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viernes, 26 de febrero de 2010

Nada es suficiente


Para los que no vieron el partido, en este caso al decir “nada es suficiente” no nos referimos a ese espíritu que tanto ha caracterizado la historia de la Juventus y que obliga a luchar hasta el último segundo de cada partido, aunque la victoria sea ya cómoda. No hablamos del concepto de no darse nunca por satisfecho, no. Hablamos de que, en partidos como el de ayer, que no pase nada es suficiente para lograr los objetivos.

La Juve, aún jugando no demasiado bien, aunque con la intención de no gastar más energías de las estrictamente necesarias, consiguió pasar a los octavos de la Europa League sin encajar ningún gol (un mes y medio después) aprovechando el resultado conseguido en Amsterdam. A decir verdad, el partido del Palermo era más importante e interesante después de ver el nivel que ha dado el Ajax en esta eliminatoria: diez minutos de juego en el primer partido, un gol y ciento setenta más los añadidos de absoluta entrega y debilidad. Con este nivel, el Ajax se ha empequeñezido no sólo en Europa, sino también en Holanda, donde ya hace tiempo que no disputa el primer puesto de la Eredivisie. En una crisis económica que le obligará a renunciar a sus mejores jugadores este verano (Luís Suárez y van der Wiel en pole), decidieron fichar el verano pasado al serbio Sulejmani, que había despuntado en el Herenveen, pero que en Amsterdam no ha justificado ni ha demostrado valer los más de veinte millones de euros que pagaron por él. Un consuelo para Blanc y Secco: todavía hay gente capaz de empeorar su gestión. Y así es imposible pretender plantar cara a la Juventus. Incluso a esta.

El único peligro, además de dos buenas llegadas de de Jong en los primeros minutos que no encontraron ni en Pantelic ni en el ‘flop’ Sulejmani un compañero adecuado, fue el que se creó la Juve solita. O, mejor dicho, Manninger. A los dos minutos (después de muchos sin jugar), una medición desacertada de un balón que venía mansito por arriba, casi se convierte en el primer gol del Ajax, aunque Manninger (que, en cualquier caso, ya no es el Zeta que fue la temporada pasada por lo visto en esta) en dos tiempos pudo parar. Y luego con un centro, aparentemente inofensivo, que se le escapó y remató alto Vertonghen. Esas fueron las únicas ocasiones de peligro para el Ajax. Y menos mal. Por su parte, la Juve no es que se volviese loca, pero sí tuvo tres buenas ocasiones, aunque, eso sí, totalmente aisladas y las tres de cabeza: Sissoko, Chiellini y Legrottaglie. Y ya. De jugadas elaboradas no tuvimos ninguna noticia. Y quizá por eso Diego, aunque no le hizo gracia, se marchó sustituido.

Lo único destacable del partido fue, otra vez, fue una lesión (y van cuarenta y nueve): de nuevo Amauri, que estará de baja aproximadamente un mes por una contractura de primer grado en el muslo derecho. Y como el partido no tuvo nada más y aún hay tiempo, vamos a hacer dos consideraciones externas a él. La primera es sobre los árbitros: se ha convertido en costumbre criticarlos, pero muchas veces sobran los argumentos. Ayer el penalti clamoroso por mano de Perea contra el Galatasary y el gol en clarísimo fuera de juego de Grafite contra el Villarreal dejaron con las vergüenzas al aire a la Uefa, a pesar de haber un juez de gol a cuatro metros de sendas jugadas. Hechos realmente graves y determinantes que obligan a reflexionar. Estaría bien que la Uefa se dejase de experimentos en los que no confía y apostase, de una vez por todas, por la profesionalización de los árbitros. Y otra: viendo al Milan que castigó con tres goles a la Juve de Ferrara, luego empató en casa contra el Livorno y ahora está a cuatro puntos del Inter, ¿qué hubiese pasado si, como aquí mismo pedimos, la decisión del cambio se hubiese tomado en la pausa navideña?

Ficha del partido ▼

miércoles, 24 de febrero de 2010

Zac se ha ganado la duda


El primer síntoma es que de Zaccheroni ha pasado a ser Zac para casi todos los aficionados; una señal de afable cordialidad. Él ha sabido desde el principio cual es su papel en la Juventus y el contrato que firmó lo deja bien claro. Pero también sabe ahora, después de dos empates y tres victorias consecutivas que esto ha supuesto un cambio en su carrera.

La Juventus le contrató para intentar terminar la temporada sin grandes sobresaltos; para conseguir resultados, pero él está haciendo algo más: ha devuelto la serenidad al equipo, ha intentado que esté unido y está intentando realizar un par de cambios tácticos más, ya que su revolución no puede ser total por la declarada falta de tiempo. Sabe que sus posibilidades de seguir en la Juventus prácticamente son nulas y que pasan por ganar la Europa League y no sólo clasificarse para la próxima Champions, sino clasificarse evitando la ronda previa que comprometería la preparación especialmente en un año de Mundial. Lo que es lo mismo: hacer desaparecer los nueve puntos de ventaja que ahora mismo tiene la Roma en la clasificación.

Si consiguiese esto, quizá lograría hacer cambiar de idea a quien está trabajando para crear un nuevo proyecto con un entrenador de reconocido prestigio europeo. Zaccheroni se está ganando la confianza y está reivindicándose como el gran entrenador que demostró ser y que, de la noche a la mañana, se evaporó en el Torino.

