lunes, 23 de noviembre de 2009

Tres puntos y demasiados imbéciles


Juventus - Udinese, 1-0
Juventus (4-2-3-1): Buffon ; Cáceres, Cannavaro, Chiellini, Grosso; Poulsen, Felipe Melo (7’ st Sissoko); Camoranesi, Diego (42’ st De Ceglie), Giovinco (7’ st Del Piero); Amauri. A disposición: Manninger, Grygera, Legrottaglie, Immobile. Entrenador: Ferrara.
Udinese (4-1-4-1): Handanovic; Basta, Coda, Zapata, Lukovic; D’Agostino; Lodi (13’ st Romero), Inler (38’ st Sammarco), Asamoah, Isla (42’ st Corradi); Floro Flores. A disposición: Belardi, Felipe, Romero, Zimling, Domizzi. Entrenador: Marino.
Estadísticas Juventus: disparos 13, disparos a puerta 7, corners 5, fueras de juego 10, posesión de balón 55,8%.
Estadísticas Udinese: disparos 5, disparos a puerta 2, corners 3, fueras de juego 5, posesión de balón 44,2%.
Árbitro: Brighi. Amomestó a Asamoah, Diego y Handanovic.
Goles: 6' st Grosso.

Desgraciadamente, ayer había en el estadio demasiados subnormales (no sabemos cuántos, pero por el ruido eran más de uno, y el mínimo plural ya le concede el calificativo de demasiados) que se divertían más insultando a Balotelli (no como interista, sino como negro) que con el partido de la Juve. Aunque, sin querer para nada justificar lo que trataremos a continuación, fue realmente difícil divertirse con el partido que se marcaron los chicos de Ferrara. Sin ritmo después del parón y distraida por el trascendental encuentro de Burdeos del miércoles, volvió a ser ese equipo del que cuesta esfuerzo no apartar la vista del televisor con el pasar de una mosca. Parecía demasiado fácil derrotar a un Udinese que llegaba a Turín sin sus tres delanteros titulares: Di Natale, Sánchez y Pepe. Y sin embargo la Juve terminó el partido sufriendo y dando gracias porque el rematito de Zapata en el tres del añadido se encontró con las manos de Buffon. Algo que nos posibilita buscar alguna excusa inservible en caso de que el equipo se hubiese vuelto a dejar los puntos. Por falta de madurez estaríamos diciendo ahora seguramente.

Porque el partido de ayer se jugó tan lento, que dicen que fue perfecto para los reporteros gráficos, que no corrieron en ningún momento el riesgo de que la foto quedase descuadrada. Ni siquiera Diego, que había empezado el partido de manera eléctrica, podía mantenerse y rápidamente se contagió del ritmo anodino de los compañeros. Melo volvía a fallar en cada balón, llegaba tarde a la cobertura y se pasaba de largo en los pases largos; Giovinco no sabía por dónde podía entrar con tantas camisetas amarillas por delante y Amauri... Amauri quedó prisionero de la defensa de Marino, sin nadie que intentase sacarle de allí. Intentó hacerlo Camoranesi, en la única acción destacable por su parte de todo el partido, cuando puso un buen centro (37') que Amauri remató mal, con el muslo y la rodilla y pudo atajar, no sin esfuerzo, Handanovic.

Tal era el astío de la primera parte, con todo el mundo fallando lo poco que podía fallar y un ataque tan precario que sólo Zapata, inmenso, bastaba para detenerlo, que Ferrara puso a calentar a Sissoko, Immobile y Del Piero a la media hora de partido. Hasta ahí se dirigieron los ojos, los cánticos, las ilusiones y las esperanzas de la afición (y del realizador del estadio, que encontraba mucho más amenos los planos de los trotes de Alex que lo que ocurría sobre el rectángulo). El descanso, el enfado seguro de Ferrara en el vestuario y el acecho de los compañeros que volvían tras la lesión estimularon a la Juve en la segunda mitad, que si no estuvo más vivaz, al menos sí dio sensación de estar viva. Tanto que a los seís minutos se encontró (quizá nunca mejor dicho) con el gol en una jugada inexplicable. Porque, ¿cuántas veces hemos hablado aquí sobre los laterales y los puntos débiles de la Juve? Pues bien; centro de Martín Cáceres y gol de Fabio Grosso. La guinda a este pastel de la paradoja la puso Poulsen, que en la posición de Diego puso el balón al uruguayo, que sin dejarla caer centró justo donde llegaba el campeón del mundo.

