutos, la Juve perdió a Nedved, que disputaba 'Su' partido, después de dos choques, el último con Anelka, que acabaron con él. Pero con Salihamidzic en su lugar, la intención de la Juve permaneció invariable: derribar la gran muralla afro-anglosajona que Hiddink había plantado en el centro del campo con Mikel por delante de la defensa y con una línea de tres con Essien, Ballack y Lampard que funcionó a la perfección en todos los aspectos. El once de Hiddink hacía presagiar que sus declaraciones ofensivas de la víspera eran una milonga, aunque hay que reconocer que si el Chelsea estuvo afinado en su propio campo buena parte del partido, fue por culpa de la Juventus, con Tiago llevando bien el juego y con el tridente formado por Del Piero, Iaquinta y Trezeguet empujando arriba. Un tridente algo raro y que quedó un poco tocado con la salida de Nedved. Del Piero se encontró, a sus 34 años, fuera del área, moviéndose y buscando más que intentando finalizar. Era una solución que se preveía antes, pero que al final no se podría determinar qué porcentaje de positividad tuvo. Lo que sí muestra claramente es la necesidad de un mediapunta en el equipo para momentos como el de ayer.

Cuando Iaquinta, culminando una triangulación perfecta con Trezeguet, marcó el empate con el 1-0 (minuto 19), la ilusión se desbordó: lograr la empresa era posible porque lo estábamos viendo. La pena es que, como siempre, esta Juve que no puede más físicamente (en marzo), el martillo neumático de la Juventus se apagó con el gol y el equipo empezó a echarse atrás, metro a metro, hasta conceder el empate al Chelsea en el tiempo añadido de la primera mitad. Todos lo estábamos viendo y todos lo estábamos deseando: "que acabe el primer tiempo" pensaba más de uno, porque se podía prevér que concediendo campo y espacios, el Chelsea iba a lograr el gol que complicaba sobrenatura la clasificación. Aunque fue con suerte, con un disparo de Lampard que golpeó en Tiago, despistó a Buffon y a cuyo rechace estuvo más hábil Essien que Chiellini y Molinaro. Realmente increíble. En el tiempo añadido. Y podía haber sido peor si Buffon no hubiese sacado con rapidez una falta anterior botada por Drogba y que nunca sabremos (la televisión no dio ni una toma buena y es el ejemplo perfecto de por qué no se puede integrar en el fútbol) si entró o no entró.

La salida al campo en la reanudación era desangelada. El mazazo que se había llevado el equipo, y toda la afición, era terrible y por un cuarto de hora la Juve se dejó llevar por el desánimo y pareció entregada a la eliminación sin oponer demasiada resistencia. La respuesta de Ranieri, viendo la caída del equipo, fue inteligente, aunque polémica: quitó a Iaquinta por Giovinco y fue ampliamente silbado. Aunque en realidad fue una decisión acertada, si bien Vincenzo estaba siendo (otra vez) el mejor de los de arriba, porque Sebas dio vivacidad y velocidad al juego del equipo: volvió a reactivar a la Juventus y a la afición. La Juve rozó el 2-1 por dos veces con Trezeguet (inexplicablemente sustituido al final) y después Chiellini, ya amonestado, por una entrada dura sobre Drogba, fue expulsado. Cierto que Chiellini tocó más balón que rival y que el árbitro pudo haber evitado la expulsión, pero era innecesario, estando previamente amonestado, hacer esa entrada. Un error grave que se convirtió en mortal cuando Del Piero marcó de penalti (increíble disparo) el 2-1 y el pase estaba al alcance. Lo intentó la Juve, pero en una contra, con sólo tres atrás, un buen pase de Ballack a Belletti cuando parecía que iba a chutar, se convirtió en la asistencia perfecta para que Drogba marcase el empate a 2 y convirtiese en una agonía impotente los minutos restantes. Sin nada que hacer. Así se fue la Juventus de la Champions. Entre lágrimas de decepción, de orgullo, y aplausos. Dando todo. Por la puerta grande y con la cabeza alta.

martes, 10 de marzo de 2009

Resiste e vinci per noi


Resistencia. Esa es la palabra clave para el partido que esta noche dictará el futuro próximo de la Juventus (y quién sabe si también de alguno de sus empleados). La Juventus tendrá que resistir los muchos obstáculos que ahora tiene por delante y seguir motivados para luchar por los sueños propios. Aunque el destino haya situado todos los inconvenientes posibles delante y la suerte de espaldas. Porque a la lesión de Sissoko (¿por qué jugó esos seis minutos en un partido ya decidido?), se le une la última de Legrottaglie, que no es Beckenbauer, pero sí indispensable en la Juve actual. Y a tantos problemas, se le unen tantas dudas, que son otras tantas complicaciones. ¿Poulsen o Marchisio? ¿Seguir con el sistema actual o cambiar al 4-3-3?

