Paradojicamente, casi inexplicablemente, la Juve es el equipo menos goleado de la Champions League, con un único gol encajado en cuatro jornadas (de Plasil para le Bordeaux). Porque el potencial ofensivo de la Juve está fuera de toda discusión, pero la defensa ha sido el quebradero de Ferrara desde que empezó la temporada. Es cierto que el mister prefiere marcar a evitar que le marquen y, en consecuencia, arriesga. Algo que está bien, pero a día de hoy, la defensa no se ha mostrado al nivel adecuado como para confiar plenamente en que guarde los muebles de Diego, Camoranesi, Amauri, Trezeguet, etc. Porque trece goles en doce partidos son más de los debidos, porque a veces ha comprometido el resultado (como contra el Bologna y el Nápoles) y porque cuatro partidos con un pasivo de dos o más goles son intolerables, algo que está fuera del adn de la Juve.
Sería indecoroso culpar de todo esto sólo a la línea defensiva. No. El centro del campo, que en ocasiones no ha dado la protección adecuada a los defensores también tiene su parte de culpa. En general todo el equipo, que aún no se maneja bien sin el balón. Y Ferrara sabe,que aunque resalte la calidad de sus defensas, que "son todos internacionales", el mecanismo defensivo ha de ser perfeccionado. Porque marcar un gol más que el rival es fundamental, pero la historia dice que los campeonatos los gana el que menos recibe. Y la Juventus en ese aspecto no va por el buen camino, puesto que ni siquiera ha podido aprovechar las cualidades de Buffon, que en muchas ocasiones ha pagado la impotencia de la defensa. Una serie de defectos que un equipo con la ambición de la Juventus debe resolver lo más rápido posible, quizá acudiendo al próximo período de fichajes.
El sábado pasado, por ejemplo, la Atalanta de Conte explotó al máximo la debilidad de la Juve en los laterales, tanto que sus dos goles llegaron desde la banda; uno desde la derecha y otro desde la izquierda (los tres del Nápoles en la jornada anterior también). Con dos puntas, Doni y Tiribocchi y dos extremos muy adelantados, Valdés y Ceravolo, puso en serios problemas a la defensa juventina. Cannavaro y Chiellini tuvieron que centrarse en los dos delanteros centrales, dejando al descubierto a Cáceres y Grosso en el uno contra uno.
Es cierto que en la primera parte, con el 0-0 en el marcador, el equipo de Conte no creó más que una ocasión reseñable, pero es igualmente real que el 2-5 se fraguó, casi por casualidad, en los últimos minutos y sería un error escudarse en él. Porque con el marcador de 2-3, la Atalanta dio lo mejor de sí, creando excesivo peligro, gracias a una condición física superior a la de la Juventus, que parecía demasiado cansada. Especialmente Cannavaro, que ha perdido un poco del impetu con el que comenzó la temporada, pero que arregla sus defectos con unos excelente s sentido táctico y lectura del juego. Pero, como decíamos, el problema se centra, valga el juego de palabras, en los lados. Cáceres no es lateral. Ahí cumple, pero sin más, sufriendo. Los rivales buscan el perfil de banda y el uruguayo por ahí pierde siempre o casi. En la izquierda la situación de Grosso no es mucho mejor: impagable el desdoble ofensivo, aportando una vía más a la circulación de balón y ensanchando el equipo, pero en defensa le falta velocidad explosiva y le cuesta reaccionar, como vimos en el gol de Ceravolo (2-3).
Son detalles que el equipo está mejorando poco a poco. Por ejemplo, después de dos partidos espectaculares, Felipe Melo cayó en una fase de amnesia total, donde acostumbraba a regalar balones a los rivales y ahora se ha convertido en un gigante insuperable. Igual que Poulsen, que por fin demuestra quien es a los que no creyeron en él. Una garantía absoluta en la cobertura. Seguramente sean eso, pequeños detalles de un equipo que está formándose todavía. Pero detalles que no pueden dejarse en el aire, porque los títulos, para ganarlos, exigen tenerlo todo perfectamente atado.
Sería indecoroso culpar de todo esto sólo a la línea defensiva. No. El centro del campo, que en ocasiones no ha dado la protección adecuada a los defensores también tiene su parte de culpa. En general todo el equipo, que aún no se maneja bien sin el balón. Y Ferrara sabe,que aunque resalte la calidad de sus defensas, que "son todos internacionales", el mecanismo defensivo ha de ser perfeccionado. Porque marcar un gol más que el rival es fundamental, pero la historia dice que los campeonatos los gana el que menos recibe. Y la Juventus en ese aspecto no va por el buen camino, puesto que ni siquiera ha podido aprovechar las cualidades de Buffon, que en muchas ocasiones ha pagado la impotencia de la defensa. Una serie de defectos que un equipo con la ambición de la Juventus debe resolver lo más rápido posible, quizá acudiendo al próximo período de fichajes.
El sábado pasado, por ejemplo, la Atalanta de Conte explotó al máximo la debilidad de la Juve en los laterales, tanto que sus dos goles llegaron desde la banda; uno desde la derecha y otro desde la izquierda (los tres del Nápoles en la jornada anterior también). Con dos puntas, Doni y Tiribocchi y dos extremos muy adelantados, Valdés y Ceravolo, puso en serios problemas a la defensa juventina. Cannavaro y Chiellini tuvieron que centrarse en los dos delanteros centrales, dejando al descubierto a Cáceres y Grosso en el uno contra uno.
Es cierto que en la primera parte, con el 0-0 en el marcador, el equipo de Conte no creó más que una ocasión reseñable, pero es igualmente real que el 2-5 se fraguó, casi por casualidad, en los últimos minutos y sería un error escudarse en él. Porque con el marcador de 2-3, la Atalanta dio lo mejor de sí, creando excesivo peligro, gracias a una condición física superior a la de la Juventus, que parecía demasiado cansada. Especialmente Cannavaro, que ha perdido un poco del impetu con el que comenzó la temporada, pero que arregla sus defectos con unos excelente s sentido táctico y lectura del juego. Pero, como decíamos, el problema se centra, valga el juego de palabras, en los lados. Cáceres no es lateral. Ahí cumple, pero sin más, sufriendo. Los rivales buscan el perfil de banda y el uruguayo por ahí pierde siempre o casi. En la izquierda la situación de Grosso no es mucho mejor: impagable el desdoble ofensivo, aportando una vía más a la circulación de balón y ensanchando el equipo, pero en defensa le falta velocidad explosiva y le cuesta reaccionar, como vimos en el gol de Ceravolo (2-3).
Son detalles que el equipo está mejorando poco a poco. Por ejemplo, después de dos partidos espectaculares, Felipe Melo cayó en una fase de amnesia total, donde acostumbraba a regalar balones a los rivales y ahora se ha convertido en un gigante insuperable. Igual que Poulsen, que por fin demuestra quien es a los que no creyeron en él. Una garantía absoluta en la cobertura. Seguramente sean eso, pequeños detalles de un equipo que está formándose todavía. Pero detalles que no pueden dejarse en el aire, porque los títulos, para ganarlos, exigen tenerlo todo perfectamente atado.




1 comentarios:
me parece que quizas lo que mas se necesite para el proximo año sea un buen cenrtral, canna y legro estan un poquito viejos. aora si el equipo ataca + es logico q reciba + goles, no lo veo tan terrible.
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