Del Piero al palo. Es el único titular que admite la crónica del partido que ayer jugó (por utilizar algún verbo) en Génova. Una Juventus que no lo hace mal, pero que tampoco convence, que puede ganar, pero no sabe sacar partido al esfuerzo que realiza. Esa es la radiografia del equipo que ayer no pudo ganar a una Sampodria en crisis, victima de sus defenctos estructurales, como la falta de un delantero centro que acompañe a Cassano. De un equipo que no jugaba bien, pero que ganaba gracias a su fortaleza física y mental, pero que ahora ya sólo juega mal. Porque lo que vimos ayer era la senda de un camino que empezó contra el Zenit, siguió en Cagliari y continuó contra el Catania. Sólo que en Champions y en Cerdeña la realidad fue encubierta por los golazos de Del Piero y Amauri, mientras que en Génova nadie ha podido disimular. Y por poco (por una parada de Manninger en el segundo minuto del descuento a disparo de Dessena) no hablamos de una derrota y de una situación mucho más grande.
Hay quien defiende que la Juventus no pierde, pero resulta difícil de creer las palabras y los gestos de alegría de Mellberg y Chiellini. Vale, el sistema defensivo de la Juventus ha mejorado mucho, y es realmente difícil que alguien se acerque a la portería (aunque también hay que tener en cuenta que ayer la Sampodria tuvo la misma incidencia que el impacto de una pluma contra un muro), pero para alguien que quiere luchar por el Scudetto es un argumento poco convincente y siempre hay que ir a por la victoria. Por el rival que había enfrente (que estaba haciendo lo que estaba haciendo) y por la posición en la tabla clasificatoria, que, aunque Ranieri diga que no le importa, es lo que cuenta: si esta noche el Inter ganase el derbi de Milan, la ventaja que tienen sobre nosotros se doblaría, de dos a cuatro puntos. No le otorgaría al Inter la posición de inalcanzable, pero sí abriría una hemorragia de puntos que tendría que ser rápidamente taponada para no llegar al partido contra el Inter sin posibilidades reales de Scudetto. ¿Quién lo iba a decir después de una espectacular vuelta a la Champions contra el Artmedia y un empate que quedó corto en Florencia? Reflexiones inútiles, sí, pero que surgen a raíz de la empanada que la Juve ha cogido en los últimos partidos, como si la ventaja de tener un equipo más entrenado y rodado para poder jugar la previa de la Champions se hubiese esfumado ya. En ese caso, Ranieri debería preocuparse, y mucho. Porque su equipo no sabe hilvanar jugadas de ataque, no aprovecha las bandas, es previsible y, encima, ahora no marca goles. Algún detalle de Del Piero y un disparo al palo del propio capitán son el recuento de los ataques de ayer de la Juventus. Nada más. Tanto que la Samp, que ayer salió frenada, victima de sus propios miedos, acabó el partido jugando en el área de Manninger. Aunque esto es más una anécdota que algo que tengamos que tomar en serio.
De todas maneras, también hay que tener en cuenta que la Sampdoria no es un rival cualquiera y que Marassi es un campo difícil de donde el Inter no salió victorioso y consiguió un empate tan o más desquiciante como el de ayer. De la misma manera tenemos que pensar que ayer hubo una serie de casualidades que condenaron al equipo: ninguno de los pesos pesados estuvo a buen nivel. Un Chiellini tan flojo no lo habíamos visto nunca, un Camoranesi tan impreciso no tiene antecedentes recientes, igual que Amauri o Poulsen, que jugaron, posiblemente, su peor partido desde que están en la Juve. Aunque por la cabeza de todos pasa que con un uso más inteligente de las sustituciones, el partido hubiese podido salir de la nada en la que se había metido: el único cambio (Iaquinta por Del Piero a 15' del final) fue totalmente improductivo. En el banquillo se quedó, por ejemplo, Giovinco, el hombre que, en principio, tenía la misión (reconocida públicamente) de cambiar el rumbo de partidos atascados con su clase imberbe. Y el hombre que posiblemente, a la vista de los resultados, tenga que abandonar ese papel para pasar a ser protagonista. Porque el equipo se encuentra en una situación en la que el talento ya no es un lujo o una alternativa, sino una necesidad.
El equipo de Walter Mazzarri cometió el pecado original de no fichar un delantero de verdad este verano, alguien que acompañe a Cassano. Ahora juega Delvecchio, un centrocampista que por su estatura alguien ha creido que puede rendir ahí. Para colmo de males, se lesionó Palombo, el regista del equipo (que si bien no es un crack, a la Juve le bastaría), cosa que puede traer consecuencias nefastas para el futuro del equipo, porque todo pasa por sus pies. Con todo esta situación, la Sampdoria hizo lo que pudo y lo que debía: defender bien atrás y encomendarse a una magia de Cassano. Atacó al final, cuando la Juve ya había dado el partido por perdido y el empate como válido. En un corner estuvo a punto de marcar Dessena, precisamente el sustituto de Palombo, pero la derrota la evitó Manninger. Quizá por eso la alegría de algunos jugadores, que celebraban el no haber perdido. Para ser grandes hacen falta más cosas. Principalmente, celebrar otras cosas.