Las lesiones están marcando esta temporada y condicionarán este partido en lo negativo o lo pueden redimensionar aún más de manera positiva. "Tres eran tres" los lesionados que el destino nos ha dejado indispuestos en el centro del campo. Ahora, cuando llegamos al momento más importante, la cantidad es de cuatro con Camoranesi, Marchionni, Sissoko y Zanetti. A eso hay que unirle el cansancio superlativo de quien lleva siete meses pisando a fondo el acelerador físico. Y si sumamos estos dos factores, tenemos un Molinaro que sin estar preparado ha jugado 30 partidos de los 33 que ha disputado el equipo; a Del Piero y Amauri obligados a jugar todos los minutos de muchos partidos por la lesión de Trezeguet y la mala suerte de Iaquinta; y que hoy tendrá que jugar Salihamidzic, apenas recuperado de su operación. Demasiadas lesiones, demasiadas dudas a las que habrá que resistir. A las que la Juve puede resistir.

Porque, en definitiva, la mejor Juventus no podrá estar hoy, pero sí un equipo que con el apoyo de sus millones de aficionados que ansían poder echar una mano al equipo; pero que su labor se reduce a contemplar y esperar con la impotencia que nos viene dada, es capaz de ganar a cualquiera. Tendrá que resistir y crecerse ante la adversidad más grande de la temporada con el espíritu de la Juve de orgullo, corazón y ganas de ganar. Como han dicho, será la noche en que la vieja guardia tendrá que emitir uno de sus últimos y más potentes rugidos. Porque sólo unidos, trabajando como un equipo, la Juve podrá ganar a un Chelsea compacto, fuerte físicamente, pero con sus propios problemas. La Juve tendrá que ser más Juventus que nunca para hacer tragar a los ingleses el calificativo mal impuesto de "leones desdentados". La Juve tendrá que salir con una rabia y unas ganas de ganar que se vean desde los vestuarios, que impresionen al Chelsea. La Juve tendrá que atreverse a atreverse. Hay que salir a ganar, y después que pase lo que pase. Estar a la altura de nuestra historia y mandar a Europa el mensaje de que la Juve siempre será la Juve y puede estar muy presente en sus pesadillas de futuro. Cortar el oxigeno al Chelsea y resistir. Jugar con el espíritu que permitió a este equipo ganar al Madrid en 2003 y jugar nuestra última final de la Champions. Con la garra con la que el equipo de Capello acabó con la era galáctica del Real dos años después. Y con las ganas que este equipo ha demostrado para salir del infierno en el que le aprisionaron y volver a ganar a lo grande. Porque, y lo dijo un sabio; las finales no se juegan, se ganan. Y la Juventus puede ganar a cualquiera. Magica Juventus, vinci per noi.

domingo, 8 de marzo de 2009

La primera de las dos


El de ayer fue un derbi que no pasará a la historia: el Torino se encontraba ensombrecido por el Chelsea y destronado por el Inter, al que ahora se dirigen todas las rivalidades. Los famosos 29 puntos de diferencia (ahora 32) no fueron determinantes en el rendimiento de uno y otro equipo, pero tuvieron una incidencia directa en el desarrollo del encuentro: la Juve entre Torino y Chelsea, eligió al Chelsea y el Torino demostró por qué se encuentra un punto sobre el descenso. Sólo viendo la alineación inicial de Ranieri quedó claro que la Juventus tenía otras prioridades y si quería ganar el partido de ayer era para mantener la distancia con el Inter y no para llevarse la satisfacción personal de ganar al rival de la ciudad: Grygera, Legrottaglie, Marchionni, Sissoko, Tiago, Nedved y Del Piero, presumibles titulares ante el Chelsea, alternaban el banquillo con la grada para dejar espacio a, entre otros, Zebina y Salihimidzic, titulares por primera vez esta temporada. La otra sorpresa concerniente a la alineación era Trezeguet: no fue titular y no salió ni un minuto, acumulando su única fatiga en un débil calentamiento. ¿Será el arma secreta de Ranieri contra el Chelsea? "Quien piense eso puede haber visto un indicio en la pareja Del Piero - Trezeguet para la Champions". Esa fue la respuesta de Ranieri, con una sonrisa en la cara, después, en la sala de prensa. Acertó de lleno con el planteamiento de ayer el técnico, que empezó a jugar de manera velada el encuentro del martes próximo.

