La intrascendencia que se le suponía a esta Copa Confederaciones se ha visto rota por el descalabro histórico de Italia. No por la eliminación, sino por la forma en que se ha producido. En el fútbol, los cambios de ciclo se suelen producir de forma dramática, mandando el mensaje inequívoco de que no existe marcha atrás. En los últimos años vimos el fin del Dream Team de Cruyff en Atenas contra el Milan con un sonrojante 4-0 que desacreditó para siempre las teorías del trabajo del holandés, o el final de la era galáctica del Real Madrid en 2005 cayendo en la prórroga contra la Juventus en Delle Alpi. Italia ha caído en la fase de grupos habiendo conseguido ganar tan sólo a Estados Unidos y siendo humillada por Egipto; que será campeona de África, pero que ocupa el puesto 40 en el ranking Fifa, y Brasil. La derrota última es especialmente significativa por las formas, pero también por el fondo: el tres a cero. El año pasado Italia encajó otro doloroso 3-0 de Holanda en la Eurocopa. Había tardado veinticinco años en volver a recibir tres goles (desde Suecia en 1983); pero ayer la historia se repitió sólo un año después. Es sintomático; no casualidad.
En un año han disminuido veinticinco veces su rendimiento histórico. Algo que prueba que la tradición, por mucho que alguien se empeñe en mantenerla viva, ha muerto. El mismo equipo que ganó el Mundial hace tres años es un fracaso absoluto por edad, idea, concepción, juego y rendimiento. Pero de este tema, de la creación de este equipo, ya hemos hablado y debatido. Ahora hay que hablar de las repercusiones de la toma de decisiones incorrecta. Contra Egipto y Brasil, quedaron en evidencia todas las lagunas de un equipo que lleva meses mostrando síntomas de que su mejor tiempo ya pasó y que ya emergieron con fuerza en los primeros partidos que Italia jugó en Sudáfrica (remontadas 4-3 contra Nueva Zelanda y 3-1 contra Estados Unidos): el juego no fluye, la defensa no da ninguna seguridad, el centro está atascado, el ataque inmóvil... Errores en el juego que han llevado a los malos resultados que han provocado que las decisiones de Lippi hayan pasado de ser discutidas a directamente desechadas. Y todo esto, dejando claro que en este torneo, aunque meramente anecdótico, Italia hubiese quedado fuera después del segundo partido de no ser por la actuación de Rossi en el primer partido. Porque la realidad de Italia es así de triste. Desde hace más de dos años no (primero con Donadoni, después con Lippi) no ha jugado un partido satisfactoriamente desde el punto de vista del juego, ya no del espectáculo. Llegaron a la pasada Eurocopa con un remate de saque de esquina en el descuente; si no, se hubiesen quedado fuera tras no poder ganarle a Francia ninguno de los dos partidos de la clasificación. Ahora lideran su grupo de clasificación para el Mundial, pero jugando contra rivales modestísimos, uno de los grupos más fáciles no sólo de Europa, sino del mundo. Y contra equipos más 'acreditados', siendo generosos, como Bulgaria (23ª en el ranking Fifa) e Irlanda (34ª), sólo han logrado empatar, 0-0 y 1-1 en Sofia y Bari respectivamente. Por no hablar de la pírrica victoria en Chipre, marcando el gol de la victoria en el último minuto (1-2). En lo que va de 2009, se puede decir que sólo han jugado dos partidos serios: los dos contra Brasil, primero el amistoso en Londres del pasado febrero, y ayer en la Confederaciones. En ambos no aguantó ni media parte.
Todos estos datos (hechos tácitos, no opiniones), no obligan sino a renovar el equipo desde la próxima convocatoria de Italia (próximos 5 y 9 de septiembre juega en Georgia y contra Bulgaria), dando entrada a los nuevos jugadores que podrán dar la cara el próximo verano en Sudáfrica. Cierto, para eso lo primero es un cambio de mentalidad que no se atisba, pero, como ha dicho el propio presidente de la Figc, "Italia debe sacar el lado positivo de esta eliminación". Y ese no es otro que la remodelación del equipo. Después de la Confederaciones no valen ni se admiten excusas. Ni el campeonato es modesto, ni los jóvenes están faltos de preparación o rodaje (aunque ciertamente podrían tener más experiencia habiendo jugado estos tres partidos)., ni nada. La edad no es ninguna barrera; ni por defecto ni por exceso. En ataque piden sitio Pazzini, Cassano e incluso Balotelli y, sobre todo, Amauri, cuya nacionalización está a un paso. En el centro faltan D'Agostino (tiene 27 años), Marchisio, Aquilani y Cigarini. En defensa Motta, Santacroce, Bochetti, Criscito y De Ceglie. Y Marchetti en la portería. La único que puede dudar Lippi es a quien llamar y quien se tiene que quedar fuera. El cambio es obligado. La historia lo exige. De lo contrario, la tradición italiana corre el riesgo de convertirse en un dogma de fe.