Como decíamos, en la Juventus ha conseguido devolver la normalidad al equipo, más de lo que seguramente le pidieron: ha devuelto al equipo a la senda de la decencia, sin colgarse ninguna medalla, predicando humildad y trabajando en el campo y en el vestuario. Ha unido al equipo en torno a él y se ha ganado la confianza de todos los jugadores: estrellas, trabajadores, más mayores o más jóvenes, de los que juegan más y de lo que lo hacen menos. Ha defendido sus ideas, ha apartado (momentáneamente) a Cannavaro y Grosso mientras intenta recuperarlos, ha devuelto la confianza a Legrottaglie y a Del Piero. Teniendo en cuenta el equipo que heredó, lo está haciendo muy bien. Ganar partidos, limitar daños y cicatrizar las heridas. Aunque no se puede parar aquí, porque el tiempo apremia y la Juventus ya ha regalado demasiados puntos. Pero, seguramente, él ya se haya asegurado el futuro para la próxima temporada. Y además se ha ganado la duda de si será en la Juventus.

lunes, 22 de febrero de 2010

El vaso medio lleno


Si bien con Zaccheroni el buen juego no ha vuelto, sí lo ha hecho el cuarto puesto, acompañado de victorias. La de ayer fue la tercera consecutiva, algo que no ocurría desde noviembre. Sin embargo, los problemas siguen ahí, al equipo le cuesta encontrar la combinación y en defensa sufre demasiado porque defiende particularmente mal. Lo que ha conseguido Zaccheroni es que el equipo afronte esos problemas que sufre con otra mentalidad. La Juventus ha vuelto a saber sufrir, es un equipo compacto, que ha recuperado la ‘zorrería’ italiana y que, además, ha encontrado el apoyo de la suerte. Ayer, en la primera parte, la Juve jugó como un equipo, con las líneas juntas y presionando arriba. La segunda parte fue una historia muy distinta, pero las señales que nos dejó el primer tiempo son tremendamente positivas. Es el momento de ver el vaso que antes estaba seco con el agua por la mitad y, al elegir cómo verlo, decir que está medio lleno.

Y con este grupo reagrupado, hemos visto que es más fácil la emersión del talento. Diego está, poco a poco dando señales del jugador del Bremen, Candreva ayer marcó y Del Piero vuelve a ser el capitán interminable que hace que el equipo funcione. En el Dall’ Ara marcó Diego en el minuto 20 y, recién entrado sustituyendo al brasileño, Candreva. Asistido, cómo no, por Alex, que estuvo sensacional teniendo el balón, recuperándolo, no perdiéndolo nunca y haciendo, con su luz particular, jugar a todo el equipo. Era el 20’ de la segunda parte cuando Del Piero vio como Candreva entraba solo en el área para meterle un preciso y precioso pase con la derecha. Era de nuevo la ventaja para la Juventus en el mejor momento del Bologna, que había conseguido empatar en el seis de la reanudación y acababa de fallar la mejor ocasión del partido dejando a Giménez solo ante Buffon.

El Bologna pasaba de rozar el 2-1 a perder las ilusiones contra una Juve castigadora. El diccionario de la RAE define ‘cinismo’ como ‘desvergüenza’. Y eso es lo que ha ganado esta Juventus y que en Italia tanto se valora. Con el 2-1 se quitó al Bologna de un plumazo, con dos acciones aisladas. Porque también lo fue el primer gol, en el que Diego aprovechó un error en la cobertura de Moras para disparar a puerta y aprovechar el segundo rechace (el primero lo hizo Amauri) para poner a la Juve por delante en el minuto cuatro.

El partido no tuvo nada más que contar, pero sí algo que destacar: el problema de la Juventus es la defensa: da igual de tres, de cuatro o de cinco. Cierto que la ayuda del gran Felipe Melo, que puede disuadir a cualquiera que intente enfilar el área está siendo clave, pero siguen los problemas en las bandas, con los balones cruzados y con las entradas desde ahí: pasaba antes con Grosso y pasa también con De Ceglie, más entonado, y por la derecha si no está Cáceres. Así fue como el Bologna llegó al gol con Buscè. La respuesta de Zaccheroni dejó a casi todos (o a todos) con la boca abierta: para ganar, sacó del campo a Marchisio y Diego y metió a Sissoko y Candreva. Parecía que quería transmitir, con chulería, que sabe más que nadie. Le salió bien. Eso, unido al fallo de Giménez que hace un mes hubiese sido gol y el travesaño que golpeó Adailton son la muestra de que la suerte está cambiando. Pero decir sólo eso sería muy injusto. Fuese suerte, casualidad o intuición de Zaccheroni al realizar los cambios, son decisiones que tomó el entrenador de la Juventus. Y con éxito.