A pesar de las ausencias voluntarias, los que saltaron al campo lo hicieron con los ánimos encendidos: nadie es inmune al efecto de un derbi turinés. Al final del partido se puede decir que el Torino fue mejor, que dominó, que hubiese podido ganar, pero no que se haya llevado una victoria injusta. Sí, vimos más al Torino que a la Juve, pero también tuvo más protagonismo Sereni que Buffon. El Torino sabía que si tenía una oportunidad para ganar a la Juve catorce años después, era ayer. Lo tenía todo de su parte: cansancio, distracción y la medio renuncia del rival. Empezaron bien los de Novellino, con Barone recordándonos que él también es campeón del mundo y Rosina especialmente motivado. Pero seguramente había uno más aún: Giovinco, turinés de nacimiento, juventino de corazón y para quien el derbi, además de una ocasión más para reivindicar su calidad, es uno de esos partidos que duran un año. De sus pies salió la primera ocasión con un disparo que cogió Iaquinta, obligando a Sereni a la primera acción milagrosa de la noche en el minuto 2 de juego. También Giovinco y Iaquintan iban a ser después los protagonistas en una falta que en el 26' botó el primero y remató el segundo: segunda aparición milagrosa de Sereni, gol fantasma que alguno vio dentro pero que, a diferencia de Genoa, no fue dado válido porque, como el de Balotelli, no lo fue.

Pero la Juve encontró en su cansancio, en sus reservas, en su a saber qué, sus limitaciones. Cuando Colombo le tomó la medida a Giovinco. Con el único elemento diferenciador desactivado, con Molinaro literalmente achicharrado (ha jugado 30 de los 33 partidos del equipo) y Salihamidzic y Zebina aún habituándose a un rectángulo de hierba verde, el Torino tomó el mando, aprovechó la superioridad numérica en el centro del campo y condenó a la Juve a jugar para que Iaquinta se revolviese en acciones que más que crear un peligro real, servían para que pasase el tiempo. Paradójicamente fue él, el delantero que se sabe suplente, el que sabe que no jugará los grandes partidos, resignado a ser un mero 'descansador' de los titulares teóricos, el mejor del partido; en contrapunto de Amauri, salvador en tantos partidos, que ha marcado un gol en los últimos 12 y que se equivoca si piensa que tiene un puesto asegurado entre los once titulares por haber sido el esfuerzo más grande de esta Juventus en los últimos años.

La primera conclusión que pueden sacar en el Torino (favorable y no a la vez) es que si tuviesen un delantero capaz de marcar goles y no uno que ayude tanto al equipo como Stellone, se podrían resolver muchos de sus problemas. La primera (gran) ocasión del Torino era suya al rematar completamente solo ante Buffon un centro de Pisano por encima de la portería. También de un centro del lateral izquierdo salió la segunda tentativa (y última) del Torino: centro que remata Barone y genial respuesta de Buffon con una estirada increible para atenazar el balón y ni siquiera conceder el servicio de esquina. Con los intentos de Giovinco estrellados una y otra vez contra la defensa granata y sin nadie que acompañase con dignidad a Iaquinta (Amauri se reservó todo el partido pensando en su supuesta titularidad del martes), Ranieri, acertadamente, optó por la potencia en lugar de la fantasía sustituyendo a Giovinco por Nedved. Y fue fundamental, porque después de varios robos, varios tiros y de dinamizar más el partido, llegó el gol de la Juve a diez minutos del final cuando la entrada de Trezeguet parecía más una necesidad que una oportunidad: una falta recibida y después lanzada por el checo llegaba al corazón del área donde no había nadie y donde llegó Chiellini solo, libre de marca para hacer el 0-1 postrero en una jugada calamitosa del Torino, un centro que cualquier defensa hubiese despejado y que la Juve aprovechó. Con justicia, porque minutos antes había estado a punto de lograr la ventaja con un remate del propio Chiellini y el posterior de Salihamidzic al rechace de Sereni. Una victoria merecida dedicada a Nedved, que si es cierto que se retira, jugó ayer su último derbi, de la que no se puden sacar muchas conclusiones tácticas válidas, pero que sí le manda un mensaje a Hiddink: la juve c'è. Y con sorpresa.