Sólo un minuto después, Ferrara realizaba el cambio que había preparado para desbloquear el marcador poco antes: Melo y Giovinco por Sissoko y Del Pîero. La entrada del capitán, que lo fue oficialmente durante unos segundos (el árbitro no autorizó el cambio de brazalete), le dio al partido ese toque de pimienta necesario para enriquecer un insípido plato. Aumentó el nivel técnico del equipo, con ayuda de un Udinese más abierto en busca de un gol casi imposible e inmerecido, y demostró que la conexión entre Alex y Diego no será algo difícil, sino espontáneo. Lo vimos ayer, con alguna pared y pases de tacón y salón. Fue interesante el cambio táctico de Ferrara con el 10 en el campo, dejando a Amauri y Diego en los lados con Del Piero enganchando.

Pero, aunque no nos guste, hay que terminar hoy con la reseña de los insultos racistas de un grupo de enfermos que tienen tomada la curva Sud (con el apoyo de todas las autoridades). Pasó la temporada pasada contra el Inter y la Juve jugó contra la Atalanta a puerta cerrada. Ayer, a pesar de la intervención del club a través del speaker del estadio pidiendo respeto, los ultras no cayaron y levantaron más la voz después de la advertencia por megafonía. Destrozaron también el mensaje que antes del partido lanzaba la Unesco a propósito del día contra el racismo en el fútbol italiano. Son tan subnormales algunos que ayer, mientras aplaudían a Sissoko, otros se dedicaban a menospreciar a Zapata y Asamoah, por el mero hecho de ser tan negros como el ídolo malí y quizá olvidando también que en la Juve han pasado jugadores tan importantes como Thuram, Davids, Vieira o Henry. Y todos ellos eran negros. Al final del partido, en zona mixta, Ferrara intentó... no se sabe muy bien qué diciendo que son cosas que también pasan en otros campos ¿Y qué? Decía Ferrara que cuando él jugaba en el Nápoles escuchaba siempre cánticos que rezaban "Vesubio, entierralos a todos" y que es otra forma de racismo. Cierto. Pero tanto como que esos cánticos se repiten cada vez que se juega un Juve - Nápoles, aunque Ferrara y Cannavaro o Molinaro sean napolitanos. Seguramente, como tienen el nivel de raciocinio de un perro, no alcanzan a distinguir. Estamos, como siempre, a vueltas con el problema de la educación. Un problema cuyas consecuencias pagaremos todos. Porque los hechos de ayer, gravísimos, no podrán ser pasados por alto y la Juve lo pagará jugando el partido del año, contra el Inter, a puerta cerrada. Aunque la discriminación racial es algo mucho más grave.

2 comentarios:

LA CURVA LA TOMAMOS NOSOTROS, LOS VERDADEROS JUVENTINOS!... Racismo en el siglo XXI? ... Que clase de personas (si es que lo son) pueden decir eso?... Que la curva sea dada a los verdaderos Juventinos, a los que AMAMOS A LA JUVE y al futbol!!!...

NO AL RACISMO!

FUERA LOS RACISTAS!

Dante, tienes razón. El sábado los cánticos no tenían una explícita referencia racista, yo me equivoqué al interpretarlo. Después de escucharlo con atención, no se aprecia ninguna alusión a la raza de Balotelli. Aunque sí me parecen con otra entonación los abucheos a Asamoah y Zapata.

De todas maneras, no me retrato en lo que digo de ninguna manera. Hoy los mismos desgraciados han estado cantando, en Burdeos que "un negro no puede ser italiano".

Lo que otras aficiones hacen, es igual de condenable, pero no justifican los insultos por parte de esa gente de ninguna manera. Y creo que es deber de la gente de bien desmarcarse de ese sector y decir alto y claro que BASTA YA!

Un saludo.

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