La Juventus c'è. No como entidad que cotiza en bolsa, sino como equipo. Y está para luchar por el Scudetto, sin dudas; está preparada para la gran vuelta a la Champions contra el Zenit pasado mañana y, presumiblemente, estará preparada para el asalto al lugar más alto del fútbol continental. En el fondo, lo único que hemos hecho ha sido confirmar lo que todos sabíamos después del triste empate contra la Fiorentina y de dos semanas en las que todos los jugadores se han declarado dispuestos a luchar por lo máximo y hasta el final. Y así, para evitar que las palabras se queden sólo en eso, la Juventus ha buscado ser lo más directa posible, fuliminando al Udinese. La victoria (1-0) por la mínima es engañosa, porque la diferencia entre los equipos sobre el terreno de juego fue enorme. Si al gol de Amauri le añadimos el palo del propio brasileño (por poco), el tiro al larguero de Poulsen, otras cuatro ocasiones claras de gol y cero riesgos en la puerta de Buffon, la diferencia de un gol aún sabe a poco. No vamos a andarnos con sutilezas: el juego de la Juve puede no divertir, pero es un equipo muy fuerte y fiable. Y nuestro centro del campo es la imagen de ello, con Sissoko y Poulsen: altura, fuerza, ganas, resistencia. Es el resultado final y real del proyecto que esta directiva empezó con los pies en el suelo: si la Juventus no puede permitirse ciertos gastos, hay que fichar jugadores de garantías. No serán balones de oro, pero no paran de trabajar.
Volviendo al partido de ayer, es difícil poder decir quien ha estado más perjudicado por las bajas (por decisión técnica en la Juve: Legrottaglie, Molinaro, Del Piero y Trezeguet, que empezaron en el banquillo; obligadas las del Udinese: Zapata y Felipe). Si este partido se hubiese jugado con todo (y sin la cabeza en el Zenit), nos hubiese ofrecido algo más y, seguramente, distinto, pero sin sacar conclusiones sin ninguna lógica, la diferencia táctica, técnica y física que vimos ayer fue inmensa, hasta el punto de que el 0-0 con el que llegamos al descanso resultaba inexplicable. La Juventus encerró al Udinese en su campo, anestesiando las posibles acometidas del tridente Pepe-Quagliarella-Di Natale, mandando en el centro y creando una presión constante en el área rival que se transformaron en varias ocasiones claras de gol (y un gol dudosamente anulado a Iaquinta). El Udinese sólo podía mirar impotente, desarbolado, débil, desbordado, en nada parecido a la magnifica escuadra que en la primera jornada apisonó al Palermo y provocó el cese de Colantuono.
La Juve estuvo muy metida en el partido, muy concentrada, muy aplicada en los fundamentos tácticos, muy correcta, pero hubiese podido dar aún más. En el sentido de que no todos dieron todo lo que tienen dentro, o pueden, o saben: De Ceglie, que ayer jugó como lateral, pareció algo intimidado y no dio ninguna profundidad; Nedved, que estaba por delante de él, hizo menos desgaste de lo habitual, convirtiendo en nulo cualquier aporte desde la banda izquierda. En el centro, Poulsen dio la sensación de estar reservándose (a pesar del peligro que ello supone ante un rival de la categoria del Udinese) para el miércoles. Pero el sistema defensivo de la Juventus es tan compacto, que, aún sin dar el máximo, es casi perfecto. A Chiellini, que entraba en el equipo tras su (más corta de lo esperada) lesión, le ha permitido volver a adaptarse al puesto y al juego con total tranquilidad.
La Juventus atacando y el Udinese incapaz de levantarse fueron la constante del partido. Y cuando la sombra de otro increible empate sobrevolaba la mente de cualquier bianconero, llegó el gol de Amauri: minuto 22 de la reanudación. Un disparo corto y raso que liberó fantasias grandilocuentes y alejó miedos bajos. Un gol de pura justicia. Porque no ganar ayer hubiese sido más doloroso que el maldito empate contra la Fiorentina en la primera jornada.
Volviendo al partido de ayer, es difícil poder decir quien ha estado más perjudicado por las bajas (por decisión técnica en la Juve: Legrottaglie, Molinaro, Del Piero y Trezeguet, que empezaron en el banquillo; obligadas las del Udinese: Zapata y Felipe). Si este partido se hubiese jugado con todo (y sin la cabeza en el Zenit), nos hubiese ofrecido algo más y, seguramente, distinto, pero sin sacar conclusiones sin ninguna lógica, la diferencia táctica, técnica y física que vimos ayer fue inmensa, hasta el punto de que el 0-0 con el que llegamos al descanso resultaba inexplicable. La Juventus encerró al Udinese en su campo, anestesiando las posibles acometidas del tridente Pepe-Quagliarella-Di Natale, mandando en el centro y creando una presión constante en el área rival que se transformaron en varias ocasiones claras de gol (y un gol dudosamente anulado a Iaquinta). El Udinese sólo podía mirar impotente, desarbolado, débil, desbordado, en nada parecido a la magnifica escuadra que en la primera jornada apisonó al Palermo y provocó el cese de Colantuono.
La Juve estuvo muy metida en el partido, muy concentrada, muy aplicada en los fundamentos tácticos, muy correcta, pero hubiese podido dar aún más. En el sentido de que no todos dieron todo lo que tienen dentro, o pueden, o saben: De Ceglie, que ayer jugó como lateral, pareció algo intimidado y no dio ninguna profundidad; Nedved, que estaba por delante de él, hizo menos desgaste de lo habitual, convirtiendo en nulo cualquier aporte desde la banda izquierda. En el centro, Poulsen dio la sensación de estar reservándose (a pesar del peligro que ello supone ante un rival de la categoria del Udinese) para el miércoles. Pero el sistema defensivo de la Juventus es tan compacto, que, aún sin dar el máximo, es casi perfecto. A Chiellini, que entraba en el equipo tras su (más corta de lo esperada) lesión, le ha permitido volver a adaptarse al puesto y al juego con total tranquilidad.
La Juventus atacando y el Udinese incapaz de levantarse fueron la constante del partido. Y cuando la sombra de otro increible empate sobrevolaba la mente de cualquier bianconero, llegó el gol de Amauri: minuto 22 de la reanudación. Un disparo corto y raso que liberó fantasias grandilocuentes y alejó miedos bajos. Un gol de pura justicia. Porque no ganar ayer hubiese sido más doloroso que el maldito empate contra la Fiorentina en la primera jornada.




4 comentarios:
La verdad es que vi una Juve muy compacta, muy agresiva y muy bien situada en el campo.
GRYGERA y sobretod Camoranesi llevaron peligro por el lado derecho.
En la defensa no ubo problemas mas que nada por que el Udinese no salio de su campo.
Se quedo corto el resultado tras tantas ocasiones falladas por Iaquinta y Amauri, que estubieron muy bien haciendo un gran partido.
un saludo
muy buen equipo tiene la juve este año y creo que quedará primero en el grupo de la champions....
muy buen blog...
http://detallesdelbalon.blogspot.com/
saludos
me gustaria un intercambio de links....respondeme en mi blog...
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saludos
Todo se puede cuando se habla de la Juve. Champions & Scudetto? Si Puo FARE!!!
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