sábado, 7 de marzo de 2009

Así seguimos


"En los dos últimos días no se ha hablado de la Roma, que tiene grandísimos jugadores, pero que acabará la temporada sin títulos. No se ha hablado del Milan, que tiene once puntos menos que nosotros y acabará con cero títulos. No se ha hablado de la Juve, que ha ganado muchos puntos con errores arbitrales". En los próximos, que sólo serán dos porque la Champions está al acecho, se hablará del último, por ahora, regalo al Inter. El 0-2 en Genoa no era y consecuentemente era imposible que cualquiera de los árbitros entendiese que sí lo era. El debate sobre la necesidad de la tecnologia en el fútbol para evitar este tipo de situaciones lo dejamos para otro momento. Ahora nos ponemos al lado de Gasperini para reclamar el mal arbitraje hoy contra el Genoa. Eso sí, con dolor. Mourinho con sus estupideces ha reducido el fútbol italiano y una jornada sensacional a los escombros de los errores arbitrales que favorecen a su equipo. Lo único positivo, Mourinho, es que con semejantes atropellos nadie hablará de lo mal que juega tu equipo. Felicidades.

La frontera entre el todo y la nada


Condenados a ganar. Para no echar por tierra una temporada en la que el equipo se ha mostrado ya al primer nivel y para no dar razón a quien una tarde de principios de marzo quiso divertirse diciendo estupideces, golpeando duro al fútbol italiano y fomentando la violencia. En los próximos tres días (de hoy al martes), la Juve se juega el futuro: esta noche debe ganar el derbi contra el Torino para mantener viva la esperanza de adelantar al Inter; el martes, sin embargo, tiene que ganar al Chelsea con dos goles de diferencia si quiere seguir su, hasta ahora, glorioso camino en la Champions League y dar una connotación y regalar unas emociones especiales a una temporada de momento 'sólo' buena.

El lema de la Juve para estos dos partidos es ganar, ganar y ganar. Por lo civil o por lo criminal. Pero ganar. Ayer dijo Ranieri que la Juve es insuperable está al límite, cuando es cara o cruz. Una afirmación quizá comprometedora, pero que en el contexto piscológico de estos dos partidos es más una declaración de intenciones que una descripción de una realidad que no hemos podido testar todavía. En definitiva, no podemos hacer otra cosa que esperar a esta noche y al martes, al Torino, al Chelsea y a la Juve, claro. Lo visto en Londres no será suficiente, lo de Coppa contra la Lazio, menos aún. La Juve que se mostró sólida para superar al Madrid en dos ocasiones sería la ideal para superar estos dos retos (obviando los atenuantes que ofrecía el rival en aquél entonces). Sangre, sudor y lágrimas. ¿De alegría?

jueves, 5 de marzo de 2009

¿Diego o Sneijder?

En los últimos días ha nacido un rumor que va in crescendo poco a poco. Además de Diego o Silva, la Juve está siguiendo de cerca a Wesley Sneijder. Sabemos, porque nos lo ha dicho su padre, que "Diego estaría encantado de ir a la Juve"; mientras que intuimos que a Sneijder, como a tantos otros futbolistas del Madrid le gustaría saber qué va a ser de su futuro en el club. Con un entrenador provisional, un director deportivo provisional y un presidente provisional, el Real Madrid vive una descomposición institucional continua y tiene un futuro a la deriva.

De Diego hemos hablado muchísimo y lo sabemos casi todo. Aquí le hemos reclamado varias veces como la inyección de calidad que necesitaba el equipo para dar el último salto y pasar por poderío al primer nivel mundial. Él es el tipo de jugador que desde hace años le falta a la Juve: algo más que un cerebro; un jugador que sepa hacer lo que quiera y lo haga con sentido. Un futbolista que pueda cambiar el rumbo del equipo, que desequilibre, que marque las diferencias. Y Diego ha demostrado muchas veces (y más que lo hará) que él es jugador ideal para ese cometido. Lo hizo la semana pasada en San Siro arrollando al Milan y volvió a impresionar ayer en la Copa alemana, consiguiendo que su equipo ganase 2-5 al Wolfsburgo (dos goles suyos). Además, Diego es un jugador propenso a ganar y ganar. Ganó el año de su debut en el Santos el campeonato brasileño en 2002 y repitió al año siguiente. Cuando se marchó al Oporto, ganó la Intercontinental y la Supercopa de Portugal en 2004 y su tercer título de liga en la 05/06. Con el Bremen sólamente ha podido ganar la Copa de la Liga, pero obtuvo hace dos temporadas el reconocimiento al mejor jugador de la Bundesliga que sólo Ribéry le ha podido quitar. Con Brasil, además, ha ganado dos veces la Copa América, en 2004 y 2007. Sin duda, un palmarés asombroso para un jugador que ha cumplido 24 años la semana pasada.