Ficha del partido ▼

viernes, 19 de febrero de 2010

Del Piero > Amauri > si rivede la Juve


La Juve, cada vez más, se está pareciendo a la Juve. Ayer con otra victoria, la segunda consecutiva, que ensalzó los puntos más característicos de la historia del club: un equipo agresivo, algo duro, muy inteligente y siempre con la intención de hacer daño, que dejó el juego y el espectáculo en manos del rival, pero que consiguió, como sucedía antes, los goles y el resultado a favor. Y, al igual que en los viejos tiempos, con defensa de cuatro y remontando un gol que no hizo daño al equipo. Al contrario. A partir del gol de Sulejmani, Del Piero se adueñó de la Juve y, por extensión, del partido. Aunque, eso sí, con la displicencia del árbitro y, por qué no decirlo, de un Ajax que se quedó sin argumentos demasiado pronto.

Demasiada juventud, quizá, en un equipo devorado por el capitalismo futbolístico, pero que, si bien no puede retener sus estrellas y volver a ser el equipo ganador que fue, todavía sabe encontrar sus nuevos talentos. Como por ejemplo el serbio Sulejmani, que marcó el gol del Ajax en una contra impensable en la historia de la Juventus: tras un rebote de una falta mal sacada por Diego, el Ajax cogió el balón y el delantero tuvo setenta metros para correr en solitario con la única oposición (por decir algo) de Zebina. Sí, es cierto que la Juve con Zaccheroni está reconstruyéndose, pero no será posible hacer un equipo aspirante a ganar la Europa League con jugadores como Zebina, absolutamente fuera de la órbita y el nivel minimo que exige la Juventus. De hecho, en el inicio de la segunda parte fue sustituido por Grygera en una decisión más que lógica.

Sin embargo, como decíamos, el gol no le hizo caer a la Juventus. A pesar de dejar en evidencia a Zebina o de temer el balón bajo las piernas de Buffon. Martin Jol, que renunció a la religión del fútbol total holandés con el marcaje al hombre de Diego por parte de Enoh, consiguió parar al brasileño, pero obvió la presencia de Del Piero. A pesar de su edad, cercana a la suma de las de van der Wiel y Alderweireld, es una temeridad dar libertad al mejor jugador de la historia de la Juventus. No contamos los balones de oro, unas distinciones que nunca se han entregado con el suficiente criterio como para dirimir una cuestión tan importante. Nos centramos en sus partidos, en sus goles, en sus actuaciones y en su compromiso. Llama todavía la atención como, a estas alturas, todavía hay que reclamar y reivindicar la calidad de Alex Del Piero. Aunque eso él lo hace perfecto en el campo. Su semana de protagonista la cerró ayer con otra excelentísima actuación que regaló los dos goles a Amauri. El primero después de tunelar a De Jong, quitarse de encima a van der Wiel con un tacón y poner, sin mirar, la pelota para que De Ceglie, sin controlar, le regalase el gol a Amauri. El segundo con un slalom hasta el final, dando fuerza a la teoría de que aprovechando el campo a lo largo y a lo ancho se gana, colocando el balón con el pie izquierdo en la cabeza del renacido Amauri. Un honor para todos aquellos que admiramos la calidad, dejando de lado la camiseta que viste y también una exhibición que legitima la teoría del control de los medios de comunicación que siguen a saber qué corriente con qué objetivos.

Pero volvemos a la Juve para concluir con un partido que no tuvo mucha más historia. Zaccheroni acabó jugando con el 4-4-2 que había quedado ya en desuso, dando entrada a Salihamidzic y Trezeguet por Amauri y Diego, para proteger un resultado que deja a la Juventus con un pie en los octavos de final de la salvación de la temporada. Es la segunda victoria consecutiva, algo que no ocurría desde noviembre y el punto de partida hacia el juicio final. Si comparamos al equipo que ayer ganó en Amsterdam con el que vimos en diciembre y enero, es un lujo. Sin embargo, si aplicamos una mentalidad más global, en nada se parece al equipo diseñado el pasado verano y que inútilmente hemos estado esperando. Todos sabíamos que Zaccheroni no iba a ser capaz de curar con magia a un herido tan grave. Algunos incluso pensábamos que no podría hacerlo ni antes ni después. Pero ahora hay que reconocer que, aunque sea poco, la mano del nuevo entrenador se ve y se siente en el ambiente: en el fondo la Juve lleva cuatro partidos sin perder.

Ficha del partido ▼

lunes, 15 de febrero de 2010

Mazzoleni y Del Piero dan a Zaccheroni su primera victoria


En el día de San Valentín, la Juve reencuentra su idilio con la victoria, algo que no ocurría desde el 6 de enero (contra el Parma) y en Turín desde el 5 de diciembre contra el Inter. Es la primera victoria de Zaccheroni en el banquillo después de tres partidos en los que, casualmente, la Juventus ha sido favorecida por errores arbitrales: en Livorno empató Legrottaglie en fuera de juego; el penalti a Del Piero contra la Lazio no era y el que pitó ayer Mezzoleni, menos. Aunque no es manera de decirlo, Gasperini tiene razón: son tres errores en uno. Era fuera de juego de Alex, no existía falta de Sokratis y, en caso de que la hubiere, esta sería fuera del área. El calvo de cultivo perfecto para algunos que, cuando pierden y no tienen nada que llevarse a la boca, recurren al viejo vicio de la crítica ajena (Mourinho y Cosmi). Pero las mamarrachadas, las vamos a dejar a los mamarrachos, que suelen tener, además, oscuros objetivos. Porque lo que importa son los tres puntos y que la Juve, al menos ayer, ha conseguido mejorar.

