El martes, cada uno que esté leyendo estás líneas, seguro que descubrió algo que jamás pensó que le podría pasar con el amor de la Juventus de por medio: descubrió que es posible emocionarse en la periferia del fútbol, en un estadio pequeño, contra un equipo muy modesto, en un partido sin historia ni emoción. Que es posible emocionarse con un empate que no valía para nada en Bratislava, porque desde ahí la Juve vuela ahora hacia Madrid, Barcelona, Londres o Manchester, las capitales del fútbol, perdidas durante dos años y reencontradas ahora para poder reconquistar Roma y, como en el '96, levantar allí la Champions.
Era fácil emocionarse, porque en el campo del Artmedia la Juventus dio por terminado un periodo en el que ha pagado una multa desmedida, lleno de amarguras, llantos e injusticias, domingos melancólicos de Serie B, miércoles sin sentido ante el televisor. Y ahora todo ha terminado, la Juve se ha rebelado (más de lo esperado) y ha conseguido renacer, devolver la historia a su lugar y la sonrisa a millones de aficionados.
Sólo hace dos años (parece el paleolítico), la Juve se preparaba para el debut en Rimini. De cero, con nu nuevo equipo. Sin Capello, ni Ibrahimovich, Cannavaro, Emerson, Vieira, Thuram o Zambrotta. Pero con Del Piero, Buffon, Nedved, Trezeguet y Camoranesi: nuestros ídolos, que decidieron quedarse para echar una mano en el momento más difícil de la historia del equipo, para reconstruir, con una directiva renovada, todo el equipo sobre las cenizas aún calientes del Calciopoli.
Estaban todos el martes, o en el campo o en el banquillo, contentos por haber mantenido y cumplido su promesa y ansiosos por comenzar un nuevo ciclo victorioso, ayudados por los nuevos que han venido a dar aún más fuerza al proyecto y ser aún más competitivos, para aúnar tradición y ambición en un mismo equipo. Nos emocionamos, a pesar de ser en un partido sin importancia, con el primer gol en un partido oficial de Amauri, símbolo de un gran proyecto técnico muy ambicioso. También hay que destacar por su significado, el cambio entre Nedved y Giovinco, símbolo de dos Juventus: la vieja, que ha sabido reponerse y la nueva, que quiere dominar en Europa, como antes.
Aún así, aunque nos emocionamos, el equipo volvió a dejar las dudas que siempre ha dejado en los días clave. Se cierra el periodo negro. La Juve pasa de jugar en el estadio Matusa de Frosinone a Old Trafford o el Santiago Bernabéu. Pero que nadie se equivoque, antes habrá que pasar por el Franchi el domingo. Y ahí ya hará falta otra Juve. Que nos vuelva a emocionar.
Era fácil emocionarse, porque en el campo del Artmedia la Juventus dio por terminado un periodo en el que ha pagado una multa desmedida, lleno de amarguras, llantos e injusticias, domingos melancólicos de Serie B, miércoles sin sentido ante el televisor. Y ahora todo ha terminado, la Juve se ha rebelado (más de lo esperado) y ha conseguido renacer, devolver la historia a su lugar y la sonrisa a millones de aficionados.
Sólo hace dos años (parece el paleolítico), la Juve se preparaba para el debut en Rimini. De cero, con nu nuevo equipo. Sin Capello, ni Ibrahimovich, Cannavaro, Emerson, Vieira, Thuram o Zambrotta. Pero con Del Piero, Buffon, Nedved, Trezeguet y Camoranesi: nuestros ídolos, que decidieron quedarse para echar una mano en el momento más difícil de la historia del equipo, para reconstruir, con una directiva renovada, todo el equipo sobre las cenizas aún calientes del Calciopoli.
Estaban todos el martes, o en el campo o en el banquillo, contentos por haber mantenido y cumplido su promesa y ansiosos por comenzar un nuevo ciclo victorioso, ayudados por los nuevos que han venido a dar aún más fuerza al proyecto y ser aún más competitivos, para aúnar tradición y ambición en un mismo equipo. Nos emocionamos, a pesar de ser en un partido sin importancia, con el primer gol en un partido oficial de Amauri, símbolo de un gran proyecto técnico muy ambicioso. También hay que destacar por su significado, el cambio entre Nedved y Giovinco, símbolo de dos Juventus: la vieja, que ha sabido reponerse y la nueva, que quiere dominar en Europa, como antes.
Aún así, aunque nos emocionamos, el equipo volvió a dejar las dudas que siempre ha dejado en los días clave. Se cierra el periodo negro. La Juve pasa de jugar en el estadio Matusa de Frosinone a Old Trafford o el Santiago Bernabéu. Pero que nadie se equivoque, antes habrá que pasar por el Franchi el domingo. Y ahí ya hará falta otra Juve. Que nos vuelva a emocionar.




3 comentarios:
Caray Christian, no se como considerarte, ademas de sabio, ahora profeta y más que un orador; llegas al alma y corazon de cualquier Juventino, por muy poco que escribas. Forza Sempre Juve!. A ganarle al Real Madrid, a ganarse Europa.
Nos veremos las caras de nuevo. Espero que está vez no sea como en 2005 y os pasemos por encima.
Un saludo desdelacibeles.blogspot.com
Buen post de renacimineto.
Saludos porteños.
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