Pero (siempre hay un pero), su contratación tiene un riesgo que no podemos obviar: la incógnita. Precisamente por lo que decíamos antes, que la Juve hace años que no tiene alguien como Diego, su adaptación al juego colectivo es algo que no se puede asegurar. Está claro que todos los fichajes comportan su porcentaje de riesgo, pero un fichaje de estas características, distinto al resto del equipo, y que seguramente obligaría a cambiar el sistema de juego y la manera de llevar a cabo el fútbol, más aún. Y en este escenario es en el que ha aparecido Wesley Sneijder. El ex del Ajax no se ha recuperado del todo bien de la grave lesión que sufrió en la pretemporada y ha perdido la confianza de su nuevo entrenador, hasta el punto de quedarse sistemáticamente fuera de las alineaciones iniciales; una situación que puede favorecer su traspaso a Turín.

La primera razón avalística de su fichaje es que, a diferencia de Diego, no comportaría un cambio en el sistema de juego. Sneijder es un jugador muy versatil: mediapunta natural, se ha ido adaptando alternativamente a las bandas, especialmente a la izquierda, hasta el punto de que, bien en el Real Madrid, bien en Holanda, se ha convertido en su puesto en el equipo. Desde ahí, como hace Nedved, parte su juego. Al igual que el checo, acostumbra a retrasar su posición, coger el balón y empezar la acción ofensiva para su equipo desde la banda izquierda, para terminar centrando su posición y poder participar en la culminación de la jugada, ya sea con el último pase o con uno de sus potentísimos disparos. El holandés sería el sustituto ideal de Nedved, en tanto en cuanto permitiría al equipo mantener su filosofia de juego, sumándole el refresco que supondría el holandés en el lugar del checo, que se retirará al final de temporada.

Pero (y 2) aparece otro problema a la hora de intentar abordar su contratación. Como decíamos antes, el Madrid se encuentra en una situación de provisionalidad que ha paralizado las relaciones del club con el resto del mundo y la Juve no tendría a quien dirigirse dentro del club blanco en caso de querer abrir una negociación por el crack holandés que llegó a Madrid hace dos temporadas por unos 27 millones de euros. Dicen los mentideros que el nuevo presidente, Boluda, no cerrará ningún acuerdo y que para ello ha inhibido de responsabilidades al director deportivo del Madrid, Pedja Mijatovic. En España nadie duda del retorno de Florentino Pérez al Real Madrid y su llegada, y la de sus fichajes mediáticos, comportaría la salida de otros jugadores. Especialmente la de algunos descontentos. En cualquier caso, habrá que esperar, pero sería importante, repetimos, definir la estrategia a seguir en el verano.

miércoles, 4 de marzo de 2009

La diferencia entre la Copa y la Coppa


El partido de ayer, como el del pasado sábado y seguramente como el próximo derbi, estuvo condicionado por la participación de la Juve en la Champions. La inminencia de la visita del Chelsea con la obligación moral de intentar la remontada hasta el último segundo en la competición que más pesa en las vitrinas pesa a la hora de planificar un partido con las energias justas, algo que también habrá que analizar, y mal organizado por la Federación, con el partido de vuelta dentro de cincuenta días. Ha sido un tiro en el pie del fútbol italiano la negativa de la Federación a aplazar los partidos de ida, en los que se encuentran dos de los representantes de Italia en Champions, como si no hubiesen fechas disponibles de aquí al segundo partido. En Inglaterra, por ejemplo, el Chelsea jugó (y ganó) ayer y el Manchester lo hará hoy; con la consiguiente semana libre para preparar sus respectivos choques. El resultado de esta catastrófica y pseudo-televisiva organización fue una Juve derrotada en la segunda parte, vícticma de sus propias limitaciones; las intrínsecas y además las impuestas.