Con tres goles y dos remontadas incluidas, el tema del día en Italia es que la Juve “ritrova il cuore”. Esto sigue siendo una incógnita, pero sí es seguro que ayer mostró determinación, ganas y coraje. Porque la tarde empezó mal, con un gol(azo) de Marco Rossi a los diez minutos de juego y una segunda oportunidad del mismo cinco minutos después que no atinó a marcar. Ése gol, por primera vez desde hace muchos meses, hizo reaccionar a la Juve, que se adueñó del campo y atentó contra el orgullo de Gasperini: el 3-4-1-2 que ayer propuso Zaccheroni funcionó mejor que su equipo, recompuesto con el 4-4-2 para paliar el efecto de las bajas. Sí, ayer la Juve, de no ser por ese esquema, quién sabe qué hubiese podido hacer. Seguramente nada, porque ni Candreva ni Sissoko estuvieron a la altura del centro del campo de la Juventus. Sí estuvieron, sin embargo, las dos alas, que absorbieron el caudal ofensivo de la Juve: De Ceglie y Cáceres. Especialmente el uruguayo, que se ha hecho amo y señor de la banda derecha de la Juve y, por eso, entre otras cosas, sería conveniente negociar cuanto antes la opción de compra con el Barcelona, antes de que el jugador siga aumentando su valor. Fue él quien le dio el empate a Amauri, aunque con colaboración de Amelia, Criscito y Sculli: estos últimos por dejarle libre todo el carril y el portero por quedarse mirando como el espléndido centro del uruguayo llegaba a la cabeza de Amauri, que superaba a sus tres marcadores y conseguía anotar su quinto gol de la temporada 109 días después. Demasiado para el delantero titular de la Juventus, que, además, ha sufrido con esta su segunda racha de este tipo.

Ha dicho Zaccheroni que la victoria de ayer es la primera piedra para la construcción de un equipo que tiene que quitarse los miedos de encima. Bien, si esta es la primera piedra, no esperemos una mega construcción. Porque es cierto que se ha detectado una mejoría, especialmente en el plano anímico, pero se siguen viendo aunque son más personales que de colectivo. Pero, aún así, hay que preguntárselo: ¿hasta dónde pretende llegar un equipo con este Zebina entre los titulares? Salvó el segundo gol de Marco Rossi en el minuto 16 y después se convirtió en ese jugador al que, desgraciadamente, nos tiene acostumbrados: lento, torpe, fallón, faltón y excesivamente agresivo. No está preparado para jugar en la Juventus y menos en un esquema tan frágil como el cristal veneciano que ha propuesto Zaccheroni. Esto sin contar otros factores como el penalti inexistente que dio la victoria y las muchísimas lesiones de un Genoa tan pobre fuera de casa que sólo ha conseguido sumar tres puntos en sus últimos quince desplazamientos.

Pero volvamos, aunque sea sólo un poco, al partido, porque realmente merece la pena recordar y regocijarse con lo que ayer nos obsequiaron Diego y Del Piero: el capitán consigue dejar fuera de servicio a Criscito con potencia, salta las barreras con clase, deja el balón a Diego, que se metamorfosea con Alex para sacar un tacón que Del Piero ya había visto y consigue, con el instinto del mayor goleador de la historia juventina, batir a Amelia y poner la ventaja momentánea en el marcador. Y seguramente un gol así no merecía ver cancelados sus efectos de la forma con que empató el Genoa: el centro raso de Mesto no lo coge bien Buffon y Rossi, llegando desde atrás, le roba el balón y, casi, hasta la dignidad. Nadie lo podía creer, aunque también el mejor portero del mundo tiene derecho a equivocarse. Suerte (pero para todo el fútbol italiano) que todavía no está en vigor la ridiculez anti-blasfemia. Después, la entrada de Marchisio se reveló como fundamental en el penalti que se inventó el árbitro. Zaccheroni recuperó al mejor centrocampista que tiene la Juve y que filtró el balón entre la defensiva rossoblù para Del Piero, que mostró su peor cara al simular y reclamar un penalti absolutamente inexistente y que él mismo marcaría para sellar el 3-2 definitivo. No desaparecen así los problemas, sigue habiendo fallos, estructurales unos y personales otros, y la clasificación sigue siendo demasiado mala para el nivel de la Juve. Pero, al menos, ha conseguido quitarse la sombra de la duda de encima. Ahora, la segunda piedra del castillo Zaccheroni tiene que ponerla en Amsterdam.

Pero lo que no consigue quitarse de encima el fútbol italiano es la violencia. Aunque el primer gran problema es lo poco que hace en intentarlo. Estadios sin seguridad privada y con demasiados pocos policías, como el Olimpico, no garantizan seguridad a nadie. Ayer, la guerrilla urbana entre los ultras del Genoa y los de la Juve duró diez minutos antes de que alguien interviniese para parar el caos. Después de los heridos que hubo en el partido del Nápoles, de las luchas previas al Udinese - Nápoles y todos los problemas que ocurrieron durante el Juventus - Milan, quizá se esperaba algo más grave para suspender el partido. Esta vez, el balance fue de un policía herido. Felicidades a quienes pretenden curar el fútbol italiano con la estupidez anti-blasfemia.