En un año han disminuido veinticinco veces su rendimiento histórico. Algo que prueba que la tradición, por mucho que alguien se empeñe en mantenerla viva, ha muerto. El mismo equipo que ganó el Mundial hace tres años es un fracaso absoluto por edad, idea, concepción, juego y rendimiento. Pero de este tema, de la creación de este equipo, ya hemos hablado y debatido. Ahora hay que hablar de las repercusiones de la toma de decisiones incorrecta. Contra Egipto y Brasil, quedaron en evidencia todas las lagunas de un equipo que lleva meses mostrando síntomas de que su mejor tiempo ya pasó y que ya emergieron con fuerza en los primeros partidos que Italia jugó en Sudáfrica (remontadas 4-3 contra Nueva Zelanda y 3-1 contra Estados Unidos): el juego no fluye, la defensa no da ninguna seguridad, el centro está atascado, el ataque inmóvil... Errores en el juego que han llevado a los malos resultados que han provocado que las decisiones de Lippi hayan pasado de ser discutidas a directamente desechadas. Y todo esto, dejando claro que en este torneo, aunque meramente anecdótico, Italia hubiese quedado fuera después del segundo partido de no ser por la actuación de Rossi en el primer partido. Porque la realidad de Italia es así de triste. Desde hace más de dos años no (primero con Donadoni, después con Lippi) no ha jugado un partido satisfactoriamente desde el punto de vista del juego, ya no del espectáculo. Llegaron a la pasada Eurocopa con un remate de saque de esquina en el descuente; si no, se hubiesen quedado fuera tras no poder ganarle a Francia ninguno de los dos partidos de la clasificación. Ahora lideran su grupo de clasificación para el Mundial, pero jugando contra rivales modestísimos, uno de los grupos más fáciles no sólo de Europa, sino del mundo. Y contra equipos más 'acreditados', siendo generosos, como Bulgaria (23ª en el ranking Fifa) e Irlanda (34ª), sólo han logrado empatar, 0-0 y 1-1 en Sofia y Bari respectivamente. Por no hablar de la pírrica victoria en Chipre, marcando el gol de la victoria en el último minuto (1-2). En lo que va de 2009, se puede decir que sólo han jugado dos partidos serios: los dos contra Brasil, primero el amistoso en Londres del pasado febrero, y ayer en la Confederaciones. En ambos no aguantó ni media parte.
Todos estos datos (hechos tácitos, no opiniones), no obligan sino a renovar el equipo desde la próxima convocatoria de Italia (próximos 5 y 9 de septiembre juega en Georgia y contra Bulgaria), dando entrada a los nuevos jugadores que podrán dar la cara el próximo verano en Sudáfrica. Cierto, para eso lo primero es un cambio de mentalidad que no se atisba, pero, como ha dicho el propio presidente de la Figc, "Italia debe sacar el lado positivo de esta eliminación". Y ese no es otro que la remodelación del equipo. Después de la Confederaciones no valen ni se admiten excusas. Ni el campeonato es modesto, ni los jóvenes están faltos de preparación o rodaje (aunque ciertamente podrían tener más experiencia habiendo jugado estos tres partidos)., ni nada. La edad no es ninguna barrera; ni por defecto ni por exceso. En ataque piden sitio Pazzini, Cassano e incluso Balotelli y, sobre todo, Amauri, cuya nacionalización está a un paso. En el centro faltan D'Agostino (tiene 27 años), Marchisio, Aquilani y Cigarini. En defensa Motta, Santacroce, Bochetti, Criscito y De Ceglie. Y Marchetti en la portería. La único que puede dudar Lippi es a quien llamar y quien se tiene que quedar fuera. El cambio es obligado. La historia lo exige. De lo contrario, la tradición italiana corre el riesgo de convertirse en un dogma de fe.




3 comentarios:
¿Alguien sabe algo sobre Nedved y la Lazio? Según he leido, la Lazio lo quiere y el agente de Pavel da respuestas muy ambiguas, sin dejar nada claro.
A mi sinceramente, no me gustaria ver a Nedved en ningún otro equipo, prefiero que su último equipo sea la Juve, y más habiendo jugado tan bien esta temporada.
Saludos.
Ya ven por que insistía en que ni Dossena ni Grosso pára la juve, estos jugadores me parecen que no tienen el nivel para jugar en la Juve su participacion en esta copa fue patetica, un millon de veces mejor de cegli(que esta jugando muy bien en la sub 21) y tambien crisito no se que mas buscan.
atte: Leonel
esta claro que ha italia le hace falta del piero o un totti(pero este ya esta retirado) lo mejor seria sacar a montolivo que no corre es muy debil falla goles etc y a pepe que se muestra inseguro y muy cobarde y fallo muchas ocasiones tambien a toni no ha dado la talla en la seleccion y ya su mejor forma paso es hora de darle paso a d'agostino-del piero-cassano - pazzini ademas hay que sacar ya a zambrotta y poner en su lugar a motta o santacroce lippi debe arriesgarse y sacara estos abuelos que no hacen nada en la seleccion
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