Como el partido era un inconveniente más que una posibilidad de acercarse al primer título de la temporada, aunque paradójicamente el desenlace queda lejos aún, la Juve salió con garra y determinación, con la intención de obtener un resultado positivo en la primera parte y contemporizar después. Mucho tuvo que ver en esto Tiago, que estuvo genial dictando los tiempos del equipo, sabiendo en su cabeza el paso siguiente a realizar antes de tener el balón en su poder, con los pases perfectos; largos o cortos según la falta. El portugués ayudó a mantener el equipo compacto y con las acciones de Marchionni por la derecha y, especialmente, de Nedved y Molinaro por la izquierda (excelente subiendo, centrando, robando y recuperando la posición) se conseguí el efecto acordeón que daba el equilibrio perfecto entre defensa y ataque. Ya a los dos minutos la Juve dio el primer aviso de sus ganas de cerrar rápido el concurso con un disparo de Iaquinta tras un genial pase de Marchionni que se perdió lamiendo el poste de Muslera y después con otro cabezazo de Vincenzo, extramotivado, que se fue más alejado. El gol de la Juve parecía inevitable; la Lazio recordaba al equipo que recibió cuatro goles del Cagliari en su propio estadio y todo sonreía. Al final resultó ser una ingenuidad, porque Manninger acabó siendo (otra vez) el mejor de la Juve y en la segunda parte, con el freno de mano echado y con Tiago apagado (suponemos que por voluntad de Ranieri), llegó un recital de la Lazio, que capitalizó la importancia de sus dos hombres gol, Rocchi y Pandev, que dejaron su huella en el marcador. El macedonio consiguió el justo empate en el minuto 69 tras quedarse sólo en el área, girarse y lanzar, dejando sin opciones a Manninger. Era el 1-1, porque antes, en la primera mitad, Marchionni había neutralizado el mal hacer del árbitro Tagliavento al anular un gol absolutamente legal a Iaquinta, consiguiendo marcar con un zurdazo que encontró la complicidad de Kolarov para batir a Muslera.

En el descanso, con la superioridad exhibida y manifestada en el marcador, Ranieri decidió que era el momento de bajar un punto la intensidad en vista de los dos próximos partidos, más importantes y con efectos irremediables, no como el de ayer. La Lazio salió mejor, más metida, se quitó los miedos y lo intentó con un disparo de Rocchi que desvió con mucho mérito Manninger, un sustituto de lujo para el mejor portero del mundo, y después con un libre directo de Ledesma. Con la salida de Sissoko del campo, casualidad o no, llegó el empate de Pandev y después el gol que certificaba la remontada de Rocchi, con una excelente asistencia de Foggia y habilidad precisa para irse de Chiellini y dejar fuera de juego a Mellberg. Siguieron atacando los romanos, pero la Juve supo sufrir y aguantar. Había que reservar fuerzas para los retos que vienen ahora. Contenerse es una elección, no un defecto (el defecto sí puede ser, por otra parte, apostar todo el juego de un equipo a la carta del físico). Lo importante ahora es no caer presos de las inseguridades y de lo que otros puedan decir. El planteamiento fue el adecuado, hay que comprenderlo, y el resultado es totalmente remediable. Ayer, por momentos, especialmente en la primera parte, la Juve demostró que puede ganar a cualquiera. Llámese Chelsea, Torino o Lazio el próximo 22 de abril. Y todo para luchar por todo. Que a nadie se le olvide.

martes, 3 de marzo de 2009

Prostitución intelectual


Paradojicamente, justo en el día en que se cumple un año de 365 días que no se pita en Italia un penalti en contra del Inter (y no porque no haya existido la ocasión, sólo hay que remontarnos un par de jornadas atrás hasta el derbi de Milan), le llegó a Mourinho la divina inspiración que le ha dado la convivencia en una ciudad como Milan, respirando aún los residuos intelectuales de Da Vinci o de a saber qué. El Inter no juega, y lo sabemos todos. El Inter no juega, y nadie sabe por qué. Ni siquiera él. Y eso le debe enfadar.

Desde que llegó a Italia, y obviando la presentación en la que había que dar buena imagen, cada rueda de Mourinho se ha transformado en una rueda de reconocmiento y acusación que ha sacado lo peor de sí mismo y cuya versión 'light' le hizo ganar tanta admiración en el Chelsea por la veracidad y contumacia de sus argumentos. Sin embargo, de un tiempo a esta parte, el portugués, como si no tuviese nada mejor que hacer, se ha convertido en el practicante número uno del vouyerismo futbolístico. Disparando a diestro y siniestro contra todos los tristes tigres que viven en este trigal repleto de espinas en que se ha convertido la Serie A.

Su preocupación, además de la cutrez que demuestra su equipo cada vez que salta a un campo a deshonrar el nombre del fútbol, quizá sea que la Juventus está recobrando rápidamente la grandeza de antaño, cuando una superioridad latente fomentaba la envidia del rival y esa envidia (hija del miedo) se transformaba en antipatia. La suya la primera por lo que ha demostrado. Envidia, antipatía y miedo. Dice que estos días ha visto "demasiada prostitución intelectual" en forma de acusaciones e informaciones teledirigidas contra su equipo por la simulación del penalti de Balotelli, que asimila con rapidez sus instrucciones por lo visto.