Ficha del partido ▼

sábado, 13 de febrero de 2010

Nuestra revolución: 1, el banquillo


Desgraciadamente, el inicio de marzo en los últimos años para la Juventus ha llegado con toda la temporada perdida y con la obligación de pensar en la siguiente. Fue el marzo pasado cuando la Juventus cayó de la Champions y naufragó el proyecto de Ranieri. Fue el marzo pasado cuando, en busca de soluciones, la Juve y Diego Ribas llegaron a un acuerdo para el fichaje del brasileño. Esta temporada, pero, la marcha de los acontecimientos, el fracaso de Ferrara en el banquillo y la posterior elección de Zaccheroni, al que le han bastado dos partidos, dos empates y ninguna mejoría para acabar con sus esperanzas de prolongar su contrato más allá de junio, todo el trajín de rumores de prensa y planificaciones deportivas se ha adelantado a febrero.

Porque del presente no merece la pena hablar. Y ahora que todos, aunque sólo en privado, ya han reconocido sus errores, es el momento de comenzar una revolución que dé como resultado un equipo completamente nuevo y, por fin, ganador. Dejando de lado los rumores de la prensa, vamos a centrarnos en el sentido común y en nuestros propios deseos para construir un equipo que ayude a olvidar todo el mal trago que está suponiendo esta temporada que se antoja más larga de lo habitual.

Vamos a empezar por la parte, quizá, más importante, el que será el capitán del nuevo proyecto: el entrenador. A estas alturas, todo el mundo sabe que Rafa Benítez ha mantenido ya más de un encuentro con la Juventus, aunque eso no le convierte en el nuevo técnico. El principal problema es como librarse del estrecho lazo que le tiene atado al Liverpool. Por eso, la directiva actual, aunque quizá en verano sea otra, tiene sus alternativas. O más que eso. Porque en los últimos días parece que Prandelli ha podido sobrepasar al español en la carrera velada que existe por el banquillo de la Juventus. También está en la lista Allegri, entrenador del Cagliari recomendado por Lippi y que gana enteros gracias a su inseparable 4-3-1-2 que se adapta perfectamente a la Juve. Aunque con muy pocas opciones, hay que hablar también de Guus Hiddink, cuya llegada se dio por segura en enero, y de Gian Piero Gasperini. En el gráfico de la derecha podemos ver las posibilidades teóricas que tiene cada uno de los técnicos que a continuación detallamos tiene de llegar a la Juventus.


Cesare Prandelli
Como muestra el gráfico superior, a día de hoy es el técnico con más posibilidades de llegar en verano y es, además, el preferido por los aficionados en las encuestas que hay en la red. Además, su contrato con la Fiorentina termina el próximo junio y ayer mismo confirmó que durante el próximo mes se reunirá con los hermanos Della Vale para discutir el futuro suyo dentro del club y el de la propia Fiorentina. Y lo hará, seguramente, con una propuesta de la Juve encima de la mesa. Con la crisis de la Fiorentina, más institucional y económica que deportiva, es posible que en verano tenga que sacrificar otro de sus pesos pesados (quizá Vargas a la Juventus) y Prandelli, con una Fiorentina ‘ridimensionata’ es posible que quiera aprovechar la situación y marcharse sin hacer demasiado daño a una ciudad que le ha adorado durante sus cuatro años en el club. Porque, a pesar de su reputación y de sus capacidades indiscutibles, Prandelli aún no ha conseguido ganar nada como entrenador y le encantaría cerrar el círculo que dejó abierto en la Juve ganándolo todo como jugador en la época de Boniperti.

Podríamos decir que Prandelli sería el candidato perfecto para abrir un ciclo ganador en la Juventus, que parece dispuesta a gastar la cantidad necesaria, siempre que el proyecto se serio y convincente. Algo que podría aportar Prandelli, capaz de crear una Juve bastante ofensiva, que divierta, con Diego como eje central, pero que no por ello descuidase la faceta defensiva. En el juego de Prandelli no hay lugar a la improvisación, haciendo partidos equilibrados que en la Fiorentina se han complicado por el perfil bajo de la mayoría de sus defensas. Pero Prandelli consigue unir el equipo en una única pieza y crea un centro del campo potentísimo, tanto atacando como defendiendo. No obstante, él consiguió sacar lo mejor de Felipe Melo y eso es algo que también cuenta a su favor.

Rafa Benítez
El técnico español del Liverpool parece ser el preferido de Blanc, que intentó hasta el final traerlo a la Juve hace dos semanas. Finalmente no lo consiguió y optó por Zaccheroni, que fue, en cualquier caso, más una obligación que una opción. En verano, Benítez parece dispuesto a marcharse del Liverpool (y el Liverpool a dejarle marchar), pero no a renunciar a los veinte millones que figuran en los cuatro años de contrato que tiene en Anfield. Dicen que quiere un buen finiquito por parte del Liverpool y un contrato idéntico al que tiene en Inglaterra. Blanc, por su parte, está dispuesto al sacrificio económico para tener a uno de los mejores entrenadores del mundo, pero el problema reside en el dinero ‘extra’ que querría Benítez. Los dueños del club siempre han tenido opiniones diversas: mientras que George Gillet querría continuar con el español, Tom Hicks opta por el cambio (a un nivel económico inferior). Pero en algo coinciden ambos millonarios: si Benítez se va por voluntad propia, no quieren ni oír hablar de dinero. En suma, tendrá que ser Benítez quien dé el próximo paso si quiere entrenar a la Juve y dirigirse a Blanc, dentro de poco tiempo con su respuesta.

