miércoles, 27 de febrero de 2008

Serie A, 25ª J. Juventus 0-0 Torino

Otra oportunidad perdida


Sereni se lucio en un partido que decidieron él y el palo de la portería de Buffon. No le faltó emoción al derby, que transcurrió con gran deportividad, sólo rota con la justa expulsión de Nedved en el final. La entrada de Rosina expoleó a los de Novellino, pero la Juve se va con la sensación de haber desperdiciado otra oportunidad.
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Dado que hay más árbitros a parte de de Paolo Dondarini, dado que Nicola Rizzoli dirigió a la perfección un derby eléctrico por mil y una razones, dado que el hombre de negro no fue el protagonista y sí los 26 hombres que fueron llamados a inscribir su nombre en la historia del 223º derby de Turín, dado todo esto, el derby de Turín acabó en empate (0-0) y con ninguno con nada que protestar al final del partido. Todos aceptamos la roja mostrada a Nedved en el añadido del segundo tiempo, víctima de la misma impotencia que le costó la roja a Zanetti el sábado en Reggio Calabria. Así, con un juicio justo, resulta mucho más fácil encontrarle sentido y explicar todo lo demás, el partido, el resultado. En el fondo, al final de una supremacía mórbida por parte de la Juve, el empate refleja bastante fielmente lo que ocurrió sobre el campo, aunque más en la segunda parte que en la primera. El Toro lanzó una pelota al travesaño de Buffon gracias a un disparo de Rosina (que fue suplente), pero Sereni tuvo que dar lo mejor de él para mantener su portería vacía, sobretodo en dos ocasiones, frustrando los intentos de Iaquinta primero y Del Piero después.
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La salida del campo de Natali en camilla rompió el equilibrio pasivo en el que se encontraba el partido tras unos fogonazos iniciales. La lesión del centra granata, sustituido por Dellafiore, reactivó a Iaquinta, que creó la primera gran ocasión del partido, anulada por fuera de juego a la media hora, después de que Palladino hubiese creado (y fallado) una buena oportunidad en el borde del área pequeña. La presencia de este último, con Camoranesi en el centro de pareja de Sissoko, fue la sorpresa relativa de Ranieri. Relativa partiendo de la base de que al lado del maliense, incapaz de seguir una jugada, hace falta un jugador con más clase y más sentido de juego, si no, es imposible dar dos pases con sentido y llegar con el balón jugado a las medianías del área rival. Inservible Tiago por una serie de razones que se remontan al inicio de los tiempos y que es casi imposible explicar, Camoranesi era el único 'apto' para Ranieri, que ya advirtió durante la semana con esa posibilidad. Dicho y hecho: el italiano de Tandil se adaptó a la perfección a una posición que no es nueva para él, porque en el fondo la calidad no tiene un perímetro para marcarla. Camoranesi le tocó hacer la guerra por su cuenta, Sissoko estuvo a lo suyo y Palladino y Nedved nos ofrecieron una tarde marcada por la intermitencia en sus acciones, dando algún que otro sobresalto.
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La respuesta táctica de Novellino fue meter a Recoba desde el principio al lado de Stellone, dejando en el banquillo a Rosina, intentando hacer un grado de la experiencia de 'El Chino'. Recoba fue uno de los más activos del partido, intentándolo una y otra vez, así como Barone y Paolo Zanetti, que se movieron mucho por su zona. Pero, vistas las novedades de uno y otro lado, era inevitable que el partido volviese al sabor antiguo y rácano de los derbys supercontrolados, donde cada balón es una batalla por la que morir. Emocion, sí, pero que pagamos con la ausencia de espectáculo. En la primera parte, además del disparo de Iaquinta, tuvimos sólo dos acciones de peligro: un disparo de Nedved que rechazó Pisano y otro de Stellone a pase de Recoba que desmanteló Zebina. Partido de tensión, de algún sobresalto aislado, de lucha, pero sin la necesidad de que el arbitro sacase a pasear las tarjetas. Rizzoli llevó muy bien el partido, y no hizo nada que no debiese. Las amarillas llegaron en la reanudación: seis en total.
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Otra lesión, a dos minutos de la reanudación en este caso, cambió las connotaciones tácticas del partido y la cara del Torino. Diana se lesionó, y Novellino tuvo que meter a Rosina, acabando con dos mediapuntas por detrás de Stellone. Un 'riesgo' calculado para ejercer mayor presión sobre Legrottaglie y Chiellini, concetrados todo el partido en cubrir a Stellono, que estuvo muy batallador en los 90 minutos. En el 7' de la reanudación, Del Piero, el mejor del gran segundo tiempo de los de Ranier, obligó a Sereni a hacer un paradón, en lo que era una prueba de la superioridad territorial de la Juve, superioridad evidente pero no materializada. Antes de ser sustituido por Nocerino, Palladino vio como Rizzoli le anulaba un gol por fuera de juego en un disparo de Nedved que rebotaba en Stellone y caía en sus pies. La repetición confirma que Palladino estaba en posición irregular en el momento del disparo (no como Recoba, a quien 5 minutos después se le cortó una jugada por un fuera de juego inexistente cuando estaba sólo ante Buffon). Todo esto desatascó un poco el partido y provocó que viesemos acciones de peligro en ambas porterias: un disparo de Zanetti a los 20 minutos fue el primero que ponía en apuros a Buffon, a lo que Buffon contestó con otro sensacional libre directo que buscaba su 11º gol en la Serie A, pero que Sereni encontró en la escuadra. Fue el palo, sin embargo, quien ayudó a la Juve, parando un disparo de falta de Rosina pocos minutos después. Ya en los últimos minutos de un partido que se iba calentando, Camoranesi sacó un cabezazo acrobático que se comió Sereni y Chiellini no acertó a rematar a escasos centímetros de la línea. Después llegó la justísima expulsión a Nedved y el final del partido. Un final amargo, con la sensación de haber dejado escapar una gran ocasión. Un final que abre la caja de los temores. Una caja que no se cerrará hasta mayo.

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