
En Italia le han llamado 'Juquinta'. Porque los dos goles decisivos en el partido fueron de Iaquinta y porque con la de ayer la Juve suma la quinta victoria consecutiva en esta segunda vuelta que se ha convertido en una continua caza y captura del Inter que ha despachado con algo de suerte al colista y al que después Ibra le ha complicado el futuro al dejar el suyo personal en el aire. Haciendo un análisis a toro pasado, podemos decir que el Roma-Juve se jugó en dos veces: la primera, con victoria romanista por 11-8, parteneciente a las lesiones; el segundo, ya de noventa minutos, de once contra once, aunque con mucha diferencia técnica entre ambos equipos, fue para la Juve por 1-4. Que es lo que cuenta. Cuatro goles que hacen sumar a la Juve ocho en los dos últimos partidos y 51 en el total de la temporada, formando el segundo mejor ataque de la Serie A (tres goles menos que el Inter), y con los 23 tantos en contra que señalan a la Juve también como la segunda mejor defensa. En definitiva, eso, que la Juve está segunda.
Y hablando de números, aunque el uso indiscriminado de la matemática y las estadísticas les haya restado cierto valor y han pasado de ser lo único cierto a ser algo más subjetivo, podemos decir que esta Juve tiene cuatro puntos más que en la misma jornada de la primera vuelta y que mientras que hace un año se encontraba perdida a trece puntos del Inter, ahora se encuentra con posibilidades reales de ganar el título de la Serie A a siete puntos del líder y con siete más que el año pasado en la primera de las diez jornadas de la recta final, donde se deciden los campeonatos. Y es aquí, donde las sensaciones, apolladas en el frio matemático, le dan a la Juve la esperanza necesaria para luchar y creer, sin fanfarronadas, sin decir una palabra más alta que otra, siguiendo de incógnito y metiendo miedo poco a poco, como entra un resfriado, sin darse uno cuenta.
La Juventus que ayer arrasó en Roma tras vivir una semana llena de polémicas quer pervierten el equipo cuando se mete en otros 'partidos' debe seguir por el camino que ayer marcó para poder llegar lejos. Evitando meterse en búsquedas de culpabilidad que no llevan a ninguna parte, en polémicas por el calendario, en el juego de la prensa, en renovaciones de contratos o en paces reales y/o forzadas posteriores a conflictos reales y/o forzados. La Juventus, paradojicamente, para ser un equipo grande y ganador, debe sentirse menos "strepitosa" de lo que ha autoproclamado. Porque como nos ha enseñado la historia, la fuerza de este equipo no está en la exposición del talento en las vitrinas como hacen otros, sino en la predisposición del grupo al noble sacrificio.
La Juventus que (después) se paseó sobre los restos de la Roma, parecía sufrir primero el supuesto complejo mal dado de superioridad, concediendo espacios y campo al rival. El gol de Iaquinta, empatado después mediante Loria, marcó el camino a seguir y por él, el equipo fue creciendo, sabedor de una fortaleza intrínseca, más allá de los once jugadores que estuviesen en el campo. Después llegaron el segundo de Iaquinta y los otros dos de Mellberg y Nedved para dar a la Juve la victoria definitiva. Como dijo aquel, se hace camino al andar, y ayer la Juve lo hizo con una mentalidad renovada, ajena al exterior y corrigiendo errores. Así consiguió la cuadratura del círculo. Con Iaquinta de protagonista, cuando ya hablábamos de él como un ex jugador de la Juve hace un mes, y haciendo olvidar posibles polémicas de Amauri y Trezeguet. Con Del Piero con el mono de trabajo, centrado en una tarea que no es la suya y fallando en su pincelada final. Dando ejemplo aún cuando no es necesario. Porque el partido de ayer, donde la Juve dio la definición de equipo en el sentido más amplio, dejó varias conclusiones personales que tendrán que ser analizadas de aquí a final de temporada, que muy positivas. Siguiendo el camino marcado ayer, analizando uno por uno los pequeños detalles, la Juve podrá saber donde podrá llegar al final.
Y hablando de números, aunque el uso indiscriminado de la matemática y las estadísticas les haya restado cierto valor y han pasado de ser lo único cierto a ser algo más subjetivo, podemos decir que esta Juve tiene cuatro puntos más que en la misma jornada de la primera vuelta y que mientras que hace un año se encontraba perdida a trece puntos del Inter, ahora se encuentra con posibilidades reales de ganar el título de la Serie A a siete puntos del líder y con siete más que el año pasado en la primera de las diez jornadas de la recta final, donde se deciden los campeonatos. Y es aquí, donde las sensaciones, apolladas en el frio matemático, le dan a la Juve la esperanza necesaria para luchar y creer, sin fanfarronadas, sin decir una palabra más alta que otra, siguiendo de incógnito y metiendo miedo poco a poco, como entra un resfriado, sin darse uno cuenta.
La Juventus que ayer arrasó en Roma tras vivir una semana llena de polémicas quer pervierten el equipo cuando se mete en otros 'partidos' debe seguir por el camino que ayer marcó para poder llegar lejos. Evitando meterse en búsquedas de culpabilidad que no llevan a ninguna parte, en polémicas por el calendario, en el juego de la prensa, en renovaciones de contratos o en paces reales y/o forzadas posteriores a conflictos reales y/o forzados. La Juventus, paradojicamente, para ser un equipo grande y ganador, debe sentirse menos "strepitosa" de lo que ha autoproclamado. Porque como nos ha enseñado la historia, la fuerza de este equipo no está en la exposición del talento en las vitrinas como hacen otros, sino en la predisposición del grupo al noble sacrificio.
La Juventus que (después) se paseó sobre los restos de la Roma, parecía sufrir primero el supuesto complejo mal dado de superioridad, concediendo espacios y campo al rival. El gol de Iaquinta, empatado después mediante Loria, marcó el camino a seguir y por él, el equipo fue creciendo, sabedor de una fortaleza intrínseca, más allá de los once jugadores que estuviesen en el campo. Después llegaron el segundo de Iaquinta y los otros dos de Mellberg y Nedved para dar a la Juve la victoria definitiva. Como dijo aquel, se hace camino al andar, y ayer la Juve lo hizo con una mentalidad renovada, ajena al exterior y corrigiendo errores. Así consiguió la cuadratura del círculo. Con Iaquinta de protagonista, cuando ya hablábamos de él como un ex jugador de la Juve hace un mes, y haciendo olvidar posibles polémicas de Amauri y Trezeguet. Con Del Piero con el mono de trabajo, centrado en una tarea que no es la suya y fallando en su pincelada final. Dando ejemplo aún cuando no es necesario. Porque el partido de ayer, donde la Juve dio la definición de equipo en el sentido más amplio, dejó varias conclusiones personales que tendrán que ser analizadas de aquí a final de temporada, que muy positivas. Siguiendo el camino marcado ayer, analizando uno por uno los pequeños detalles, la Juve podrá saber donde podrá llegar al final.
