Con Benítez, de entrada, la Juve tendría una garantía para todos los jugadores que debe fichar y se convertiría en un club más seguro y atractivo. Rafa es un entrenador con un enorme prestigio a nivel internacional, avalado por sus triunfos en las plazas más importantes. Tácticamente es un entrenador excelente, que ha sacado, como comentábamos aquí el pasado lunes, lo mejor de todos los equipos a los que ha entrenado, consiguiendo títulos no siendo, a priori, candidato. Su staff técnico de más de veinte preparadores es un inconveniente para la Juve en caso de fracaso, pero su experiencia es una garantía suficiente para creer en él como uno de los más indicados para hacer que vuelva la Juve verdadera.

Massimiliano Allegri
Max Allegri ha conseguido enamorar a todos con el juego de su Cagliari. A sus 42 años, ha conseguido ya una gran experiencia en el fútbol italiano. Primero, consiguió elascenso con el Sassuolo a la Serie B y casi (terminó cuarto) la promoción a la A el año siguiente. Cellino lo fichó para el Cagliari y el propio Allegri consiguió rehacerse después de un inicio de temporada con cinco derrotas seguidas, terminando el año pasado décimo. Hace dos semanas, ganó el premio que otorga la Federación italiana ‘panchina d’oro’ (banquillo de oro) como mejor entrenador de 2009 y en la Juventus representaría la figura de un técnico emergente que puede cosechar éxitos como ya lo fueron en el pasado Trapattoni y Lippi. Precisamente es él el técnico que el ct italiano ha recomendado y, dicen, el que sería el entrenador si se cumplen los rumores que sitúan a Lippi como Presidente de la Juve la próxima temporada.

A pesar de su juventud, su apuesta no tendría el mismo riesgo altísimo que sí tuvo la de Ferrara, que nunca antes entrenó antes de hacerlo en la Juve. Allegri ha demostrado ser un gran entendedor en la materia del fútbol y su 4-3-1-2 se ha convertido en el más atractivo y en el mejor planteado de toda la Serie A. En el Cagliari ha convertido a Cossu en el punto más fuerte y desequilibrante del equipo jugando por detrás de los dos delanteros, lo que aseguraría la posición de Diego en su Juventus. Y si hablamos de delanteros, no podemos obviar que bajo las órdenes de Allegri, en Cerdeña han explotado muchos en los dos últimos años: primero el goleador Robert Acquafresca y esta temporada el velocísimo Matri, siempre con sus acompañantes Jeda y Matri. Siempre jugando con tres delanteros, da igual que delante esté el Bari o esté la Juventus. Un hombre seguro de sus posibilidades y que sabe transmitir sus objetivos al equipo, adaptando también jugadores a otras posiciones sin que el rendimiento se resienta (como Cannini de lateral derecho o Lazzari de centrocampista). Un entrenador joven, como decíamos, para inaugurar una nueva y larga era.

Guus Hiddink
Se daba por hecha su llegada en enero y ahora está prácticamente fuera de las quinielas. Hoy ha confirmado que abandonará la Federación rusa en junio en su columna del Telegraaf holandés. Cuando la Juve contactó con él fue su falta de seguridad, su ambigüedad y sus problemas con los rusos los que impidieron su desembarque en Turín. Era la apuesta de Bettega y por tanto la Juventus podría intentar un nuevo asalto por él la próxima temporada, aunque los miembros anteriores de la lista tienen una neta ventaja sobre él.

Sus altísimas peticiones económicas eran y serían su principal barrera. Hiddink no está dispuesto a hacer ningún descuento, ni siquiera por la posibilidad de entrenar a un equipo como la Juventus. Y eso no termina de convencer en la directiva, que busca, al parecer, algo más que el factor técnico. No cabe duda de que alguien que hizo campeón de Europa al PSV Eindhoven podría conseguir cambiar el sino de esta Juventus y transformarla en un equipo ganadoAdemás, su llegada supondría una enorme revolución táctica, pasando a jugar con un 4-3-3 para el que la Juventus tendría que llevar a cabo una revolución máxima que seguramente dejaría fuera, al menos en importancia, a Diego Ribas. Y esto, claro, no juega a su favor.

Gian Piero Gasperini
Su pasado juventino le coloca casi por defecto cada vez que se habla del futuro del banquillo de la Juventus. Su mejor momento en el Genoa ha pasado y empieza a dar la sensación de un ciclo que termina en el Luigi Ferraris. Su falta de acierto con los fichajes ha llevado al Genoa a un escalón inferior que el que ocupaba el año pasado. Floccari se ha ido a la Lazio, Crespo al Parma y Zapater ya no juega. En Italia, eso sí, se ha convertido en el rey del 3-4-3, aunque su propio equipo ha demostrado que si las condiciones físicas no son perfectas, el esquema hace aguas, como estamos viendo esta temporada.