Hay quien defiende que la Juventus no pierde, pero resulta difícil de creer las palabras y los gestos de alegría de Mellberg y Chiellini. Vale, el sistema defensivo de la Juventus ha mejorado mucho, y es realmente difícil que alguien se acerque a la portería (aunque también hay que tener en cuenta que ayer la Sampodria tuvo la misma incidencia que el impacto de una pluma contra un muro), pero para alguien que quiere luchar por el Scudetto es un argumento poco convincente y siempre hay que ir a por la victoria. Por el rival que había enfrente (que estaba haciendo lo que estaba haciendo) y por la posición en la tabla clasificatoria, que, aunque Ranieri diga que no le importa, es lo que cuenta: si esta noche el Inter ganase el derbi de Milan, la ventaja que tienen sobre nosotros se doblaría, de dos a cuatro puntos. No le otorgaría al Inter la posición de inalcanzable, pero sí abriría una hemorragia de puntos que tendría que ser rápidamente taponada para no llegar al partido contra el Inter sin posibilidades reales de Scudetto. ¿Quién lo iba a decir después de una espectacular vuelta a la Champions contra el Artmedia y un empate que quedó corto en Florencia? Reflexiones inútiles, sí, pero que surgen a raíz de la empanada que la Juve ha cogido en los últimos partidos, como si la ventaja de tener un equipo más entrenado y rodado para poder jugar la previa de la Champions se hubiese esfumado ya. En ese caso, Ranieri debería preocuparse, y mucho. Porque su equipo no sabe hilvanar jugadas de ataque, no aprovecha las bandas, es previsible y, encima, ahora no marca goles. Algún detalle de Del Piero y un disparo al palo del propio capitán son el recuento de los ataques de ayer de la Juventus. Nada más. Tanto que la Samp, que ayer salió frenada, victima de sus propios miedos, acabó el partido jugando en el área de Manninger. Aunque esto es más una anécdota que algo que tengamos que tomar en serio.
De todas maneras, también hay que tener en cuenta que la Sampdoria no es un rival cualquiera y que Marassi es un campo difícil de donde el Inter no salió victorioso y consiguió un empate tan o más desquiciante como el de ayer. De la misma manera tenemos que pensar que ayer hubo una serie de casualidades que condenaron al equipo: ninguno de los pesos pesados estuvo a buen nivel. Un Chiellini tan flojo no lo habíamos visto nunca, un Camoranesi tan impreciso no tiene antecedentes recientes, igual que Amauri o Poulsen, que jugaron, posiblemente, su peor partido desde que están en la Juve. Aunque por la cabeza de todos pasa que con un uso más inteligente de las sustituciones, el partido hubiese podido salir de la nada en la que se había metido: el único cambio (Iaquinta por Del Piero a 15' del final) fue totalmente improductivo. En el banquillo se quedó, por ejemplo, Giovinco, el hombre que, en principio, tenía la misión (reconocida públicamente) de cambiar el rumbo de partidos atascados con su clase imberbe. Y el hombre que posiblemente, a la vista de los resultados, tenga que abandonar ese papel para pasar a ser protagonista. Porque el equipo se encuentra en una situación en la que el talento ya no es un lujo o una alternativa, sino una necesidad.
El equipo de Walter Mazzarri cometió el pecado original de no fichar un delantero de verdad este verano, alguien que acompañe a Cassano. Ahora juega Delvecchio, un centrocampista que por su estatura alguien ha creido que puede rendir ahí. Para colmo de males, se lesionó Palombo, el regista del equipo (que si bien no es un crack, a la Juve le bastaría), cosa que puede traer consecuencias nefastas para el futuro del equipo, porque todo pasa por sus pies. Con todo esta situación, la Sampdoria hizo lo que pudo y lo que debía: defender bien atrás y encomendarse a una magia de Cassano. Atacó al final, cuando la Juve ya había dado el partido por perdido y el empate como válido. En un corner estuvo a punto de marcar Dessena, precisamente el sustituto de Palombo, pero la derrota la evitó Manninger. Quizá por eso la alegría de algunos jugadores, que celebraban el no haber perdido. Para ser grandes hacen falta más cosas. Principalmente, celebrar otras cosas.




3 comentarios:
Después de ver el partido, y otros de semanas atras, mi impresión es que este equipo no termina de jugar al 100%. Tienen calidad para hacer mucho más, además, no se puede vivir eternamente del gran DeL Piero, está claro que aunque pocas, pero no siempre va a estar ahí.
Saludos.
Vi el partido en la 2 Christian. No me gustó la Juve. La verdad es que tu post es muy preciso: los pesos pesados, léase Chiellini, Camoranesi, Poulsen o Amauri no estuvieron acertados.
Pero como bien tú apuntas, tampoco el Inter ganó en Malassi.
Un abrazo, amigo.
Alex y Ranieri pueden discutir, pero sabemos que Del Piero es una legenda, y hoy casi le salva el día a Ranieri.
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