
El partido de ayer, aunque pudiese ser para muchos una ofensa para la historia del club, era el primer partido serio de la temporada. A vida o muerte. Lo confirmaba el vestuario de Del Neri, que pasó del pantalón corto al traje y la camisa. Aunque el escenario, demasiado discreto, fuese más propicio para un partidillo de solteros contra casados que para acoger a la Juventus: los fondos eran gradas y detrás de una de las porterías había situado un puesto de venta de hamburguesas. Además de la Juve, seguro que su dueño también salió ganando. La Juve salió con la mentalidad adecuada, no dejándose engañar por un marco inhabitual. El resultado, podríamos decir, que es casi lo de menos; deja prácticamente cerrada la eliminatoria, pero no se esperaba otra cosa. No hay que emocionarse por eso; el rival tuvo un nivel deplorable. Pero sí podemos decir que la época, que ha durado un año, pero se ha hecho larga como una eternidad, de la vergüenza, de los malos resultados se ha terminado y se ha abierto otra que aún no podemos calificar, pero que el primer resultado positivo ya lo ha conseguido: no es el 0-2 de ayer, sino la vuelta de un equipo de verdad que viste la camiseta de la Juventus. De jugadores comprometidos, mentalizados y dispuestos para servir únicamente al resto de compañeros: Marchisio jugó con fiebre y Amauri fue enterrado por el resto de compañeros cuando marcó el primer gol en el 3’. Si hubo problemas personales en el pasado la misión de olvidarlos ha sido un éxito.
El primer gol de Amauri es también señal de que las cosas funcionan en el aspecto técnico-táctico. Aunque le hicieron falta dos toques para superar al portero Manus por el palo largo, trianguló a la perfección con Diego. Y esa es uno de los aspectos importantes a destacar: el primer gol de Trezeguet contra el Al Nassr fue idéntico, prueba de que Diego está encontrando su posición en el campo y de que se está familiarizando con la idea que Del Neri tiene de él. Aunque a lo largo del partido retrasó más de lo que quiere el entrenador su posición. Hay señales que nunca se pierden y Diego no pudo evitar bajar más atrás para tener el balón y reclutar patadas de los rivales. Pero, a pesar de que se ganó alguna bronca de Del Neri, el apoyo atrás del brasileño tuvo su efecto: la línea de 5 de los irlandeses no pudo aprovechar su teórica superioridad y el balón se pasó toda la primera parte en los pies de los que vestían de blanco y negro, en especial del dorsal 28.
Por otra parte, ayer hubo un detalle, que ya resaltamos tras el partido contra el Lyon, que no es precisamente positivo: los volantes (tanto Pepe, como Lanzafame y Martínez) no consiguen sacar todo el partido a sus oportunidades, que son muchas. Todavía hay que revisar algunos fundamentos, porque cada uno de los tres volantes que han jugado ha hecho algo diferente: Lanzafame, que vive con más ilusión que nadie esta temporada, intenta ganarse un puesto con grandes jugadas individuales, pero mal concluidas (en definición o centro); Pepe se limita a apoyos laterales y a correr muchos, hacia atrás y hacia adelante, aprovechando, eso sí, el juego en largo. Martínez, por su parte, todavía tiene que acostumbrarse a su nueva posición en una línea de cuatro y dejar de centrarse y abrir más el campo. En compensación podemos resaltar una línea defensiva que funciona y que todavía podría ser mejorada. Chiellini y Bonucci son, por fin, la pareja de centrales que quería la Juventus y mostrarán la misma eficacia y personalidad contra rivales superiores a Twigg y Stewart. Leonardo mostró su carácter en su debut con la Juventus y quiere dejar las cosas claras desde el principio: yo estoy aquí y aquí voy a triunfar. Mostró sus grandes dotes técnicas y complementa a la perfección a Chiellini. De hecho, cuando le robó de tacón el balón a Twigg en el 14’ con un gesto de absoluta elegancia, Del Neri le recriminó con vehemencia desde el banquillo: el técnico prefiere la prosa a la poesía y si el que recita versos en lugar de ser Diego es un central…
Y si hablamos de la defensa, un ‘a parte’ merece Marco Motta. Ha entendido como ningún otro de sus compañeros de banda lo ha hecho todavía lo que Del Neri le pide al equipo. Y la mejor muestra de ello es el segundo gol del partido, también de Amauri, a centro de Motta, que se incorporó arriba, cuando la jugada transcurría con lentitud, mientras Martínez, parado, mantenía el balón, para darle un toque de imprevisibilidad y colgar el balón al centro del área, donde esperaba, sin marca, Amauri (74’). Que luego Motta sufriese más de la cuenta con Stewart (Bonucci le vigiló la zona perfectamente) es la evidencia de que el trabajo debe seguir su curso y que la victoria de ayer no era la meta, sino el inicio del camino en busca de la redención. Será fundamental seguir las labores de reconstrucción del equipo. Porque la plantilla está incompleta y le falta calidad y hay rivales que no te permiten descubrir cuánto.