Con Gasperini en el banquillo, la Juve tendría que afrontar un cambio excesivamente profundo en la plantilla, pasando a un esquema de tres centrales que hace años que no triunfa en Europa. Ahora mismo, la defensa es la línea más frágil de la Juventus y Gasperini no sólo obligaría a reforzar la defensa. También el medio, con jugadores de banda y cambiar el perfil y el número de delanteros que hay actualmente en el equipo. En definitiva, demasiado trabajo para un técnico que no convence ni en el plano táctico ni en el de la preparación física, ya que a las múltiples lesiones que sufre el Genoa se une la falta de energía con la que encara tramos puntuales de la temporada. Y justamente es eso lo que quiere olvidar la Juventus.

sábado, 6 de febrero de 2010

La Juve no da la talla, así que hablaremos de Rafa Benítez


La Juve ha sucumbido ante los 168 centímetros del segundo jugador más bajo de la Serie A. Antonio Filippini remató una falta en la primera parte, anticipando en el salto a Cannavaro, Grosso y Chiellini. Esto es suficiente para dejar en evidencia a este grupo de jugadores y a los directivos que solucionan sus problemas sin Ferrara. ¿Qué ha cambiado? Nada. Solamente, que la silueta del nuevo entrenador no es esbelta como la de Ferrara y un experimento en forma de tres centrales grotesco. Sí, el equipo ha tenido más amplitud en el centro, más presencia, pero igualmente desaprovechada. Todo, incrementado, por la desfachatez arriba de la presencia de Amauri, sólo ‘de cuerpo’ presente. Si la pelota no tiene meta, un sitio al que llegar, nada se puede hacer con ella. Diego dice que le “falta algo” y quizá ese algo sea un compañero arriba que pueda aprovechar el juego del equipo.

Podíamos decir muchas otras cosas del partido de ayer; como, por ejemplo, que el gran Cáceres se marchó con Ferrara. Pero como dijimos hace tiempo que no nos íbamos aburrir más con este club impresentable, hablemos de otras cosas. Del futuro. Del que se supone que debe tener la Juventus. Y lo vamos a hacer hablando del pasado (y presente) del que, seguramente, será el nuevo entrenador. Confiando en que, si como dice la prensa, alguien en esta directiva piensa en la continuidad de Zaccheroni la próxima temporada, sea fulminantemente despedido por el propietario del club, si es que busca su bien.

Hoy, hablando de otras cosas, vamos a hablar de Rafa Benítez. En la temporada 2001-2002, toma el relevo de Héctor Cúper, que firma por el Inter, en el Valencia. Un Benítez inexperto se encuentra con un proyecto que languidece y consigue reflotarlo. Con él, Rubén Baraja registra un récord goleador que todavía hoy no ha superado (siete goles) y Aimar, reciente fichaje, y Rufete, marcan cinco goles cada uno. La columna vertebral de aquel equipo la forman Cañizares, Ayala, Marchena y Kily González. Arriba, Benítez sólo puede contar con jugadores como Angulo, Illie, Mista o Juan Sánchez. Aún así, con un equipo lejos de ser el mejor, Benítez aprovecha el mal momento del Madrid de Queiroz y gana la Liga, obteniendo dieciocho puntos más que los blancos en la segunda vuelta.

La 02/03 es su peor temporada en el Valencia. Termina cuarto después de empatar en San Sebastián en la antepenúltima jornada, con los vascos perdiendo el siguiente partido contra el Celta, que le aventajaría al final en un punto. Ese año, Benítez había conseguido confirmar al joven Vicente Rodríguez como uno de los mejores extremos de Europa y destapó las cifras goleadoras de Fabio Aurelio (8 goles) y de Mista, que atrajo la atención de Abramovich en aquel verano. Además del fichaje de Sissoko, al que había seguido en el Auxerre y que transformó en el centrocampista total que es hoy. En la siguiente, el Valencia consigue el doblete al ganar la Liga y la Uefa, pero la rotura con la directiva era un hecho: Benítez quería planificar sus propios fichajes y, aunque obtuvo un buen rendimiento de jugadores como Oliveira y Cannobio, no aceptó las imposiciones de la dirección deportiva.

Después de una Eurocopa que había descubierto a un gran Milan Baros, Rafa desembarca en Liverpool, donde dejará una huella imborrable, más allá de la crisis actual (el Liverpool ya es cuarto). Benítez hace de Xabi Alonso su extensión en el campo y libera del todo al Gerrard explosivo, que consigue marcar trece goles, los mismos que Luís García y el propio Baros, que, a pesar de esto, nunca terminó de rendir bien con Benítez. En la defensa se confirma un emergente Jamie Carragher al lado de Sami Hippia. En la puerta juega Dudek, que salva el penalti decisivo en la tanda de la final de la Champions contra el Milan. El Liverpool remonta un 3-0 al descanso con Baros, Smicer y Kewell.