"En los dos últimos días no se ha hablado de la Roma, que tiene grandísimos jugadores, pero que acabará la temporada sin títulos. No se ha hablado del Milan, que tiene once puntos menos que nosotros y acabará con cero títulos. No se ha hablado de la Juve, que ha ganado muchos puntos con errores arbitrales" Y que acabará la temporada... Le faltó valentía y le sobró inseguridad para decir como. Lo cierto es que tiene razón: no se ha hablado demasiado de eso. Se ha creido más conveniente en la Italia de los medios libres (Sky, Corriere dello Sport, Tuttosport) hablar de la última ayuda al Inter y sobre por qué se producen con tanta frecuencia cuando el equipo no puede ganar los partidos.

Porque la gente con ojos y con el intelecto virgen y no prostituido al final se harta de ver siempre lo mismo y los juventinos particularmente de oir la misma imbecilidad de las ayudas arbitrales a la Signora. "Si Ranieri está con Spalletti, yo estoy al lado de todos los entrenadores que han perdido puntos contra la Juventus por errores arbitrales". ¿Esto es a lo que se refería con prostitución intelectual, no? Al populismo barato. A una manera de agitar los ánimos más caldeados, crispar el ambiente y avivar una llama que convendría tener apagada, además del terrible insulto que significa para una institución castigada, rehabilitada y que ha velado siempre por la legalidad en el fútbol. Cada uno que haga lo que le parezca más oportuno, pero sin descuidar los riesgos que ello pueda comportar. Seguramente intente con esto distraer la atención de los favores que recibe por sistema su equipo y que son lo único que le hacen estar en la primera plaza. ¿O está intentando con mamarrachadas de este calibre allanar el terreno para una próxima marcha de Italia? De momento, estaría bien saber de qué lado están Giampaolo, Ancelotti, Dellio Rossi, Marino, Di Carlo, todos entrenadores que se han visto perjudicados este año contra el Inter, y refrescamos la memoría con el 'top 5' de ayudas al Inter en lo que va de temporada (no entra en concurso el Scudetto-regalo de la pasada campaña).

20/12/2008: Siena 1 - 2 Inter

21/01/2009: Inter 2-1 Roma (Coppa Italia)

15/02/2009: Inter 2-1 Milan

15/02/2009: Inter 2-1 Milan

01/03/2009: Inter 3-3 Roma

domingo, 1 de marzo de 2009

La misma historia de siempre (otra vez)


Llega un momento en que la situación se hace insoportable. Ayer el árbitro, en esta ocasión Nicola Rizzoli, le volvió a regalar el partido al Inter frente a la Roma. Y sí, decimos regalar porque decir 'un error arbitral favorable al Inter' es ya un eufemismo por la excesiva repetición del mismo episodio en la misma dirección. No se puede hablar de trama arbitral ni se puede sugerir que el Inter tenga algo que ver, pero los favores arbitrales que recibe sistematicamente no son casualidades que una por una se están juntando. "No me lamento, estoy frustrado, porque hay una serie interminable de errores arbitrales que condicionan siempre los Inter - Roma", dice De Rossi al término del partido y después de que el árbitro le dijese que "era falta de Motta con el brazo... Es la enésima vez que nos pasa. No lo puedo soportar ¿Si el Inter tiene algo que ver? no te lo puedo decir. Es muy difícil ser árbitro, pero siempre se equivocan en la misma dirección. Es difícil hablar hoy (ayer), pero la amargura no se me pasará ni con el paso del tiempo. Yo digo lo que pienso. No puedo pensar en el partido. Es imponsible pensar en ganar un Scudetto con la Roma con cosas como estas". La siguiente pregunta fue "Si no piensas en ganar el Scudetto, ¿qué es lo que te estimula a seguir jugando? Mi amor por la Roma no me lo quita nadie, ni Rizzoli ni Collina ni su banda".

Exactamente, la radiografia perfecta. En una competición 'descompetida' con un equipo ampliamente favorecido donde las esperanzas de los demás se ven cerceradas semana tras semana, hay que luchar siempre por el orgullo individual. ¿Pero qué estaría pasando ahora si el equipo ampliamente favorecido al que le han regalado tantos partidos y tantos títulos sin la más mínima decencia de hacerlo a escondidas, en lugar de neroazzurri, tuviese otro color al lado del negro? Al final, la historia pone a cada uno en el lugar que le corresponde.