El primer gol de Amauri es también señal de que las cosas funcionan en el aspecto técnico-táctico. Aunque le hicieron falta dos toques para superar al portero Manus por el palo largo, trianguló a la perfección con Diego. Y esa es uno de los aspectos importantes a destacar: el primer gol de Trezeguet contra el Al Nassr fue idéntico, prueba de que Diego está encontrando su posición en el campo y de que se está familiarizando con la idea que Del Neri tiene de él. Aunque a lo largo del partido retrasó más de lo que quiere el entrenador su posición. Hay señales que nunca se pierden y Diego no pudo evitar bajar más atrás para tener el balón y reclutar patadas de los rivales. Pero, a pesar de que se ganó alguna bronca de Del Neri, el apoyo atrás del brasileño tuvo su efecto: la línea de 5 de los irlandeses no pudo aprovechar su teórica superioridad y el balón se pasó toda la primera parte en los pies de los que vestían de blanco y negro, en especial del dorsal 28.
Por otra parte, ayer hubo un detalle, que ya resaltamos tras el partido contra el Lyon, que no es precisamente positivo: los volantes (tanto Pepe, como Lanzafame y Martínez) no consiguen sacar todo el partido a sus oportunidades, que son muchas. Todavía hay que revisar algunos fundamentos, porque cada uno de los tres volantes que han jugado ha hecho algo diferente: Lanzafame, que vive con más ilusión que nadie esta temporada, intenta ganarse un puesto con grandes jugadas individuales, pero mal concluidas (en definición o centro); Pepe se limita a apoyos laterales y a correr muchos, hacia atrás y hacia adelante, aprovechando, eso sí, el juego en largo. Martínez, por su parte, todavía tiene que acostumbrarse a su nueva posición en una línea de cuatro y dejar de centrarse y abrir más el campo. En compensación podemos resaltar una línea defensiva que funciona y que todavía podría ser mejorada. Chiellini y Bonucci son, por fin, la pareja de centrales que quería la Juventus y mostrarán la misma eficacia y personalidad contra rivales superiores a Twigg y Stewart. Leonardo mostró su carácter en su debut con la Juventus y quiere dejar las cosas claras desde el principio: yo estoy aquí y aquí voy a triunfar. Mostró sus grandes dotes técnicas y complementa a la perfección a Chiellini. De hecho, cuando le robó de tacón el balón a Twigg en el 14’ con un gesto de absoluta elegancia, Del Neri le recriminó con vehemencia desde el banquillo: el técnico prefiere la prosa a la poesía y si el que recita versos en lugar de ser Diego es un central…
Y si hablamos de la defensa, un ‘a parte’ merece Marco Motta. Ha entendido como ningún otro de sus compañeros de banda lo ha hecho todavía lo que Del Neri le pide al equipo. Y la mejor muestra de ello es el segundo gol del partido, también de Amauri, a centro de Motta, que se incorporó arriba, cuando la jugada transcurría con lentitud, mientras Martínez, parado, mantenía el balón, para darle un toque de imprevisibilidad y colgar el balón al centro del área, donde esperaba, sin marca, Amauri (74’). Que luego Motta sufriese más de la cuenta con Stewart (Bonucci le vigiló la zona perfectamente) es la evidencia de que el trabajo debe seguir su curso y que la victoria de ayer no era la meta, sino el inicio del camino en busca de la redención. Será fundamental seguir las labores de reconstrucción del equipo. Porque la plantilla está incompleta y le falta calidad y hay rivales que no te permiten descubrir cuánto.