Ése mismo verano, Rafa cambia al suizo Henchoz, apostando por el danés Daniel Agger, pagando once millones por él al Brondby. Otra de sus apuestas, Peter Crouch, que acababa de descender con el Souththampton, logra once goles (cinco menos que Gerrard), pero el Liverpool ‘sólo’ consigue ser tercero a nueve puntos del Chelsea de Mourinho. La siguiente temporada le regala al Milan la vendetta de la final de la Champions de Estambul y consigue imponerse al Liverpool en Atenas. Es un año complicado para Benítez: sólo el papelazo en la Champions puede disimular el desastre en la Premier (acaba a veintiún puntos del Chelsea). En verano, Rafa revoluciona el Liverpool con la llegada de Mascherano, que había fracasado en media temporada en el West Ham, Ryan Babel, Benayoun y los españoles Arbeloa y, especialmente, Fernando Torres, por el que paga treinta y seis millones de euros. Torres forma junto a Kuyt, uno de los intocables de Rafa, un ataque demoledor aunque un rendimiento sorprendentemente irregular termina demasiado pronto con las aspiraciones ligueras del Liverpool. En verano, Rafa apuesta por Robbie Keane y David N’Gog, pero es insuficiente para despertar un equipo demasiado acostumbrado y que sólo atisbó la recuperación la temporada pasada (terminó a cuatro puntos del United, campeón).

Y es cierto, los que califican a Benítez como un entrenador ‘defensivo’, tienen el apoyo en las estadísticas (sus equipos promedian 63 goles por temporada, aunque en las dos últimas ha conseguido 77 en cada una), pero se puede decir de él que es un entrenador que rentabiliza cada gol y cada punto al máximo. Metódico, convierte en una batalla suya cada partido, facilitando al máximo el trabajo de los jugadores. Aunque, quizá, ése haya sido, durante sus años en el Liverpool, su mayor defecto. Está claro que Benítez no es el entrenador perfecto, aunque sí el más adecuado para la Juventus. Su trayectoria de éxitos y su forma de lograrlos le avalan. Y quizá todo esto no sirva para nada. Quizá Benítez nunca entrene a la Juve. Pero esto es mucho más ameno que hablar de un equipo que no gana en los últimos doce partidos, ¿no?

lunes, 1 de febrero de 2010

La vida sigue igual


Como muchos podíamos prever, el cambio en el banquillo de Ferrara por Zaccheroni no se ha significado en el campo. Era lógico atendiendo a quien es el nuevo inquilino y a las 48 horas que lleva en el cargo. Pero, sinceramente, no se puede esperar mucho más de esta Juve que ya nos tiene a todos desencantados. Dan ganas de no escribir, de no leer, de no ver la televisión e, incluso, los abonados han dejado de ir al estadio. Normal si la Juventus ha obtenido sólo cuatro puntos de los últimos veintiuno (una victoria, un empate y cinco derrotas); cifras de descenso para un equipo que, se supone, debería estar en la Champions. Algunos detractores de Ferrara se han afanado en declarar que es un resultado mejor que los conseguidos contra Roma e Inter. Cierto, ¿pero adónde se espera llegar a este paso? Terminar el campeonato con veinte puntos más... No coment.

Ayer, al menos, no se apreció ningún cambio y si no fuese por la realización del estadio, que quiso dejar muy claro que el entrenador de la Juventus era Zaccheroni, hubiesemos podido pensar que Ferrara seguía en el cargo. La Juve siguió con su juego lento, con su ataque esteril, con Grygera, Cannavaro y Amauri tan fuerta como de costumbre y con el Felipe Melo retornado que ya vimos en los últimos partidos. Nada nuevo, en definitiva. No consiguió marcar ningún gol. Y hubiese perdido de no ser por el penalti que Saccani quiso pitar por un supuesto toque de Diakité a Del Piero. "Yo lo habría pitado, pero me hubiese enfadado si a mí me lo hubiesen señalado". Elocuentes declaraciones del capitán que hacen estar de más cualquier análisis. Después de marcar, la Juve no fue capaz de aguantar el partido y acabó sucumbiendo ante otro gol de la Lazio, uno de los peores equipos de toda la Serie A y el segundo que menos marca sólo por detrás del Livorno. En el empate laziale seguro que tuvo algo que ver la lesión de Felipe Melo, el mejor centrocampista ayer, que Zaccheroni sustituyó en el 31' por Cáceres, pasando a Grygera al lateral zurdo y adelantando a De Ceglie al medio. Así, con el equipo aturdido, llegó el gol de Mauri un minuto después, con otro fallo de Grygera en la marca del mediapunta romano, que aprovechó bien un balón de Zárate para batir a Manninger. Zaccheroni, a un minuto del final, dio entrada a Paolucci por Del Piero. Cambio inútil. Quizá hubiese sido más provechoso quitar uno de los cinco defensas que había en el campo, visto que la Juventus necesitaba la victoria.

Algunos han dicho hoy que la Juve ha tenido una pequeña reacción con Zaccheroni. Conviene dejarse de tonterías para vender periodicos y decir la verdad: no se puede confundir la reacción de todo el equipo con el efecto que en él ha ocasionado Candreva. Un último fichaje que parece ya fundamental en el objetivo de conseguir la Champions y que será, sin duda, una pieza importante en el futuro de la Juventus. Sí, porque Sissoko jugó mejor contra el Inter, por ejemplo, y Del Piero no consiguió terminar con éxito ninguno de sus intentos. No hace falta decir nada más. Aburre. Sólo que si esta es la cura de Zaccheroni le harán falta inyecciones de caballo para sanar al enfermo. Por cierto, felicidades a todos los que han resulto sus problemas con la marcha de Ferrara.

Ficha del partido ▼

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