Tres puntos para la Juve, otro tanto para Marchisio


Que marque Marchisio es una noticia excelente. Porque significa que la apuesta de la Juventus por los jóvenes no es sólo una fachada; porque la nueva política del club funciona y porque en las categorías inferiores se está construyendo un verdadero jugadorazo que va avanzando partido tras partido y que después del verano irá ya con la selección italiana absoluta (Lippi dixit). Además, su gol sirvió ayer para darle a la Juve una victoria fundamental para mantenerse en la élite de la lucha por las tres competiciones. Aunque en líneas generales fue un partido aburrido, que no ofreció mucho, afeado por la pobre situación del Nápoles, incapaz de ganar un partido de los últimos ocho. El difícil momento que atraviesa el equipo del sur, de crisis total que amenaza con llevarse por delante la institución, asfixiada por las revueltas sociales, se hizo palpable en la alineación inicial napolitana, con cinco jugadores descaradamente atrás, con la incursión de Montervino en lugar de Maggio para cubrir a Giovinco y con Hamsik más centrado en estorbar y no perder la posición que en buscar alternativas en ataque y Lavezzi obligado a bajar al medio para intentar hacer algo provechoso para su equipo. Así la Juve pudo llegar con calidad hasta tres cuartos de campo, pero caía finalmente en la red del Nápoles cerca del área. Y eso que empezó buscando el arco de Navarro con ahínco y con una variedad táctica especial para romper la defensa partenopea: la presencia de Montervino le dio libertad a Molinaro por su carril, consintió a Giovinco poder irse a la parcela central y meterse en el área con más continuidad, combinando a menudo con Trezeguet; con Del Piero retrasado, volviendo a la posición de segundo delantero y con el encargo de desquebrajar, con poco éxito, el entramado defensivo de Reja. Precisamente gracias a esa posición ligeramente retrasada, Alex Del Piero logró el primer acercamiento con peligro de la Juve al controlar una pelota fuera del área y probar primero con la izquierda a Navarro y minutos después obligarle a hacer un paradón para rechazar un libre directo.

Parecía un partido bien definido: un equipo encaminado a atacar y otro que con defenderse bien tenía bastante, pero el cansancio o el contagio del rival hicieron que la Juve bajase el ritmo y al final de la primera parte se rompiesen los esquemas. Primero fue una acción veloz de la Juve, que con un saque de banda, en dos toques y con un pase preciso de Marchionni dejó a Trezeguet sólo ante Navarro: despejó el inspiradísimo meta argentino y después Giovinco tiró alto el rechace. La Juve seguía atacando, pero una contra rara del Nápoles permitió a Denis combinar con Hamsik, cuyo buen disparo obligó a Buffon a hacer una intervención de las grandes. Pasaron los minutos y la Juve vio como Navarro le quitaba un gol claro a Del Piero anticipándose y a Marchionni fallando solo a puerta vacía. Cuando todo parecía irse al descanso con una injusta igualada, uno de los pases horizontales de Poulsen llegó a Marchisio, que se vio con fuerzas suficientes para sacar un disparo potente que rebotó en Blasi y desconcertó a Navarro: 1-0 en el 44'.

En la segunda mitad, el Nápoles cambió el sistema y pasó del 5-3-2 al 4-1-2-1-2 con la entrada de Dátolo por Montervino, dándole al equipo un aire distinto, agilidad, movilidad y velocidad. La respuesta de Ranieri fue quitar a Giovinco para la vuelta de Salihamidzic. Como han dicho en Italia, son días de 1-0, de reservarse un poco (la Juve va a jugar cuatro partidos en diez días) y de ganar. Eso sí, no puede faltar. No podemos aspirar a partidazos, goleadas y grandes acciones individuales: a estas alturas lo que importa es cumplir y ganar. Cumplir y ganar. La ventaja en el marcador restó algo de agresividad a la Juve y le cedió el balón al Nápoles. En una de estas llegadas, Buffon tuvo que salir con todo y sin mirar, chocó con Legrottaglie, que quedó noqueado sobre el césped y finalmente tuvo que ser sustituido por Mellberg al tener la rodilla vistosamente inflamada. A estas alturas, Ranieri decidió sustituir a Del Piero por Amauri en busca de un juego más directo o de cazar alguna contra. La Juve buscó continuamente a Trezeguet, aún algo falto de ritmo, y a Amauri, pero fue el Nápoles el que finalmente logró el gol con un remate de Lavezzi tras varios rechaces. Inconveniente: Cannavaro, que había tocado el balón antes, estaba en fuera de juego y la jugada, anulada. Así acabó todo, con la impotencia de unos transformada en rabia, con un simulacro de pelea que se trasladó al túnel de vestuarios, con el 'cuarto tiempo' violado y con tres puntos más en el casillero de la Juve. Esta noche veremos cuán importantes son.

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