
Para los que no vieron el partido, en este caso al decir “nada es suficiente” no nos referimos a ese espíritu que tanto ha caracterizado la historia de la Juventus y que obliga a luchar hasta el último segundo de cada partido, aunque la victoria sea ya cómoda. No hablamos del concepto de no darse nunca por satisfecho, no. Hablamos de que, en partidos como el de ayer, que no pase nada es suficiente para lograr los objetivos.
La Juve, aún jugando no demasiado bien, aunque con la intención de no gastar más energías de las estrictamente necesarias, consiguió pasar a los octavos de la Europa League sin encajar ningún gol (un mes y medio después) aprovechando el resultado conseguido en Amsterdam. A decir verdad, el partido del Palermo era más importante e interesante después de ver el nivel que ha dado el Ajax en esta eliminatoria: diez minutos de juego en el primer partido, un gol y ciento setenta más los añadidos de absoluta entrega y debilidad. Con este nivel, el Ajax se ha empequeñezido no sólo en Europa, sino también en Holanda, donde ya hace tiempo que no disputa el primer puesto de la Eredivisie. En una crisis económica que le obligará a renunciar a sus mejores jugadores este verano (Luís Suárez y van der Wiel en pole), decidieron fichar el verano pasado al serbio Sulejmani, que había despuntado en el Herenveen, pero que en Amsterdam no ha justificado ni ha demostrado valer los más de veinte millones de euros que pagaron por él. Un consuelo para Blanc y Secco: todavía hay gente capaz de empeorar su gestión. Y así es imposible pretender plantar cara a la Juventus. Incluso a esta.
El único peligro, además de dos buenas llegadas de de Jong en los primeros minutos que no encontraron ni en Pantelic ni en el ‘flop’ Sulejmani un compañero adecuado, fue el que se creó la Juve solita. O, mejor dicho, Manninger. A los dos minutos (después de muchos sin jugar), una medición desacertada de un balón que venía mansito por arriba, casi se convierte en el primer gol del Ajax, aunque Manninger (que, en cualquier caso, ya no es el Zeta que fue la temporada pasada por lo visto en esta) en dos tiempos pudo parar. Y luego con un centro, aparentemente inofensivo, que se le escapó y remató alto Vertonghen. Esas fueron las únicas ocasiones de peligro para el Ajax. Y menos mal. Por su parte, la Juve no es que se volviese loca, pero sí tuvo tres buenas ocasiones, aunque, eso sí, totalmente aisladas y las tres de cabeza: Sissoko, Chiellini y Legrottaglie. Y ya. De jugadas elaboradas no tuvimos ninguna noticia. Y quizá por eso Diego, aunque no le hizo gracia, se marchó sustituido.
Lo único destacable del partido fue, otra vez, fue una lesión (y van cuarenta y nueve): de nuevo Amauri, que estará de baja aproximadamente un mes por una contractura de primer grado en el muslo derecho. Y como el partido no tuvo nada más y aún hay tiempo, vamos a hacer dos consideraciones externas a él. La primera es sobre los árbitros: se ha convertido en costumbre criticarlos, pero muchas veces sobran los argumentos. Ayer el penalti clamoroso por mano de Perea contra el Galatasary y el gol en clarísimo fuera de juego de Grafite contra el Villarreal dejaron con las vergüenzas al aire a la Uefa, a pesar de haber un juez de gol a cuatro metros de sendas jugadas. Hechos realmente graves y determinantes que obligan a reflexionar. Estaría bien que la Uefa se dejase de experimentos en los que no confía y apostase, de una vez por todas, por la profesionalización de los árbitros. Y otra: viendo al Milan que castigó con tres goles a la Juve de Ferrara, luego empató en casa contra el Livorno y ahora está a cuatro puntos del Inter, ¿qué hubiese pasado si, como aquí mismo pedimos, la decisión del cambio se hubiese tomado en la pausa navideña?
Ficha del partido ▼
La Juve, aún jugando no demasiado bien, aunque con la intención de no gastar más energías de las estrictamente necesarias, consiguió pasar a los octavos de la Europa League sin encajar ningún gol (un mes y medio después) aprovechando el resultado conseguido en Amsterdam. A decir verdad, el partido del Palermo era más importante e interesante después de ver el nivel que ha dado el Ajax en esta eliminatoria: diez minutos de juego en el primer partido, un gol y ciento setenta más los añadidos de absoluta entrega y debilidad. Con este nivel, el Ajax se ha empequeñezido no sólo en Europa, sino también en Holanda, donde ya hace tiempo que no disputa el primer puesto de la Eredivisie. En una crisis económica que le obligará a renunciar a sus mejores jugadores este verano (Luís Suárez y van der Wiel en pole), decidieron fichar el verano pasado al serbio Sulejmani, que había despuntado en el Herenveen, pero que en Amsterdam no ha justificado ni ha demostrado valer los más de veinte millones de euros que pagaron por él. Un consuelo para Blanc y Secco: todavía hay gente capaz de empeorar su gestión. Y así es imposible pretender plantar cara a la Juventus. Incluso a esta.
El único peligro, además de dos buenas llegadas de de Jong en los primeros minutos que no encontraron ni en Pantelic ni en el ‘flop’ Sulejmani un compañero adecuado, fue el que se creó la Juve solita. O, mejor dicho, Manninger. A los dos minutos (después de muchos sin jugar), una medición desacertada de un balón que venía mansito por arriba, casi se convierte en el primer gol del Ajax, aunque Manninger (que, en cualquier caso, ya no es el Zeta que fue la temporada pasada por lo visto en esta) en dos tiempos pudo parar. Y luego con un centro, aparentemente inofensivo, que se le escapó y remató alto Vertonghen. Esas fueron las únicas ocasiones de peligro para el Ajax. Y menos mal. Por su parte, la Juve no es que se volviese loca, pero sí tuvo tres buenas ocasiones, aunque, eso sí, totalmente aisladas y las tres de cabeza: Sissoko, Chiellini y Legrottaglie. Y ya. De jugadas elaboradas no tuvimos ninguna noticia. Y quizá por eso Diego, aunque no le hizo gracia, se marchó sustituido.
Lo único destacable del partido fue, otra vez, fue una lesión (y van cuarenta y nueve): de nuevo Amauri, que estará de baja aproximadamente un mes por una contractura de primer grado en el muslo derecho. Y como el partido no tuvo nada más y aún hay tiempo, vamos a hacer dos consideraciones externas a él. La primera es sobre los árbitros: se ha convertido en costumbre criticarlos, pero muchas veces sobran los argumentos. Ayer el penalti clamoroso por mano de Perea contra el Galatasary y el gol en clarísimo fuera de juego de Grafite contra el Villarreal dejaron con las vergüenzas al aire a la Uefa, a pesar de haber un juez de gol a cuatro metros de sendas jugadas. Hechos realmente graves y determinantes que obligan a reflexionar. Estaría bien que la Uefa se dejase de experimentos en los que no confía y apostase, de una vez por todas, por la profesionalización de los árbitros. Y otra: viendo al Milan que castigó con tres goles a la Juve de Ferrara, luego empató en casa contra el Livorno y ahora está a cuatro puntos del Inter, ¿qué hubiese pasado si, como aquí mismo pedimos, la decisión del cambio se hubiese tomado en la pausa navideña?
Ficha del partido ▼






















